09 Mayo 2024

Desde siempre pensé que un ser humano sin sueños es un arbusto porque todos tenemos, tuvimos o tendremos un sueño. Yo tengo uno. Es el mismo desde hace mucho, mucho tiempo.  Bueno, ya habrá oportunidad para que se lo cuente si es que no huyó en busca de algo más interesante para leer en el diario. Mientras eso ocurre le contaré sobre los sueños de un escritor y de un cineasta. Lo admito ante usted. Me gustaría tener el talento de un Gabriel García Márquez para sorprenderle con algo superlativo como “Ojos de perro azul”. Pero lo mío es un sueño como el que vive la pareja del cuento. Es la historia de un hombre y una mujer que se encuentran en los sueños gracias a una frase: “Ojos de perro azul”. Es la clave que usan los personajes a lo largo de los sueños. Pero al despertar el hombre no recuerda nada, mientras que ella prosigue por todos lados diciendo y escribiendo esa frase buscando desesperadamente al hombre que se la dijo. Exquisito como el que sigue. No sé si usted se acuerda del cuadro “Trigal con cuervos” de Vincent Van Gogh. Forma parte de “Cuervos”, uno de los ocho episodios que componen “Los sueños de Akira Kurosawa”, un filme rodado en un lejano 1990 por el cineasta japonés. En él un estudiante de arte fascinado como yo por la obra del maestro holandés mira el cuadro que da nombre al episodio tras hacerlo previamente con otros. En el sueño el joven ingresó a una de las obras y las va recorriendo mientras busca a su autor. Lo divisa e intenta hablar con él mientras pinta. Van Gogh, interpretado nada menos que otro grande del cine como Martin Scorsese, va perdiéndose por el horizonte, desapareciendo en el cuadro ante una nube de cuervos. Kurosawa, según lo confesó en un reportaje, siempre quiso ser pintor pero desistió tras comprobar que no podía convertirse en un émulo de quienes admiró hasta sus últimos días. Con la ayuda de la tecnología sí pudo hacer realidad uno de sus sueños. Lo conoció a Van Gogh. Es maravilloso y todos deberíamos poder hacer realidad los sueños ¿no le parece a usted? Sí, todos por más alejados de la realidad que estos fueran. Como ganar la lotería y convertirse en millonario o pasearse con la mujer que soñó y que se casó con otro un día de verano por Capri. O filmar con un director famoso, ganar un Oscar, tener intimidad con la actriz que tiene de fondo de pantalla en la computadora o ingresar al campo faltando cinco minutos en reemplazo de Messi y convertir el gol del triunfo. Sueños. Sueños que la gente sueña. Pero, termina la carta y no le conté el mío. Nada extravagante ni snob: sólo quiero cerrar los ojos y al abrirlos al rato encontrarme en un país de gente sensata en el gobierno. Que se haya encontrado la vacuna para tener anticuerpos contra los mitómanos, los delincuentes, los corruptos, los ineptos, delirantes y mentirosos que se perpetúan en el poder. Descubrir y sobresaltarme porque hoy se hacen cargo de sus actos, que admiten errores, que un día se decidieron a llamar y dar cabida a los mejores en lugar de sus parientes analfabetos. Ya sé que es imposible y que jamás lo veré pero no quiero transformarme en un arbusto y no dejaré de soñar.

Jorge C. Álvarez                                 

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