Jaldo y Acevedo: esa extraña sensación de (in)tranquilidad

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El debate sobre la reforma constitucional desnudó el primer contrapunto en serio entre el gobernador, Osvaldo Jaldo; y el vice, Miguel Acevedo. Y, a la vez, el primer freno público que recibe el mandatario por parte del presidente de la Cámara.

“Que se quede tranquilo Jaldo”, lanzó –empoderado- Acevedo desde los estudios de LG Play. Soltó esa afirmación, que no puede haber dejado más que intranquilo a su compañero de fórmula, apenas un día después de haber marcado al menos tres puntos de discrepancia con el proyecto reformista del titular del Poder Ejecutivo: Jaldo habló de eliminar los acoples, Acevedo se pronunció en favor de limitarlos. El gobernador sugirió que se podría suprimir la reelección, y el vice consideró que ese capítulo no se debe tocar. El mandatario piensa que podría votarse convencionales constituyentes junto con los diputados nacionales, en 2025, y el presidente de la Legislatura entiende que deben realizarse elecciones separadas.

Desde luego, Acevedo se preocupó por aclarar de inmediato que no hay ninguna interna y que no ha transcurrido un año de convivencia. “Quienes quieran ver una interna, se equivocan”, trancó. Y continuó: “No es la primera vez que ocurre. El gobernador lanza un tema porque tiene su iniciativa, su impronta; y de ahí se tiene que poner a charlar. Yo no estaba en la semana cuando él habló y él no está ahora, por eso quiero que esté tranquilo, que podamos trabajar en armonía”. Pero, como si quedaran dudas, reconoció que se enteró de la convocatoria a través de los medios.

Ese, precisamente, es un dato que marca la dinámica de la relación entre los compañeros de una fórmula surgida por la urgencia y no por el convencimiento. Efectivamente, Jaldo anunció su idea reformista mientras Acevedo se encontraba de vacaciones, y Acevedo le respondió con este primer freno mientras Jaldo descansaba. En el entorno del vicegobernador aseguran que si bien este conocía de las pretensiones de modificar la Carta Magna del gobernador, había un acuerdo de avanzar en conjunto para que la Legislatura no perdiera protagonismo. Por eso, justifican, Acevedo esperó su oportunidad para replicarle de la misma manera.

La postura del titular de la Cámara tomó por sorpresa al mandatario. De hecho, la presentación de un proyecto por parte de legisladores que no comulgan con Jaldo formó parte de la estrategia diseñada en el tercer piso del edificio de Muñecas y avenida Sarmiento. Como preludio de sus declaraciones, Gerónimo Vargas Aignasse, Javier Noguera, Christian Rodríguez, Gabriel Yedlin y Alberto Olea formalizaron la primera iniciativa de reforma. ¿Está Juan Manzur por detrás? Aunque les digan que no, en la Casa de Gobierno no se sacan esa idea de la cabeza. Quizá, por el antecedente de que los cinco parlamentarios firmantes fueron electos por listas ligadas al ahora senador. ¿Acevedo actúa por él mismo o es un brazo del ex gobernador? Quienes frecuentan al titular de la Legislatura sostienen que la respuesta depende del momento, pero que en esta ocasión se movió por su cuenta. En rigor, la postura de Acevedo ha ido cambiando con el correr de los meses, y ya no se muestra como aquel vicegobernador electo a las apuradas y con un perfil netamente técnico. Por el contrario, de a poco ha ido dando muestras de cierta independencia política; el ejemplo más recurrente es sus reparos a la gestión de Javier Milei. Acevedo repite que apoya institucionalmente la posición dialoguista del tranqueño, pero no su encolumnamiento político.

De repente Jaldo, que había logrado mantener la iniciativa política y le había quitado el discurso a la oposición con sus medidas de ajuste y de acercamiento al Presidente, quedó en una posición incómoda por el planchazo de su compañero de fórmula. Por supuesto, nada hace presagiar una ruptura entre ambos, pero sí evidencia un primer freno que nadie esperaba tan prematuramente. El cortocircuito obligó al Gobierno a tratar de despegarse rápidamente del proyecto de ese sector del PJ y restarle validez. En el oficialismo y en la oposición todos saben que cuando habla Darío Monteros, habla Jaldo; y fue el ministro del Interior quien salió a advertir que esa iniciativa no era “la oficial” y que a su regreso, el gobernador convocará a todos los sectores a buscar consensos. Su hijo, el intendente de Banda del Río Salí, fue más transparente al transmitir la molestia del jaldismo y cuestionó el proyecto en las redes sociales. “¿Esto realmente está en agenda de los tucumanos?”, se preguntó Gonzalo Monteros.

Competencia

Más allá de las anécdotas que puedan quedar tras esta semana de desavenencias en el peronismo, se avecina un hecho concreto que puede abrir más las heridas internas. Si el gobernador pretendía dar el puntapié al proceso reformista, pues todo indica que tendrá competencia. Ocurre que Acevedo convocó para este lunes a las 9.30 a una reunión con los presidentes de bloque a los miembros de la Mesa de Diálogo Tucumán. Jaldo, al justificar su decisión de avanzar con una reforma institucional “profunda”, cita frecuentemente el compromiso asumido por los candidatos a gobernador el año pasado ante ese espacio conformado por 14 entidades intermedias de la provincia. Un paréntesis necesario: esa reunión se dará en la Legislatura y con el mandatario aún fuera de la provincia, ya que su regreso está previsto para el miércoles. En el barrio le dicen de otra manera, pero pongamos que se trata de un “desafío”.

Cuando en 2006 José Alperovich pergeñó una reforma constitucional, lo hizo con el peronismo a sus pies. Esa es la primera gran diferencia de contexto con el anuncio del actual gobernador. Jaldo aún tiene serios reparos de un sector del justicialismo que no digiere su posicionamiento político y a la que no le quedó más remedio que aceptar su postulación. Lo sucedido ahora es una muestra y seguramente el proceso reformista que comenzará lo ratificará. Hace 18 años, el entonces gobernador inventó a Manzur como presidente de la Convención Constituyente para digitar cada letra del nuevo texto, relegando a Fernando Juri, que era su vicegobernador y tenía apetencias políticas personales. Esta semana, Acevedo dijo dentro del espejado edificio que pretende ser convencional constituyente y, en ese caso, lo lógico sería que presida la Asamblea. Si efectivamente el vicegobernador tiene intenciones de candidatearse y las mantiene, se avecina un problemón que puede atormentar al oficialismo. Porque Jaldo puede tener un tapón dentro de la Convención.

Para eso, claro, falta muchísimo por desandar y dentro del oficialismo las posturas que hoy parecen antagónicas pueden terminar congeniándose. De hecho, la foto actual muestra que Acevedo coincide más con la intendenta Rossana Chahla que con el gobernador Jaldo y con el diputado Carlos Cisneros, por ejemplo. Los dos primeros hablan de limitar los acoples y de evitar los extremos, mientras que el mandatario quiere eliminarlos y el líder bancario dice que nunca le gustó ni utilizó ese sistema electoral. Otro agregado del chalismo que suma ruido en el PJ por su autonomía: el martes, la jefa municipal presentará el Consejo Económico y Social que ideó para congregar a representantes de los sectores público, empresarial, académico, sindical y de la sociedad civil. Una suerte de usina de propuestas para San Miguel de Tucumán.

Por lo pronto, la ausencia circunstancial de Jaldo envalentonó al incipiente acevedismo, espacio que fogonean muchos de los huérfanos que dejó el manzurismo. Lejos de la calma que pide el propio vicegobernador, esos chispazos son consecuencia de una fórmula armada de sopetón e integrada por dos personas que no cultivaban precisamente una sólida relación. En esa (in) tranquilidad con la que conviven Jaldo y Acevedo debe encontrar su cauce el proceso de reforma de la Constitución. Nada más, ni nada menos.

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