“¿Qué hacemos?” La pregunta circuló en el principal despacho de la Casa de Gobierno desde que se viralizaron las imágenes de los jóvenes estudiantes en una gresca callejera a plena luz del día. Las redes sociales expandieron esos videos y en Buenos Aires la movida llegó a tener nombre propio: “tucumanazo teen”. ¿Cuánto de ideológico hay en este tipo de conductas?, se preguntó un reconocido sociólogo del país al tratar de analizar el enfrentamiento entre estudiantes. La búsqueda de protagonismo, a cualquier costo, forma parte de lo que ha sucedido en los últimos días en las calles capitalinas.
Tiktok, Instagram y, en alguna medida, “X” han contribuido a la mediatización de los incidentes estudiantiles. Incluso las consultas nacionales han golpeado las puertas del despacho del gobernador Osvaldo Jaldo, que esta mañana amaneció redactando el decreto 1.290. “No vamos a tolerar más este tipo de hechos”, dijo el mandatario, con voz firme, a la hora de dar instrucciones a los jefes de las fuerzas de seguridad. El caso registrado en 2017, que derivó en el fallecimiento de Matías Albornoz Piccinetti, de 17 años, en el microcentro capitalino, ha sido la piedra basal de la drástica decisión gubernamental, para que el Ministerio de Seguridad y a la Policía de Tucumán adopten las medidas preventivas de seguridad que fueren necesarias, con facultades para aprehender a los partícipes, instigadores y promotores de la perturbación del orden público y ponerlos a disposición del Poder Judicial, tal como se enuncia en el decreto.
Jaldo entiende que nadie puede sacar los pies del plato. Y por eso requirió que, en caso de observarse nuevos incidentes, los colegios públicos y privados no duden en expulsar a los alumnos que estén implicados en esos hechos, mientras que los padres tendrán que hacerse responsables directos de esas conductas que, según el Gobierno, pueden trastocar la paz social y la seguridad pública. “Paremos esto”, fue otra de las frases que lanzó Jaldo cuando los jefes policiales le informaron que, al menos, un estudiante portaba un elemento punzante; un destornillador. ”Ustedes cumplan con su deber. Menores que portan una herramienta que puede hacer daño o un arma blanca deben ser aprehendido y llevado a la Justicia. Después que el Poder Judicial se encargue de seguir con las investigaciones”, continuó el titular del Poder Ejecutivo.
La jornada no fue fácil para el gobernador. Apenas arrancó la tarea administrativa, convocó a su gabinete con el fin de dar señales de que, más allá del paro nacional, en Tucumán se trabaja. Jaldo pidió un relevamiento integral del efecto de la medida de fuerza en la provincia. Mientras se dirigía a El Bracho para inaugurar un centro de monitoreo y un playón deportivo, el ministro del Interior, Darío Monteros, le acercó un informe en el que le comunicaba que la actividad era normal en el 95% de las intendencias y en las comunas rurales. El mandatario asumió una dura postura contra la CGT nacional que incomoda a la dirigencia local de la central obrera, afín al tranqueño. "Hoy hacen paro para seguir durmiendo, y a la Argentina no la vamos a sacar adelante durmiendo ", espetó Jaldo cuando habló sobre el paro. “Parece que perdió la memoria, porque muchos de nosotros le ayudamos a llegar al cargo que hoy ejerce”, lanzó un dirigente sindical, recordando el apoyo electoral a Unión por la Patria en Tucumán. “No me van a llevar puesto; no me voy a dejar atropellar. Voy a ejercer el poder cuando sea necesario, tanto en el tema de garantizar la libre circulación de los tucumanos, como también la paz social con este tipo de hechos lamentables, como los protagonizados con los chicos”, remarcó Jaldo.
Como pasó cuando en el verano la dirigencia nacional del PJ lo cuestionó por su acercamiento a la gestión del presidente Javier Milei, en esta oportunidad el gobernador reiteró su postura de aggiornarse a la nueva realidad del país. “El peronismo debe evolucionar en Tucumán y no quedarse atado a las quejas. Hay que ejercer el Gobierno y pensar en la gente que nos votó”, consideró el gobernador. En esa tarea de darle otro cariz al Partido Justicialista local, el vicepresidente de esa fuerza todavía no puede sentarse a conversar con el titular del distrito, el senador Juan Manzur. Las diferencias de criterio se mantienen, pero hay puntos en común entre ellos que pueden propiciar un acercamiento antes de que la Ley Bases y el paquete fiscal ingresen al recinto del Senado. Ninguno de ellos entrará en la disputa por el ejercicio de la presidencia partidaria.