Los Juegos Olímpicos, a pesar de su ideal de concordia y deportividad, no escaparon a la influencia de la política internacional durante la tensa época de la Guerra Fría. En los años finales de la década de 1970 y principios de los 80, el mundo se encontraba dividido entre dos grandes bloques ideológicos: el capitalismo representado por Estados Unidos y sus aliados, y el socialismo-comunismo liderado por la Unión Soviética.
La rivalidad entre estas dos potencias, que se había manifestado con la carrera espacial y en otros ámbitos, encontró un nuevo campo de competencia en el deporte. Los Juegos Olímpicos se convirtieron en un escenario más de confrontación política, como quedó evidenciado en el boicot promovido por la Unión Soviética a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984.
Para comprender el trasfondo de esto, es necesario retroceder cuatro años, hasta los Juegos de Moscú 1980. En aquel entonces, la Unión Soviética, que había dominado las dos ediciones anteriores de los Juegos, se encontraba involucrada en el conflicto armado de Afganistán en apoyo a las fuerzas comunistas locales.
Como protesta por esta intervención militar, Estados Unidos y otros 66 países decidieron no participar de los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980. Esta medida simbólica buscaba condenar la actuación soviética en Afganistán y mostrar solidaridad con el pueblo afgano. A pesar de esto, algunos atletas de los países que no participaban compitieron bajo la bandera olímpica, en lugar de representar a sus naciones.
Como resultado, en los Juegos de 1980 participaron solo 80 países, en su mayoría afines a la ideología soviética o pertenecientes a estados satélites. Esto sentó un precedente que sería recordado cuatro años después, cuando la Unión Soviética decidió tirar abajo los Juegos de Los Ángeles 1984, en respuesta a lo ocurrido en 1980.
La URSS inicia el boicot
La Unión Soviética anunció oficialmente su ausencia en los Juegos de 1984 alegando preocupaciones por la seguridad de sus atletas y acusaciones de un supuesto complot contra el bloque socialista.
El Comité Olímpico Internacional, presidido por Juan Antonio Samaranch en aquel entonces, desestimó las razones de seguridad esgrimidas por la URSS y calificó el problema como un conflicto político. A pesar de los intentos de persuasión del COI, la Unión Soviética y otros 14 países aliados decidieron no participar en Los Ángeles 1984.
Organización de los Juegos de la amistad
La respuesta soviética no se limitó solo a levantar su participación. Para contrarrestar la cita olímpica en suelo estadounidense, la URSS organizó los llamados "Juegos de la Amistad". Esta competición, que se celebró entre el 2 de julio y el 16 de septiembre de 1984, contó con la participación de 48 países y unos 2.500 atletas.
Aunque la URSS aseguró que los "Juegos de la Amistad" no pretendían sustituir a los Juegos Olímpicos, la competición se convirtió en una muestra más de la rivalidad política y deportiva entre los bloques ideológicos. A pesar de la ausencia de algunas potencias deportivas, la Unión Soviética dominó ampliamente el medallero, demostrando su capacidad atlética y su determinación en la arena internacional.