La química que le permite a San Martín de Tucumán consolidar su sueño del ascenso

Diego Flores encontró una sociedad que fue clave para potenciar el juego del líder de la Primera Nacional.

EUFÓRICO. Gustavo Abregú celebra su gol con Junior Arias, mientras atrás aparece sonriente Matías Ignacio García. EUFÓRICO. Gustavo Abregú celebra su gol con Junior Arias, mientras atrás aparece sonriente Matías Ignacio García. Foto de Diego Aráoz/LA GACETA.

Desde las legendarias conexiones entre Jacinto Roldán y Roque Martínez hasta las inolvidables asociaciones de Gustavo Ibáñez y Mariano Campodónico, San Martín de Tucumán siempre estuvo marcado por grandes duplas que lograron una química especial dentro de sus equipos. Ahora, Diego Flores encontró su dupla ideal en Gustavo Abregú y Matías Ignacio García.

Ambos futbolistas demostraron ser claves para el “Santo”, ayudando a mantener un equilibrio perfecto entre la defensa y el ataque. García, con su solidez defensiva y su capacidad en la recuperación, complementa de manera perfecta con el buen pase de Abregú.

La sincronía entre el oriundo de San Pablo y el bonaerense se volvió crucial para el crecimiento del equipo. Para entender la conexión de esta dupla debemos remontarnos al 14 de julio. Los dirigidos por Flores llegaban en deuda al partido de la fecha 23 contra San Miguel debido al mal desempeño que habían mostrado en Caballito contra Ferro. 

Con el objetivo de levantar cabeza, el DT sorprendió con el cambio de esquema apostando por un 4-2-3-1. Allí se destacó el nombre de García, que venía siendo resistido por los hinchas. "Mati" le ganó la titularidad a Pablo Hernández; entendió los tiempos del partido y, con un trabajo omnipresente, aportó en la solidez defensiva cortando cualquier avance rival hacia el área defendida por Darío Sand.

En esa labor también colaboró Abregú, que tiene asistencia perfecta en la actual temporada de la Primera Nacional. Gustavo se convirtió en una especie de cinco ideal para San Martín. Recupera, juega “al ras del suelo” y, ahora también, sube al ataque para intentar sorprender al rival.

“Me siento muy bien”, dijo García sin titubear al ser consultado por LA GACETA sobre el presente de su equipo, líder absoluto de la zona A con cinco puntos de ventaja sobre San Martín de San Juan. No obstante, su sonrisa se amplió aún más cuando escuchó el nombre de Abregú, su “compinche”, con quien comparte tanto dentro como fuera de la cancha. “Gustavo simplifica muchas cosas porque es un futbolista que entiende todo. Sabe cuándo jugar de primera, cómo correr la cancha y cómo orientarse sin pelota. En este momento nos toca jugar a los dos y tratamos de hacerlo de la mejor manera. La idea es otorgarle equilibrio al equipo para que nuestros jugadores ofensivos, que tienen jerarquía, puedan marcar la diferencia”, amplió el ex volante de Güemes de Santiago del Estero.

Generar química entre dos jugadores de fútbol es un proceso complejo que va más allá del talento individual. Requiere tiempo, entendimiento mutuo y adaptación ya que cada futbolista tiene su propio estilo y ritmo de juego. Hasta el momento, tanto García como Abregú cumplieron con estos requisitos. Y en ese sentido, el bonaerense explicó las claves del medio campo “santo”.

“La química con alguien generalmente se da por varios motivos. El primero, sin dudas, es que ambos tienen que ser inteligentes y buenos jugadores”, dijo antes de ofrecer más detalles. “Otro de los motivos es que ambos ponemos al equipo por encima de los egos y los objetivos personales”, agregó. “Por último, cuando se sabe qué función y qué rol se debe cumplir dentro del equipo, la conexión se fortalece”, sentenció.

Desde el triunfo contra el “Trueno Verde”, el tándem Abregú-García participó en cuatro victorias consecutivas, una de ellas con gol incluido del tucumano (marcó contra Talleres de Remedios de Escalada).

La interrupción de la dupla en el equipo titular se dio por dos motivos: primero debido a la acumulación de tarjetas amarillas de García (que se perdió el duelo contra Chacarita) y también gracias al cambio de esquema de Flores que optó por un 4-3-3 contra San Martín de San Juan, en el que ubicó a Matías “Caco” García y a Juan Cuevas como acompañantes de Abregú en la mitad de la cancha.

En total, García y Abregú jugaron juntos en siete partidos. En ese lapso, San Martín cosechó seis triunfos y un empate (el 1-1 contra Arsenal en Sarandí). Precisamente, en la última victoria, el pasado domingo, la dupla fue crucial para sostener el equilibrio en el medio y para copar la parada en Puerto Madryn contra Guillermo Brown.

Esta sociedad le permitió a San Martín consolidarse como un equipo equilibrado, logrando transiciones fluidas y un mayor control del juego. La sincronía fue clave para el crecimiento del "Santo" en sus últimas presentaciones; y en Bolívar y Pellegrini ansían que la efectividad de esta dupla no se detenga.

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