Los efectos de las pantallas en los chicos preocupan cada vez más a los docentes y también a los médicos pediatras, quienes advierten comportamientos que afectan la salud física y mental de niños y adolescentes. Los médicos se sumaron al debate que se instaló esta semana luego de que la Ciudad de Buenos Aires decidió prohibir el uso de móviles en las escuelas.
Según publicó la Unesco en un informe, el celular en las escuelas, cuando se usa excesivamente y sin control, ya no es un gran aliado. Y sería en una buena parte el responsable del bajo rendimiento académico que presentan hoy los chicos.
Silvina Beatriz Pedrouzo, presidente de la Subcomisión de Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), publicó recientemente una reflexión acerca del uso de smartphone en las escuelas. Según la experta, es importante establecer políticas claras y programas educativos para fomentar un uso responsable y productivo de los dispositivos.
“La prohibición no es una medida que por si sola resuelva este problema, cuya solución empieza con la concientización y la educación; sino que es un reflejo de la necesidad de tomar conciencia en cuanto a la alfabetización para optimizar el uso de la tecnología”, remarcó.
Desde comienzos de este año los pediatras agrupados en la SAP vienen advirtiendo sobre el uso excesivo de celulares y sus sus efectos en cuanto a generar comportamientos adictivos, situaciones de ciberacoso, problemas relacionados a la salud mental y dificultad para desarrollar interacciones sociales.
Según detallan, el uso desmedido de pantallas en niños se asocia a trastornos del sueño, sedentarismo, obesidad, problemas físicos (visuales y musculares), depresión, ansiedad, trastornos vinculares y puede afectar tanto su desarrollo cognitivo, como emocional y social.
Los médicos de todo el mundo piden retrasar lo que más se pueda la llegada del primer móvil a la vida de los chicos. El pediatra Federico Caillou es tajante: lo mejor es que hasta los dos años los chicos ni siquiera tengan acceso a las pantallas.
En España, por ejemplo, los profesionales de la salud expresaron su preocupación porque ven cada vez más casos de retraso cognitivo y agresividad en niños de 0 a 3 años. La Asociación Española de Pediatría pidió retrasar la adquisición de un dispositivo propio más allá de los 12 años y limitar su uso por debajo de los 16.
Aconsejan que el uso autónomo del móvil inteligente llegue sólo cuando el adolescente tenga suficientes competencias digitales y logre madurez suficiente para actuar de forma responsable.
En las aulas
Sobre lo que ocurre en las aulas, el pediatra Caillou también piensa, al igual que muchos docentes, que el celular es un factor de distracción y tiene un impacto negativo en lo social y en el desarrollo de los niños y adolescentes.
“También es bueno señalar que los chicos asisten cuatro o cinco horas a clases. ¿Qué pasa el resto del día con los celulares?”, planteó. Y señaló que muchas veces los adultos también nos distraemos con el teléfono en reuniones de trabajo o familiares.
Además, el profesional se refirió al famoso “chupete electrónico”: “hoy muchas situaciones se resuelven con cualquier dispositivo electrónico o algún medio digital de distracción para los chicos”.
Según la SAP, las pantallas impactan negativamente tanto por lo que hacen los chicos con el celular y también por lo que dejan de hacer mientras utilizan estos dispositivos, como el desarrollo de vínculos afectivos con los demás, juegos creativos, lectura, estudio y actividad física, etcétera. “El desarrollo del cerebro del niño depende en parte de las experiencias que vive y la pérdida de momentos de juego creativo tiene un fuerte impacto en su fortalecimiento”, resaltaron.
Asimismo, los médicos de la SAP citaron una investigación realizada en más de 2.400 niños en Canadá, la cual demostró que cuanto mayor es el tiempo de exposición a las pantallas a los dos y a los tres años, menor es el rendimiento encontrado en las pruebas de evaluación del desarrollo de esos niños a los tres y a los cinco años respectivamente.
El pediatra Lorenzo Marcos sostiene que también los adultos debemos dar el ejemplo. “En general, las personas nos vamos aislando más por el uso del celular. Además del impacto en las relaciones sociales, veo que los teléfonos móviles son responsables de que hayan aumentado mucho las consultas por cefalea, principalmente por el uso de las pantallas.
“Por otro lado, sí es cierto que los afecta en el rendimiento escolar. Por lo que escucho en el consultorio, los chicos a la noche se acuestan y muchas veces llevan el celular; están prendidos hasta las tres, cuatro de la mañana. Es lógico que al día siguiente, si no tienen el descanso adecuado, estén desconcentrados, sin prestar atención o no tengan buena memoria. También noto desde mi lugar que están irascibles y muchas veces contestan de manera desproporcionada a una observación de los padres”, describió.
La psicóloga especialista en infancia, Cecilia López, cuenta que están aumentando las consultas relacionadas al uso excesivo de celulares. Le preocupa ver que los chicos acceden a las pantallas desde muy pequeños.
Según la especialista, no es bueno darles celulares hasta cuatro o cinco años, ya el uso entorpece su desarrollo neurológico. “Estos descuidos ocasionan problemas visuales pero sobre todo, consecuencias emocionales: aquí es donde el niño aprende a sustituir el contacto de apego con sus seres queridos por el apego a la tecnología”, describe. Otras consecuencias, según remarca, son irritabilidad, cambios de humor, ansiedad, irascibilidad, enojos, frustraciones y llanto.
Al igual que otros profesionales, sugiere que debe regularse el uso del teléfono móvil tanto en la casa como en el aula.