“Alperovich no es un loco que va a salir a violar a los 60 años”

El defensor del ex gobernador pidió que se lo absuelva en el juicio por abusos

SIETE HORAS AL MICRÓFONO. Garrido, al centro, plantea su alegato. A los costados, otro de sus abogados, Ariel Sosa, y Alperovich. fotos de matías baglietto - especial para la gaceta SIETE HORAS AL MICRÓFONO. Garrido, al centro, plantea su alegato. A los costados, otro de sus abogados, Ariel Sosa, y Alperovich. fotos de matías baglietto - especial para la gaceta

Mantuvo la tranquilidad durante casi siete horas. Pero a partir de ese momento se puso efusivo. Augusto Garrido golpeó varias veces el escritorio y elevó el tono de voz. Y fue en esas circunstancias en las que puso más énfasis en la defensa de su cliente, a pesar de que ya venía tirando abajo según su estrategia cada una de las pruebas que habían mostrado tanto la fiscalía como la querella. Mirando de frente al juez Juan María Ramos Padilla le aseguró. “No es sensato que una persona a los 60 y pico de años se vuelva loca y decida violar a su sobrina segunda. Él no es un violador”. Y luego agregó: “De haber existido una relación sexual, algo que yo niego, no podemos hablar de ningún tipo de delito”. De esta manera descartó que su cliente, el ex gobernador José Alperovich, haya sido el autor de los abusos por los cuales lo denunció una ex colaboradora, y que vienen siendo motivo de un juicio que se inició el 5 de febrero en la sede del Tribunal Oral en lo Criminal n° 29.

Garrido debió esforzarse al máximo. Cuando se sentó en su escritorio sacó de un portafolios una resma de papel completa. Allí, con computadora, estaba escrito el alegato que desarrollaría desde las 11.40 de la mañana hasta las 20.30 con varios cuartos intermedios. El defensor sabía que tenía que hablar hasta del último detalle de lo que se debatió en las audiencias sobre todo teniendo en cuenta lo que sucedió el lunes cuando el fiscal Sandro Abraldes pidió una pena de 16 años y seis meses de prisión, y los querellantes Carolina Cymerman y Pablo Rovatti solicitaron 22. Y así lo hizo. El abogado repasó todos los puntos que para los acusadores estaban probados y que habían derivado en su inapelable sentencia de culpabilidad por todos los hechos por los que venía acusado. No podía dejar librado al azar y así lo hizo saber cuando terminó el alegato, ya que pidió disculpas por la extensión del mismo, asegurando que no podía dejar resquicios ante semejante pedido de pena. “En este juicio hay una inversión de la carga de la prueba. Tratamos de probar que el hecho no existía. A eso nos dedicamos. Es al revés de lo que suele hacerse en cualquier juicio. Me propongo el desafío de demostrar que los hechos no existieron”, dijo. Y agregó: “La declaración de la denunciante no fue espontánea. Usó las mismas palabras que en la carta pública que se hizo conocer. Lo mismo que dijo en la declaración original. Y eso no es normal. Su relato fue aprendido y estudiado. Con lujo de detalles, puntos y comas. Sin errores. Eso tampoco es normal”. Luego abundó sobre ese punto: “Fue un relato calculado, frío. Y el relato de una víctima debe ser lógico, sobre todo en caso de violencia de género. Y no fue este el caso. Hay muchas inconsistencias”. Y luego hizo hincapié en algo que se viene mencionando mucho últimamente: “En la denuncia se utilizó la misma frase que la que dijo Thelma Fardín con respecto a Juan Darthes: “mirá cómo me ponés”. La denunciante dijo que Alperovich usó esa misma frase. No es lógico que Alperovich le hubiera dicho que era como un violinista famoso y que provocó que todo el mundo le dijera violín”, siguió el defensor, apoyado muchas veces en imágenes que se iban pasando en una pantalla.

Según Garrido, “ella (la denunciante) estaba decidida a buscar algún tipo de arreglo económico. Pretendía encarar una negociación. Alperovich nunca pretendió negociar nada. No es sensato que una víctima de abuso se siente a negociar con su abusador. Y menos con el “superpoderoso” Alperovich”. “Aquí, delante de todos, el padre de la víctima habló con el yerno de Alperovich y le preguntó ‘¿no podemos parar esto?’. Y lo hizo poco antes del juicio. Es ilógico que haya hecho eso. Es un indicio a favor de mi defendido”, afirmó.

Garrido dijo que no era común pensar que Alperovich había sometido a su colaboradora en locaciones que siempre estaban llenas de gente, como la casa de calle Martín Fierro, en Yerba Buena, o incluso el departamento que el ex gobernador tiene en Capital Federal. Afirmó que no se entiende cómo ella quiso seguir volviendo a Buenos Aires cuando allí supuestamente había sido abusada, y cómo pasó más de un año trabajando con su defendido después de haber sido abusada. “No le dijo nada a nadie en esos momentos. Nada. Siguió trabajando”, razonó. Y aseguró que la denunciante borró todos los mensajes que tenía en el teléfono. Y cuestionó los peritajes psicológicos, además de varios puntos de la declaración de la denunciante. “Ella afirmó que estaba amedrentada por los custodios, pero después los invitaba a su cumpleaños. Hay un montón de acciones de ella que no tienen ninguna lógica”, aseveró. Enumeró además la renuncia de ella al ministerio de Gobierno para comenzar a trabajar exclusivamente en la campaña electoral de 2019 con Alperovich. ¿Quién renuncia a un puesto tan codiciado como la planta permanente en un Gobierno para irse a trabajar en un lugar en el que no le pagaban y en el que además su jefe directo era la persona que supuestamente la había abusado. Esto no tiene asidero”, advirtió. “Alperovich era poderoso. Sí. Pero eso no significa que sea un violador. Y para esa época era senador de una provincia que manejaba (Juan) Manzur como quería”, continuó Garrido.

ACOMPAÑADO. Daniel, Sara, Mariana y Gabriel, cerca de su padre. ACOMPAÑADO. Daniel, Sara, Mariana y Gabriel, cerca de su padre.

Mientras Garrido hablaba, Alperovich a su lado pasaba por diversos estados de ánimo. Cuando miraba a sus cuatro hijos, Gabriel, Sara, Mariana y Daniel, que estaban a un metro suyo, su mirada se serenaba. Si no, fruncía el ceño, metía las manos dentro de los bolsillos de su sobretodo, acercaba su cabeza a sus piernas, se removía en la silla.

Su hipótesis

Luego de atacar las pruebas, Garrido dijo que haría algo que no deberían hacer los defensores, que es plantear otra hipótesis posible. “No me corresponde a mí, pero dado los hechos me veo en la obligación de tratar de demostrar otro caso”, dijo. Y allí habló de la tóxica relación que mantenía la denunciante con el ex concejal y también colaborador de Alperovich, David Mizrahi. “Estoy 110% seguro de que si se hubieran recuperado los mensajes de ella (la denunciante) con David Mizrahi se sabría realmente lo que pasó acá y no sé si estaríamos sentados en este juicio”, dijo. Y agregó: “No existió un abuso sexual contra la joven. Quedó más que demostrado que Alperovich no ejerció ningún tipo de violencia contra ella, como sí lo hizo David Mizrahi”. Y siguió remarcando este punto: “En 2018 ella trabó una relación con Mizrahi. Ella estaba enamorada de él y él la amaba. Pero hubo mucha violencia de género en esa relación. Violencia de todo tipo. Lo de Mizrahi fue violencia de género en serio. Y así lo dijeron todos los testigos”. Y luego se centró en lo que sería un complot político, tal como lo había dicho Alperovich al declarar hace 10 días. “Ella (la denunciante) aspiraba a un cargo político para las elecciones de 2019. Y Mizrahi también. Pero no lo obtuvieron. Esto fue algo disruptivo para la pareja. Entonces Mizrahi la acosó hasta que ella renunció al trabajo. La llamó 50 veces hasta que renunció. Mizrahi es un sujeto peligroso que la tenía sometida en una relación de violencia”, aseguró. Y luego involucró al actual diputado Carlos Cisneros. “La enemistad manifiesta entre Cisneros y Alperovich está probada. Cisneros lo odiaba. Estaba buscando un hecho que lo matara. Mizrahi, un sujeto peligroso, se va con Cisneros y ahí comienza esta campaña que incluyó escraches en todo el país y publicaciones pagadas por La Bancaria, además del armado de pruebas”, teorizó. Finalmente, tomando del hombro a su cliente, remarcó: “A Alperovich lo destruyeron. Me consta. Pobre José”. Tras esto pidió la absolución lisa y llana de su defendido.

Con esto se cerró la etapa de alegatos en un juicio por el que pasaron 70 testigos y que lleva 17 audiencias. Ahora sólo falta responder la pregunta que se hacen todos: ¿Alperovich es culpable o inocente? La respuesta sólo la tiene el juez Ramos Padilla.

Lo que había pedido el lunes el fiscal Sandro Abraldes

1- Condena de 16 años y seis meses de prisión para José Alperovich por haber cometido “diez episodios” de abuso sexual simple, en tentativa, y con acceso carnal.

2- inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos.

3- Que se indemnice a la víctima a pesar de que no hay planteada acción civil para este juicio.

4- Que se ordene una custodia para el imputado hasta que termine el juicio y que en caso de una condena se ordene su inmediata detención.

“Alperovich no es un loco que va a salir a violar a los 60 años”

5- Solicitó que, de ser condenado, se incorpore el perfil genético del acusado a la lista correspondiente a los delitos contra la integridad sexual.

6- Requirió la inhibición general de bienes del imputado “para poder satisfacer” la recompensa hacia la víctima.

7- Adelantó que denunciará a José Alperovich por peculado de servicios, al usar recursos del Estado para su campaña tal como se dijo en varias audiencias.

8- Adelantó que denunciará a Alperovich y a la ex senadora Beatriz Mirkin por el nombramiento en el Senado de la denunciante como asesora “con un uso electoral”.

9- Reiteró el pedido de que se investigue por falso testimonio al custodio David Cayata, al empresario Víctor Decataldo, al mozo Manuel Frías, al ex candidato Juan Luis Laino y a la misma ex senadora Beatriz Mirkin.

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