Es una semana decisiva. Por eso este lunes, el gobernador Osvaldo Jaldo aseguró que la Ley Bases puede pasar hoy la prueba del Senado. El tucumano viene de una incursión por Buenos Aires, en donde se reunió con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y parte de su equipo de trabajo. Más allá de las obras, se habló de la reconfiguración de la liga de gobernadores, una apuesta que hoy está lejos de concretarse por la atomización de un grupo de mandatarios que, en otros tiempos, podía llegar a ser determinante en la vida institucional de un país. Cada provincia atiende su juego. No es un hecho casual. Javier Milei ha logrado atomizarlos, a tal punto que el Presidente ha decidido negociar con cada uno de ellos, porque sabe de las necesidades de financiamiento en las jurisdicciones subnacionales.
Pero esas necesidades son mutuas. El economista libertario todavía no puede consolidar un bloque político propio que, por un lado, sostenga la estructura institucional de una gestión a la que le faltan leyes para avanzar hacia el equilibrio de las variables macroeconómicas. Y, por el otro, que le ayude a pensar que en 2025 puede alcanzar la mayor cantidad de bancas posibles en el Congreso, con el fin de lograr cierta autonomía parlamentaria. Milei está hoy condenado a negociar con la casta que tanto fustiga. A esa misma raza pertenece Jaldo, uno de los dialoguistas con mejor acceso a la Casa Rosada. “Fui uno de los primeros gobernadores que dijo que necesitamos que se apruebe la Ley Bases y el Acuerdo Fiscal”, recordó ayer el mandatario tucumano, como una manera de marcar el camino hacia el calor y a la retribución libertaria. El tranqueño sabe que no puede retroceder de esa postura ni sacar el carnet peronista porque de la relación con el Gobierno nacional dependerá si sólo se dedicará a pagar, regularmente, el sueldo a los 110.000 estatales o si, por el contrario, puede proyectar un plan de obras públicas con sello propio. El compromiso asumido por el Gobierno nacional, de aportar un financiamiento federal estimado en $ 190.000 millones, es un punto de partida para llegar al electoral 2025 con oxígeno financiero y con una imagen no debilitada por riñas políticas. Pero el gobernador también sabe que debe dar señales de que Tucumán no es de los distritos con mayor carga impositiva. La Fundación Federalismo y Libertad volvió a remarcarle al Poder Ejecutivo que el sistema impositivo de la provincia desalienta las inversiones y genera costos operativos y financieros que dificulta la realización de operaciones financieras y reales en Tucumán. Lo hizo a través de una “Ley Bases” local, cuya gestión ante la Casa de Gobierno será respaldada por el vicejefe de Gabinete del Interior, Lisandro Catalán, que el martes desembarcará en Tucumán para disertar en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta). La fundación está organizando un almuerzo al que será invitado el gobernador junto con referentes del sector privado. No hay funcionario ni empresario tucumano que no tenga el número de celular del hombre de mayor confianza de Francos. Los hombres de negocio cambiaron su percepción respecto de las autoridades provinciales. Particularmente porque entre los empresarios no comulgan con la liturgia justicialista.
Sin embargo, el proyecto Milei 2025 requiere de una pata peronista, además de un crisol de fuerzas políticas. Aquellos que apoyaron en Tucumán al economista para desembarcar en el edificio porteño de Balcarce 50 no tienen la fortaleza suficiente para enfrentar a Jaldo que, curiosamente, goza de la simpatía de las principales figuras de La Libertad Avanza. En la actualidad, los libertarios locales se están desperezando para tratar de conformar una lista competitiva para los comicios de medio turno. El radicalismo, a su vez, no encuentra un rumbo claro. Fuerza Republicana está cumpliendo un rol secundario, aunque no deja de pedir a la Nación espacios de poder en la provincia.
Más allá de estas especulaciones, Jaldo tiene que seguir remando en medio de un mar de incertidumbres por el futuro de la Argentina. Los mercados se impacientan frente a tantos ruidos políticos. Eso se exterioriza con el encarecimiento de las distintas variables del dólar y con el Riesgo País que sube cada vez que, desde el Congreso, se pregona que la Ley Bases y el paquete fiscal no pasarán. En este escenario, el propio Jaldo salió a decir que la sanción de las leyes que reclama el Presidente redundarán en una inyección de entre unos $ 150.000 millones y $ 200.000 millones por efecto de la restitución del impuesto a las Ganancias, una moratoria y el blanqueo de capitales. “Sí o sí necesitamos que se aprueben. Es sentido común. Un presidente no puede gobernar sin leyes. Hay que dejar de lado los egoísmos, diferencias personales y políticas. Hoy los indicadores de pobreza alarman”, exclamó.
En Famaillá
El lunes por la noche, Jaldo visitó en Famaillá al matrimonio Orellana. El gobernador volvió en silencio, pero con la convicción de que la senadora Sandra Mendoza “antepondrá los intereses de la provincia por sobre las cuestiones partidarias”. En esa tesitura también se mueven el legislador José Orellana, esposo de la parlamentaria, y el intendente Enrique Orellana. Nadie quiere quedar en off side frente a la Casa de Gobierno. La empresa parece dura, sobre todo con Juan Manzur volcado hacia la negativa para sancionar la Ley Bases. Ayer un reel en Instagram generó algunas suspicacias en el mundillo oficial tucumano. En el video, subido en la cuenta de la senadora santacruceña Alicia Kirchner, Mendoza asoma entre los miembros de la Cámara Alta que responden al opositor bloque del Frente Nacional y Popular. En esas imágenes, a la tucumana le acercan una caja que contiene miles de firmas contra las privatizaciones de empresas y de organismos públicos que promueve Milei. En el jaldismo tratan de restarle dramatismo al reel y señalan que puede que se incline por la negativa a que el Estado se desprenda de algunas empresas, pero advierten que hay cierta convicción de que ella acompañará, en general, el paquete de leyes que cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados.
Anoche surgió otra estrategia. Sandra Mendoza votaría en contra de la Ley Bases, pero levantaría la mano para que sancione el paquete fiscal que, precisamente, implica la devolución de recursos a las provincias.
Milei necesita de estas leyes para sostener su “luna de miel” con la sociedad argentina. Poco a poco está perdiendo fuerza su imagen frente a tanto ajuste. El aumento en las tarifas y las subas constantes en el combustible restan popularidad. El sacrificio tiene fecha de vencimiento, advierten los analistas. El punto de inflexión será fines de agosto. ¿Por qué? En septiembre se elevará el proyecto de Presupuesto Nacional 2025 y, hasta entonces, la Nación tendrá que negociar con las provincias por las partidas que se distribuirán en un año electoral. Pero también hay una explicación política. Milei entiende que los últimos cuatro meses puede ser el período en el que la microeconomía puede reaccionar si el paquete de leyes es sancionado y promulgado. Ese es el temor que tiene el justicialismo que intenta encontrar un líder que reoriente al movimiento tras la catastrófica derrota electoral del año pasado. Mientras tanto, Jaldo juega su propio partido. A él le quedan tres años más de gestión, de convivencia con los libertarios, con posibilidades de repetir, si la sociedad le sonríe.