El 9 de Julio de 1816, en nuestra amada provincia, en la Casa de Tucumán, los hombres de la época declaraban bajo Juramento, la independencia de cualquier dominación extranjera, ergo, comenzaban a sonar los tambores de libertad en todo el territorio sudamericano, que ya desde 1810 se venía pregonando social, política y militarmente. Hoy, 208 años después, la guerra contra la dominación extranjera continúa, una monstruosa e interminable lucha cultural, económica, política y hasta territorial. En ese contexto, debimos soportar representantes criminales, fraudulentos, neuróticos, y sólo unos pocos excepcionales que nos dieron tiempos de paz y orgullo nacionalista. Este 9 de julio de 2024 debió ser un ejemplo de convivencia democrática, pero una vez más dejamos pasar la oportunidad de que así sea. El pueblo seguirá esperando al profeta que cumpla el designio de la libertad, el honor y el respeto que, en paz, merecemos todos los habitantes de nuestro amado suelo patrio.
Juan Romero