“Dos años después de ser mamá por primera vez y en la búsqueda de un segundo bebé pasé por un embarazo ectópico. Y lo recuerdo como una pesadilla”, cuenta a LA GACETA Celeste R., e inmediatamente explica: “Porque sentí mucho dolor, pero lo peor fue el miedo, el no saber qué pasaba, el desconocer todo sobre lo viví en ese momento”.
Según la mujer, sus síntomas fueron fuertes malestares abdominales y un pequeño sangrado. “Me intervinieron quirúrgicamente de emergencia y sin explicarme mucho. Incluso recuerdo que después pensé que no podría volver a ser madre porque ni siquiera se me ocurrió hacer preguntas”, rememoró con un sabor amargo en la boca.
Pero Celeste -quien pide mantener su apellido en reserva- sí pudo cumplir su deseo de volver a tener otro hijo. También logró llenarse de información sobre lo que le ocurrió una vez que el trauma empezó a sanar, y estos días ese recuerdo regresó a su mente cuando en las redes sociales explotó el tema con María Becerra y J Rei, contaron su propia experiencia.
Fuera de lugar
¿De qué hablamos cuando hablamos de un embarazo ectópico? La obstetra Daniela Guerra detalla que ocurren cuando, debido a distintas razones o a factores de riesgo, un óvulo fertilizado se implanta fuera del útero.
“En un 90% de los casos, ese ‘embrioncito’ se implanta en la trompa de falopio, mientras que con muy poca frecuencia se puede ir a otros lugares, como el ovario, el cuello del útero, la cavidad abdominal, o afectar a algún otro órgano”, puntualiza.
En ese sentido, la médica también señala que hasta el momento del diagnóstico no pasan más de tres meses.
“En general, el cuadro se complica entre las seis y las ocho semanas, ya que la paciente empieza a tener síntomas, como dolor abdominal o pelviano intenso”, comenta. Y añade: “A veces también hay un sangrado, que es inespecífico, amarronado pero en líneas generales una mujer puede notar que no es menstrual ni tampoco de un aborto. Es un sangrado más intenso”.
Cuadros complicados
Al no registrarse síntomas tempranos que puedan indicar que una mujer cursa un embarazo ectópico, Guerra puntualiza cuándo los casos pueden agravarse.
“El útero tiene mucha capacidad para estirarse y para darle lugar a la formación de un bebé. En cambio la trompa de falopio, es más rígida y no tiene esa capacidad de elongarse y de distenderse, por lo que llega un momento en que se rompe”, precisa.
“Es al romperse cuando la paciente empieza a tener el dolor intenso y muchas veces genera un sangrado interno. Entonces consulta y se procede a realizar un tratamiento quirúrgico para detener la hemorragia”, afirma la especialista; y advierte que un sangrado que no se controla a tiempo puede poner en riesgo la vida de esa persona.
Diagnóstico temprano
Como cada organismo es único en sus particularidades, no todos los embarazos ectópicos son iguales, por lo que la clave es su diagnóstico temprano.
Al respecto, el ginecólogo Armando Pérez de Nucci, afirma que casi todos los embarazos ectópicos se diagnostican por una ecografía precoz.
“Por ejemplo, la paciente llega con un test de embarazo positivo, por lo que se le realiza una eco y si no hay una imagen en el útero rápidamente le haces un dosaje que se llama cuantitativo de hormona”, reseña el médico.
Si ese valor sube y aún no hay imagen en el útero se debe realizar una ecografía extrauterina, que revela el embarazo ectópico.
Sobre riegos y cuidados
¿Hay mujeres que corren más riegos que otras de pasar por este tipo de embarazos? Pérez de Nucci responde que sí y Guerra agrega otros puntos.
“Para empezar, las que más tienen probabilidades de pasar por esto, son todas las pacientes que tuvieron alguna infección pélvica, comúnmente conocida como Enfermedad Inflamatoria Pélvica, porque en esas mujeres las trompas quedan como lesionadas y sensibles”, describe el ginecólogo.
Por otro lado la obstetra menciona que entre los factores también se cuenta tener antecedentes de infertilidad o de cirugías uterinas, y el uso del DIU (aunque esto último es infrecuente).
“Esas causas predisponen a que el embrioncito no se implante en la cavidad endometrial, sino que lo haga a nivel de algún lugar externo”, cierra.
En su última intervención De Nucci, deja unos pocos detalles de los dos tratamientos que se aplican en un embarazo ectópico: medicación o cirugía.
“Hay casos muy puntuales en los que se trata con una medicación llamada metotrexato que anula el crecimiento. Pero solo ocurre cuando son diagnósticos muy precoces”, manifiesta el profesional.
Y finaliza con un dato esperanzador: “Si el embarazo ectópico ya se ha desarrollado más, generalmente casi en todos los casos se recurre a cirugía; no obstante, esto no significa que la experiencia se repetirá en el futuro o que la mujer no podrá tener hijos”.
Porque como en el caso de Celeste, para muchas mujeres -por suerte- hay luz después de la oscuridad.