“Ya está, ya está”. Instantes después de la consagración de la selección argentina en Qatar, Lionel Messi hizo un gesto con sus manos y repitió la frase durante varios segundos mientras miraba a uno de los palcos del estadio Lusail. A los 35 años el delantero conseguía su máximo logro colectivo, y en ese momento muchos tomaron ese gesto como un adelanto de lo que podría pasar.
“Quise decir que ya está, que ya se había terminado; después de tanto tiempo y de tanto sufrimiento. Porque hubo épocas en las que sufrí muchísimo con la Selección. Muchas decepciones y finales perdidas”, aclaró después, cuando muchos creían que el “10” estaba cerca de colgar los botines. Nada de eso.
Aunque sí, habría que hacer un paréntesis en esta historia: Messi bajó la autoexigencia y priorizó al hombre de familia; a esa familia que tantas veces había postergado para mantenerse como el mejor futbolista del mundo. Una clara muestra de ello fue su traspaso al fútbol de los Estados Unidos, alejándose de la elite mundial y accediendo a una vida más “terrenal”.
En Inter Miami llegó e hizo de las suyas. Sacó campeón al equipo de David Beckham, atrajo a varias figuras que ahora tiene como compañeros (Luis Suárez, Jordi Alba, Sergio Busquets) y otras grandes estrellas de Hollywood que visitan al “10” partido a partido.
“En los números es realmente asombroso; y tan temprano. Es su sexto partido como titular esta temporada. Siete en total para Lionel Messi. Y miren esto; sus contribuciones para convertir goles ya son 16. Eso es una temporada completa para jugadores brillantes”, dijo Sacha Kljestan, ex volante de Chivas USA, el Anderlecht de Bélgica, New York Red Bull, Orlando City y Los Ángeles Galaxy, retirado en 2022. En norteamérica están fascinados por tener a “Lio” en su liga. Claro, acostumbrados a mirar otros deportes, la presencia del rosarino no hace más que quitarles las vendas de los ojos y descubrir el talento de un futbolista que lleva casi 20 años brillando en el fútbol.
“Messi ya no es el de antes, tiene que ser suplente”, repiten y sostienen muchos; algunos satisfechos por haber disfrutado de la mejor versión de “Leo” durante años y que, con un dejo de nostalgia, no son capaces de asumir el paso de los años; al menos no dentro de una cancha.
El legado de Messi es grande. No hay que discutirlo. Ganó tanto que hasta tiene el derecho de decidir hasta cuándo, dónde y de qué manera va disfrutar de sus últimas temporadas.
El cambio de liga claramente se trató de un downgrade para su carrera; las exigencias no son las mismas, pero el propio Lionel sigue haciendo malabares para sorprender a todos. Repasemos los números.
En la actual temporada de la MLS jugó 1.265 minutos, anotó 14 goles y brindó 12 asistencias; número de jugador de elite en una liga que es despreciada por muchos.
“En 2008 (jugaba para Chivas USA) estuve entre los mejores 11 de la MLS como mediocampista, con cinco goles y siete asistencias; 12 contribuciones para goles. Él ya jugó una buena temporada en apenas siete partidos. Es absurdo”, subrayó con notable admiración Kljestan cuando la MLS recién llevaba siete juegos de la temporada.
Pasemos a la selección argentina. Desde que juega en los Estados Unidos (junio 2023) disputó nueve partidos con la Scaloneta, anotó seis goles y brindó dos asistencias. Es decir que prácticamente participa de un gol por partido. Vigencia que le llaman.
“No puede jugar los 90 minutos”, reclaman algunos usuarios en las redes sociales, obviando que Messi es un deportista de elite que conoce su cuerpo mejor que nadie.
De hecho, en el último partido contra Chile y luego de recibir asistencia médica por una molestia en el aductor, caminaba la cancha y se lo notaba incómodo. Pero bastó que la pelota le llegase con claridad en el borde del área para que decida sacar un tiro rasante que estuvo a centímetros de ser gol ante la indefensa mirada de Claudio Bravo.
Ese es Messi; de los pocos deportistas capaces de hacer lo que parece imposible. Hace unos días cumplió 37 años y cada vez falta menos para el final de su carrera. Sin embargo sigue dando que hablar, y a él no le importa si es la MLS, un Mundial, las Eliminatorias o la Copa América; siempre que haya una pelota de por medio, estará dispuesto a frotar la lámpara.
Descanso frente a Perú
Lionel Scaloni avisó en conferencia de prensa que en la tercera fecha apostaría por un equipo alternativo para “darle minutos a los que no los vienen teniendo”. Sumado a la contractura que sufrió Messi, es un hecho que el “10” no tendrá minutos ante Perú. De hecho, el capitán del seleccionado fue sometido a estudios en la zona del aductor para descartar alguna lesión. Si bien estaba previsto que los estudios se lo realizara el miércoles, se decidió esperar 24 horas más para que la zona afectada se desinflamara por completo. Con este panorama, Scaloni no lo arriesgará y lo preservará para los cuartos de final de la semana que viene.
En este punto, el entrenador tendrá una buena responsabilidad sobre cuanto tiempo más tendrá a disposición a Messi, pensando ya en el futuro. Faltan dos años para el próximo Mundial, “Leo” tendrá 39 y si bien hubo futbolistas que superaron esa edad en la competencia, está claro que por el roce y por los años de carrera de Lionel será necesario que empiece a administrar bien los tiempos.
La versión de Messi post Mundial claramente es la de un futbolista consciente de que ya no tiene el físico de un veinteañero y que prefiere parar a tiempo antes que lesionarse. Por eso la decisión de ir a Estados Unidos, y por eso también es lógico que no tenga asistencia perfecta como años atrás. Así, en el debut de las Eliminatorias 2026, pidió el cambio frente a Ecuador por una molestia muscular y no jugó ni un minuto en el siguiente partido contra Bolivia. “Estaba un poco cansado y se dio así. Seguramente no será la última vez que salga antes en los partidos”, dijo en ese momento. Sí; pese a que está vigente aún, el más que nadie conoce cómo administrar las fuerzas y quien dice, si de inventar o reinventar se llama, "Leo" nos siga sorprendiendo en la cancha por mucho tiempo más, cambiando de posición en el campo, haciendo menos "apiladas" de rivales, pero haciendo lo que mejor sabe hacer.