En un partido emotivo, Estudiantes derrotó a Vélez por penales, y se consagró campeón de la Copa de la Liga

El "pincha", que comenzó ganando en los 90 pero no lo pudo aguantar, se impuso gracias a la gran actuación de su arquero Mansilla, y sumó un nuevo trofeo.

En un partido emotivo, Estudiantes derrotó a Vélez por penales, y se consagró campeón de la Copa de la Liga Foto: 0221.com.ar

Van 24 minutos del complemento. El estadio Madre de Ciudades está a punto de ebullición, el griterío es infernal. Vélez juega con 10 jugadores desde hace 12 minutos y pasó de estar 0-1 a igualar el partido con un jugador menos gracias a una genialidad de Alejo Sarco, que en la primera pelota que tocó hizo un golazo.

El resultado le queda bien al partido y los jugadores de Eduardo Domínguez –que ganaban desde los 14 del primer tiempo –gol de Eros Mancuso- están aturdidos. Una pelota larga de Claudio Aquino cayó a espaldas de Benedetti, y cuando Thiago Fernández se perfilaba para dar vuelta el resultado, el defensor del “pincha” lo bajó en la puerta del área y sin necesidad que Nicolás Ramírez le muestre la roja, enfiló para el vestuario. Lo que valió esa tarjeta.

Retrocedamos en el tiempo: desde el pitazo inicial el partido fue frenético. La final se jugó con los dientes apretados, pero con momentos de buen fútbol. Y en el balance general el que hizo mejor las cosas a lo largo de los 90 minutos fue Vélez. El equipo de Gustavo Quinteros controló siempre la pelota y tuvo las situaciones más claras. Que el “pincha” se haya puesto en ventaja a los 14 de la primera parte fue gracias a la efectividad y a la mística del equipo. Es que hasta ese momento, el que había estado cerca de abrir el marcador había sido Vélez con dos jugadas muy claras de Christian Ordóñez, a los 6’ y a los 11’, primero con un remate infernal que explotó en el ángulo superior derecho de Mansilla que sólo atinó a mirar. La otra que tuvo el volante fue un disparo cruzado que se fue desviado.

El buen momento de Vélez se explica por el nivel que mostró Agustín Bouzat, que en sus inicios fue un extremo picante con un 1vs1 indescifrable, pero que desde la llegada de Quinteros, se reinventó como volante central y en la final fue uno de los mejores, incansable, solidario y criterioso con la pelota en los pies. En el “pincha”, se puede destacar la voluntad de Enzo Pérez, José Sosa y los intentos aislados de Edwin Cetré que estuvo controlado por la defensa del “fortín”, por eso, Tomás Marchiori prácticamente fue un espectador de lujo hasta los penales. Es que Estudiantes, fiel a estilo fue pura efectividad y marcó en la única chance que generó.

Hasta este partido decisivo, Sarco tenía disputado apenas 46 minutos en primera y un polémico gol anulado en la serie con Godoy Cruz, donde había ingresado sobre el final y en la primera que tuvo había marcado, pero a instancia del VAR, el gol no fue convalidado. Esta vez su ingreso tuvo resultados similares a aquella noche de San Luis, en su primera intervención fue habilitado por Thiago Fernández y encaró escondiendo el tiro al arco hasta que encontró el lugar y no perdonó. Golazo. La segunda que fue habilitado fue ya en el tiempo extra. Control orientado, media vuelta y al arco desde afuera. Cerca. A prestarle atención a este delantero que ya tuvo buenas participaciones en las selecciones juveniles.

La tercera fue un cabezazo que cayó en las manos de Mansilla, pero el delantero  aprovechó cada una de sus intervenciones. Así como lo hizo Álvaro Montoro. Pese a su corta edad, 17 recién cumplidos, el tucumano jugó con inteligencia cada vez que le llegó la pelota, generando algunas infracciones y ayudando por su banda en la marca a García. Lamentablemente su partido quedará marcado por su fallido remate en la tanda de penales.

Los 30 minutos extras fueron totalmente diferentes a los 90 minutos del tiempo regular. Esta vez ambos cuidaron, inteligentemente, la pelota, con transiciones lentas y sin dejar espacios en el fondo. Salvo por algunas corridas de Cetré, no hubo peligro en los arcos y el 1-1 no se movió del marcador.

Así, como en semifinales, la definición tuvo que ir a los penales. Marchiori tuvo revancha contra Mancuso y contuvo el segundo de la tanda y también atajo el remate de Ascacibar; sin embargo la gloria fue de Mansilla: el santiagueño se hizo gigante en su tierra, y atajó los penales de García, Montoro y Cáseres, para darle a Estudiantes un nuevo título.

El “pincha” lo empezó y terminó ganando a lo Estudiantes, no lució pero tuvo el pragmatismo que lo acompañó en su historia y por eso se colgó la medalla de campeón, justo cuando la discusión de las SAD está al rojo vivo y Juan Sebastián Verón se encuentra enfrentado con la AFA. El “león” viajó a Santiago del Estero, la tierra por adopción de Pablo Toviggino y se llevó la copa, que fue entregada por el mismísimo Claudio Tapia, que durante el partido recibió algunos cánticos por parte de las dos hinchadas.

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