Cartas de lectores: nosotros los docentes

31 Mayo 2024

Hoy como tantos otros años me pregunto: ¿Qué es la escuela?, ¿Qué obtenemos los docentes en ella?, ¿Cuál es el fin de la enseñanza? ¿Qué lugar ocupa el aprendizaje? Estos y tantos otros interrogantes nos atraviesan a los docentes hace años. Sabemos que la escuela ha cambiado y los docentes dejamos de enseñar para resolver conflictos sociales de los alumnos. El aprendizaje quedó en un segundo plano. Cada año los objetivos que nos fuimos planteando acerca de la lectoescritura fueron desplazados para alcanzarlos quien sabe cuándo, porque no lográbamos que los chicos aprendan a leer y escribir. Aulas atravesadas por los problemas sociales, hambre, apatías, desintegración familiar, carencias, etc. Alumnos que perdieron el sentido de concurrir a la escuela, por no sentirse contenidos y apoyados por las familias. Padres ausentes por la vertiginosa vida laboral, que desplaza las responsabilidades de la familia. La escuela abrió las puertas a las dificultades de la vida que las personas no pudieron resolver por sí solas y quisieron hacerla partícipe, para relegar responsabilidades. Niños adultos, niños violentados con vínculos conflictivos con las figuras parentales, sentimiento que transfiere a la figura del docente, que no respetan y reconocen como autoridad pedagógica. Docentes que están frente a aulas complejas, con familias demandantes que no entienden que los padres tienen que educar para que la escuela pueda enseñar. Nos urge pensar en una escuela distinta, en una escuela hiperconectada que no acumula saberes y que no encuentra conexión entre sus prácticas y en las relaciones interpersonales. Hasta hace poco tiempo la escuela era la Institución que proveía los aprendizajes y la adquisición de normas distintas a las del hogar, donde los alumnos tenían que apropiarse para prepararse para la vida. Hoy sabemos que ese saber no es de nadie, circula. Tenemos que pensar una escuela que socialice para el encuentro, pares, docentes y familia. Que favorezca lo subjetivo. Que establezca canales de conexión más allá del currículum. Pensar en la escuela “Telémaco”, que es un complejo a caballo entre el “callejón sin salida” de la realidad contemporánea y el deseo de convertirla en “una ocasión de relanzamiento y renovación”. En esta confusión los roles educativos: La desazón de los hijos ya no se centra en el antagonismo entre las generaciones, sino en la pérdida de la diferencia y, por lo tanto, en la ausencia de adultos capaces de ejercer funciones educativas y de establecer la alteridad que hace posible el choque que se halla en la base de todo proceso de formación. Recaldi describe la relación del hijo con el adulto como la de una búsqueda de la propia identidad: La demanda del padre que invade ahora el malestar de la juventud no es una demanda de poder y de disciplina, sino de testimonio. Nuestros hijos no heredan un Reino, sino un cuerpo muerto, una tierra agotada, una economía enloquecida, un endeudamiento ilimitado, la falta de trabajo y de horizontes vitales. Nuestros hijos están exhaustos. Los jóvenes de hoy exigen que algo les haga de padre, que algo vuelva del mar, exigen una ley que pueda volver un nuevo orden y un nuevo horizonte al mundo.

Mónica Elina Mussa                                                             

Prof. Educación Gral. Básica                                       

Gobernador Paz 216 - Ushuaia - Tierra del Fuego

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