Cómo viven los “ball kids” la experiencia en el Challenger de Tucumán

Los famosos alcanza pelotas tienen un rol nada menor en el torneo que se disputa en Lawn Tennis.

Cómo viven los “ball kids” la experiencia en el Challenger de Tucumán Omar Rasjido / AAT

Durante toda la semana, el movimiento en el Lawn Tennis fue incesante. Claro, el Challenger de tenis que allí se está disputando así lo requiere. Integrantes de la organización, jugadores, entrenadores y árbitros van de acá para allá. Y también, un grupo conformado por niños, adolescentes y hasta algunos adultos, que usa la misma indumentaria: los “ball kids” (los famosos alcanza pelotas).

Su rol no es para nada menor. Son ellos, en parte, los encargados de agilizar el juego y de brindarle mayores comodidades a los tenistas dentro de la cancha. Corriendo de un lado al otro para agarrar las pelotas que quedan sueltas y pasándoselas a los jugadores que las requieran. Esa es una tarea que muchos podrían considerar tediosa y exigente, pero que quienes la llevan adelante la cumplen con alegría y entusiasmo. Aun cuando es un “trabajo” voluntario por el que no perciben dinero alguno (aunque sí se les brindan algunos beneficios como las comidas durante el día y la indumentaria marca Fila, que es la firma que viste a la Asociación Argentina de Tenis y que luego del torneo queda en su poder).

Claro; la gran mayoría de los que se ofrecieron para cumplir el rol de “ball kid” lo hizo motivado por el amor y la pasión que sienten por el tenis. Casi todos ellos practican el deporte; y tener la experiencia de compartir con jugadores profesionales, a quienes en muchos casos vieron antes por TV, es un gran incentivo.

“Es una linda experiencia, divertida. Ves el partido de manera distinta y estas atento a otras cosas”, le cuenta a LA GACETA Luciano Leal, uno de los alcanza pelotas más “veteranos” ya que cumple ese rol desde el ITF femenino que se disputó en febrero de 2022, también en Lawn Tennis, y que inauguró el ciclo de torneos profesionales que se vienen realizando en Tucumán. Leal, además, debe encontrar la forma de conjugar por esta semana su rol en el torneo con su vida universitaria (estudia ingeniería). “Vuelvo a mi casa, me baño y me voy a clases”, revela.

“Escuchás a los jugadores cómo están viviendo el partido y los ves más de cerca. Es otra perspectiva”, coincide Natalia Barceló, que jugó la qualy del W25 de 2023 en Lawn Tennis, pero que también es alcanzapelotas desde el primer torneo. “Está bueno hacerlo desde otro lado; no sólo verlo desde afuera. Es estar en contacto también con los árbitros, los jueces de línea…”, completa. “Podés ver cómo se contactan los compañeros de dobles, cómo juegan”, acota Mariano Iturre, de 13 años.

“Es muy flashero tener a tus ídolos al lado; que terminen de jugar y hablen con vos. Nosotros podamos pedirles su firma o alguna cosita de ellos. Además, participar para la Asociación Argentina de Tenis es un honor”, señala por su parte Joaquín Cartes, de 18 años, que está teniendo su primera experiencia como ball boy.

Justamente esa posibilidad de compartir cancha con sus ídolos es una gran motivación. “Fue buenísimo ver a Genaro Olivieri que estuvo en Roland Garros y ahora lo tenemos acá”, subraya Barceló. “A Renzo Olivo, (Andrea) Collarini ya los conocía”, indica Leal; mientras que Cartes dice ser seguidor de Mariano Kestelboim y del uruguayo Ignacio Carou.

Aunque la pasión por el tenis es el principal motor de los voluntarios para ser alcanza pelotas, no es el único. Así lo explica Bárbara Ledezma, una de las encargadas de coordinar las tareas del grupo.

“Algunos lo hacen porque aman el tenis; otros porque tenían curiosidad. Hay chicos de la facultad (de educación física), por ejemplo, que han visto la teoría pero nunca habían visto un partido profesional en la práctica y tenían curiosidad de saber cómo se manejaban estos torneos internacionales”, detalla Ledezma, que también coincide con la motivación que significa para los más chicos compartir tiempo y espacio con jugadores profesionales. “Para ellos también es un sueño tener un jugador profesional que les pide la pelota, que les habla, que los aconseja. Muchos de los chicos están empezando a competir, entonces para ellos estos tenistas son un ejemplo. Como motivación, está buenísimo”, apunta.

Cómo viven los “ball kids” la experiencia en el Challenger de Tucumán Omar Rasjido / AAT

Más allá del disfrute, la tarea no es sencilla. Con los jugadores y las autoridades apremiando durante los partidos no hay lugar para grandes dudas, ni para desatenciones. “No es fácil porque hay que tener mucha comunicación. Las personas que entran a la cancha tienen que tener comunicación no verbal entre ellos, con el árbitro que los va acomodando según lo que se necesita en la cancha y con los tenistas que le piden la pelota de cierto modo, más rápida o más lenta. Hay que estar atentos y muy predispuestos”, remata Ledezma.

Justamente por esa razón hubo capacitaciones previas al torneo para quienes están teniendo su primera experiencia como alcanza pelotas. “Hicieron dos días de capacitaciones y de prácticas en la cancha”, consigna Bárbara.

El “plantel” de los alcanza pelotas estuvo compuesto por 32 personas. “Al ser tan largo el torneo, uno entiende que todos tienen otros compromisos. Entonces uno intenta acomodar al horario de ellos para que esto sea también un disfrute y que no sea tan cansador. La idea era que puedan estar, ver partidos, participar, pero que no dejen de ir al colegio y de cumplir con sus obligaciones”, remata Ledezma.

Aunque no se llevarán los flashes que apuntan principalmente a los tenistas, los alcanza pelotas cumplen con una labor tan sacrificada como importante. Con la pasión y el amor por el tenis como combustible y con la ilusión de poder algún día, ser ellos quienes estén del otro lado, con la raqueta en mano.

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