Heladera o alacena: cuál es la mejor forma de guardar los frutos secos

Es importante considerar que la temperatura ambiente en el norte argentino, sobre todo en verano, no es la adecuada para todos los alimentos.

Estos son los tips para quienes aman los frutos secos crujientes o tostados. Estos son los tips para quienes aman los frutos secos crujientes o tostados.
03 Agosto 2024

Los frutos secos son alimentos que guardan un excelente valor nutricional. Tenerlos siempre a mano es una buena opción porque además de contener grasas saludables, son ultra energéticos y son una buena elección para las colaciones, los snacks y para aderezar cualquier ensalada. 

Sin embargo, solemos tener un problema crucial: la forma de guardarlos. Es que hay muchos factores que pueden incidir en la duración, el sabor y la textura de los frutos secos. Elegir el lugar correcto para guardarlos exige tener en cuenta todos los puntos anteriores.

¿Los frutos secos se guardan en la heladera?

La respuesta corta es que depende de las condiciones del lugar. En Tucumán, por lo general, hay mucha humedad o hay temperaturas elevadas y estas condiciones pueden modificar la respuesta. Sin embargo, guardarlos en lugares fríos ofrece algunos beneficios.

Las frutos secos se conservan mejor a temperaturas bajas, entre 0 °C y 10 °C, por lo que la heladera se vuelve un lugar seguro para resguardarlos, sobre todo, en verano cuando el calor se vuelve agobiante. Por otra parte, si vas a consumir tus frutos secos en un lapso breve de tiempo, podés dejarlos a temperatura ambiente si estás en un lugar fresco. Lo recomendable es buscar un lugar oscuro y guardarlos en un recipiente que no deje entrar demasiada luz.

Ventajas de guardar frutos secos en la heladera

Conservar los frutos secos en la heladera tiene una doble ventaja. Por un lado, la que está asociada a la vida útil de estos alimentos. Las temperaturas bajas ralentizan el proceso de oxidación de las nueces, almendras, avellanas y maníes permitiendo que sus propiedades no sufran grandes alteraciones para que el organismo pueda aprovecharlas al máximo.

Por otra parte, esta temperatura permite conservar el sabor y la textura, un aspecto crucil para quienes no son partidarios de las texturas blandas, chiclosas o humedecidas.

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