El fútbol, como cualquier deporte de alto rendimiento, es un juego lleno de incertidumbre y variabilidad. Las condiciones del campo, las decisiones arbitrales y el comportamiento impredecible tanto de los oponentes como de los propios protagonistas, son solo algunos de los factores que pueden influir en el resultado. Y con la aproximación de partidos que prometen ser cruciales en las aspiraciones de seguir en la cima, San Martín se enfrenta a un desafío: la gestión adecuada de las tarjetas amarillas.
Este aspecto del juego, a menudo subestimado, puede tener un impacto significativo en el desempeño de los dirigidos por Diego Flores y, sobre todo, en su capacidad para alcanzar los objetivos de la temporada.
La acumulación de estas sanciones no sólo ponen en riesgo la participación de jugadores claves en los partidos importantes, sino que también pueden influir en la dinámica del equipo y en la estrategia general del entrenador. Y un simple ejemplo de este aspecto fue la reciente ausencia de Matías Ignacio García.
El volante, que viene siendo una de las sorpresas del equipo, fue a disputar una pelota con vehemencia en Caseros y quedó marginado del duelo contra Chacarita. En lo que va de la temporada, el “Santo” alcanzó un total de 59 amarillas y cuatro rojas (Gonzalo Bettini, Juan Orellana, Junior Arias y Gonzalo Klusener).
A pesar de que García podría volver al “11” titular contra Chaco For Ever, ahora San Martín tendrá una nueva baja por sanción: Agustín Dattola.
“Son situaciones que no pueden preverse. Más allá de que uno muchas veces toma los recaudos necesarios para no ser amonestado o para tener un partido tranquilo, finalmente son jugadas que dependen del contexto”, explicó Dattola, que vio su décima tarjeta amarilla en el torneo; justo después del gol agónico de Iván Molinas. “Venía hablando mucho con el árbitro Yamil Possi por las distintas situaciones que se habían dado en el primer tiempo. Se cortaba mucho el juego y nosotros necesitábamos que fluyera. Veía que más allá de los cambios por lesiones, el arquero se había tirado y el árbitro me había dicho que iba a compensar con más minutos. Sobre el final, quedó todo bien con él, pero me amonestó por una pequeña discusión que tuve con un jugador de Chacarita”, dejó en claro el zaguero.
“Todos saben que soy un jugador que juega al límite, esa es la realidad. Es algo que me caracteriza y muchas veces me lleva a ser amonestado. Me gusta estar hablando con el árbitro, aunque siempre con respeto”, agregó el ex Almirante Brown.
El enfoque preventivo es esencial para mitigar estos riesgos. Por ese motivo, puertas adentro en Bolívar y Pellegrini continúan en la búsqueda de implementar estrategias específicas para manejar la disciplina y minimizar la acumulación de tarjetas amarillas.
Quién también se refirió a este aspecto fue Darío Sand, uno de los futbolistas que está en “capilla”. El arquero y capitán de San Martín se volvió crucial en esta parte de la temporada y una quinta tarjeta, sin dudas, será un golpe para un equipo que parece no ponerse techo. “Hay amarillas que son fortuitas y otras que son necesarias. Obviamente la idea es que uno no quede relegado. Son evitables, pero a veces el jugador está con muchas revoluciones y el árbitro también”, explicó el “1”. “Muchas veces los jueces también sacan tarjetas apresuradas”, recalcó el arquero.
Tanto el correntino como Dattola aseguraron que ese aspecto, que se volvió trascendental a esta altura del torneo, se habló mucho en el vestuario. “Por ahí, nos han pasado situaciones en la que tuvimos muchos expulsados, pero este año lo manejamos bien”, aseguró Sand. “Diego está muy encima de nosotros con este tema; se habla mucho en la previa y es fundamental que terminemos los ‘11’ dentro del campo. Es un tema que lo estamos manejando bastante bien. Uno quiere jugar todos los partidos y más los que se vienen ahora. Pero está demostrado que todos los que juegan lo hacen de una buena manera”, agregó Dattola, que podría ser reemplazado el sábado por Máximo Levi.
La preocupación de tener bajas en los próximos partidos, debido al buen presente del equipo, quedó en segundo plano y así lo expresó Sand. “Estoy tranquilo. De las cuatro amarillas que tengo, tres son por demorar; voy a tener cuidado con eso. Es predecible que me pueda perder algunos partidos; veremos hasta donde llego. Es algo que se debe pensar, pero forzar algo ahora no sé si sería conveniente”, agregó uno de los referentes que tiene el equipo de Flores.
En lo que respecta a números de tarjetas amarillas, así viene siendo la temporada para San Martín.
Nahuel Banegas (se fue a Tigre), que había alcanzado cinco amarillas contra Racing de Córdoba, cumplió su suspensión contra Alvarado; mientras que Orellana llegó al límite contra Quilmes y se ausentó contra Talleres Remedios de Escalada.
Por otro lado, quienes le siguen a Sand en la lista, con tres amarillas son Lautaro Fedele, Arias, Molinas y Pablo Hernández.
¿Qué otros jugadores recibieron al menos una tarjeta en lo que va del año? Tiago Peñalba, Bettini, Ulises Vera, Klusener y Gonzalo Rodríguez (tienen dos). En tanto que Diego Mastrángelo, Axel Bordón, Lucas Diarte, Iván Zafarana, Matías “Caco” García, Leonardo Monje, Juan Cuevas y Guillermo Ferracuti vieron una sola vez la amarilla.
A esta altura del torneo será crucial que el equipo mantenga un equilibrio entre una actitud competitiva y un enfoque disciplinado, evitando comportamientos que puedan llevar a sanciones innecesarias.
La planificación y la gestión cuidadosa en este aspecto pueden marcar la diferencia en la lucha por el primer puesto. Flores sabe que el cuidado con las tarjetas deberá ser una prioridad para su plantel en el tramo final; y que, con esfuerzo y compromiso, puede acercarse significativamente al estándar de perfección en todos los aspectos.