Ucrania y Gaza, en el centro de la cumbre del G7 en Italia

El papa Francisco, Milei y Lula participarán en el encuentro, en un lujoso complejo turístico en Apulia. El Papa, Milei y Lula asistirán, pero no están confirmadas reuniones bilaterales.

AISLADO. El centro de prensa para cubrir el G7 está en Bari, a 60 kilómetros del lugar de las reuniones. AISLADO. El centro de prensa para cubrir el G7 está en Bari, a 60 kilómetros del lugar de las reuniones.
12 Junio 2024

ROMA, Italia.- Los líderes del G7 se reúnen esta semana en Italia en plena tensión internacional por las guerras en Ucrania y la Franja de Gaza, y con turbulencias políticas en Estados Unidos y en Europa. La cumbre del G7 dura oficialmente tres días, pero las sesiones de trabajo terminan el viernes.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los demás jefes de Estado o de gobierno de los siete países más ricos del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido) se reunirán entre mañana y el sábado en Borgo Egnazia, un complejo turístico de lujo en la región de Apulia, en el sur de Italia.

La cumbre llega en un momento delicado por las guerras que azotan Ucrania y la Franja de Gaza, pero también por las dificultades políticas de Biden, del presidente francés Emmanuel Macron o del primer ministro británico Rishi Sunak, enfrentados a complejas citas electorales en las próximas semanas y meses.

La primer ministra italiana, Giorgia Meloni, cuyo país tiene ahora la presidencia rotatoria del G7, también invitó a una docena de líderes que no pertenecen al grupo, entre ellos los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y Argentina, Javier Milei.

Aunque la prensa especula sobre un posible primer encuentro entre ambos, auspiciado por Meloni, la cancillería brasileña dijo que “no hubo pedido” de Argentina para una reunión bilateral.

El papa Francisco también estará el viernes en la cumbre para hablar sobre inteligencia artificial y tiene previsto reunirse con Lula.

La guerra y la paz

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, volverá a pedir a los aliados occidentales más ayuda frente a la invasión rusa.

El ejército ucraniano, falto de municiones y de hombres, tiene cada vez más dificultades, en particular por la demora en la entrega de ayuda militar occidental.

Estados Unidos presiona al el G7 para que otorgue a Ucrania 50.000 millones de dólares en préstamos.

Estos préstamos estarían garantizados por los intereses de los 300.000 millones de euros (320.000 millones de dólares) en activos del banco central ruso congelados por la Unión Europea y los países del G7.

Quedan muchas preguntas sobre cómo funcionaría el mecanismo, empezando por quién emitiría la deuda y qué pasaría si se liberaran los activos si hay acuerdo de paz.

La cumbre, a la que también asistirán el británico Sunak, el alemán Olaf Scholz y el canadiense Justin Trudeau, abordará también la guerra entre Hamas e Israel en Gaza.

La semana pasada, los líderes del G7 aprobaron una propuesta de acuerdo de paz que prevé un alto el fuego inmediato, la liberación de todos los rehenes secuestrados por Hamas el 7 de octubre, un aumento de la ayuda a los palestinos y la búsqueda de una solución basada en la coexistencia de dos Estados.

El programa de la cumbre en el sur de Italia también incluye discusiones sobre las tensiones en la región de Asia Pacífico, así como sobre las tensiones comerciales entre China y los países occidentales por las tecnologías verdes.

A la lista se suman el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, el indio Narendra Modi, el príncipe heredero saudita Mohamed bin Salmán, el emiratí Mohamed bin Zayed Al Nahayan, el jefe de Naciones Unidas, Antonio Guterres, y representantes del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Borgo Egnazia, que imita un pueblo tradicional italiano, está rodeado de estricta seguridad, muy lejos de manifestantes y periodistas, cuyo centro de prensa se encuentra a 60 kilómetros de distancia, en la ciudad de Bari.

El envío de refuerzos policiales y militares a la zona provocó problemas logísticos y, según el sindicato policial, ha hecho que algunos agentes deban dormir “en condiciones precarias en barcas o en furgones”.

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