Nació en Concepción, jugó en River, llegó a la Selección, Menotti lo comparó con Houseman y hoy trabaja como chofer

Fue uno de los grandes talentos del fútbol tucumano de la década de 1980. A lo largo de su carrera vistió las camisetas de Concepción FC, Rosario Central, y Quilmes, entre otros.

INOLVIDABLE. En la década del 80, Concepción FC tuvo un equipo que hizo historia. José Tártalo aportó a la causa INOLVIDABLE. En la década del 80, Concepción FC tuvo un equipo que hizo historia. José Tártalo aportó a la causa LA GACETA / Archivo

“Me hace acordar a (René) Houseman en sus comienzos”, decía César Luis Menotti en 1979 sobre José Rafael Tártalo, un wing que cautivó al por aquel entonces entrenador de la selección argentina. Claro, el concepcionense tuvo una carrera de ensueño: tras un breve paso por las inferiores de River, fue parte de uno de los equipos históricos de Concepción FC, logró vestir la “albiceleste” y muchas anécdotas más. Hoy, a 31 años de su retiro, el delantero recuerda con cariño aquellos años en los que supo exprimir al máximo su talento.

- Si bien naciste en Concepción, ¿por qué no comenzaste tu carrera en Tucumán?

- Mis padres me llevaron de muy chico a Buenos Aires porque habían decidido mudarse por razones de trabajo. Si bien siempre me gustó el fútbol, empecé a jugar a los 13 años. Pero, en 1977, hice una prueba y quedé en la sexta división de River. Incluso, llegué a tener algunos partidos en la Reserva y entrenarme con la primera. Todavía guardó el carnet que tenías que tener para entrar al club.

- ¿Cómo fue ese paso por River? ¿Con quiénes compartiste plantel?

- Conocí muchísimas figuras. Compartí equipo con (Carlos) Tapia, (Daniel) Messina, (Jorge) “Tapón” Gordillo  y Ramón Díaz. Aunque también jugué con (Norberto) Alonso, (Reinaldo) Merlo, “Jota Jota” (Juan José López), (Leopoldo) Luque, (Roberto) Perfumo, (Daniel) Pasarella y (Ubaldo) “Pato” Fillol.

- ¿Y por qué dejaste de jugar en River?

- Estuve un año nomás. Al siguiente, mis padres decidieron volverse a Tucumán otra vez por razones de trabajo. No querían dejarme solo en Buenos Aires, entonces tuve que volver a Concepción. Ahí decidí hacer una prueba en los “Cuervos”. Jugué dos partidos en Reserva y di el salto a Primera. Me acuerdo de que en el 79’ formamos un equipazo con el que llegamos a jugar la liguilla Pre-Libertadores. Con el tiempo se convirtió en mi segunda casa; guardó los mejores recuerdos de esa época.

- ¿Por qué Menotti te comparó con Houseman?

- “Flaco” me vio antes de irse a Japón con el seleccionado juvenil. Esa vez jugaron un amistoso contra el seleccionado tucumano en la cancha de San Martín. Ellos tenían a Maradona, Calderón y Ramón Díaz, pero les ganamos 2-1. Él declaró en referencia a que por mi forma de jugar era muy parecido a René. A partir de ahí siempre me tuvo en su órbita a tal punto de que me recomendó en Rosario Central.

- ¿Cómo era tu relación con el “Flaco”?

- Menotti era de esas personas que no se olvida de los jugadores que le gustan. Me acuerdo que una vez nos reunimos en el segundo piso del edificio de AFA y me preguntó: ‘pibe, ¿cómo está usted?’. ‘Bien. Me siento en un gran momento’, le respondí. ‘Me alegro por eso. Tenemos muchas expectativas en su juego y en su persona. Usted está para todo’. Esas palabras siempre me marcaron porque era Menotti. Entendía que si mi rendimiento era bueno, me iba a tener en cuenta para todos los torneos de la Selección. Era algo increíble porque sentía que algo tenía.

- ¿Cómo fue hacer el servicio militar en Rosario?

- Muy complicado. No tenía margen para los entrenamientos. Querías concentrarte y muchas veces no te dejaban. El teniente era hincha de Newell’s y no me dejaba ir a los entrenamientos. Me mandaban a hacer guardia o a limpiar. Siempre me ponían excusas. Incluso, los dirigentes fueron a hablar muchas veces pero no se podía hacer nada. Me acuerdo que también fui compañero de (Gerardo) Martino, que estaba haciendo la colimba.

- ¿Cómo llegó la convocatoria para la Selección juvenil que jugó el preolímpico de 1980?

- Estaba jugando en Central con (Roberto) Saporiti como técnico. Esa semana había debutado contra River y llegó la citación al club. Un dirigente me llamó y me dio la noticia: ‘Tártalo, está citado a la Selección’. ‘¿Estás seguro que soy yo?’, me acuerdo que le contesté y me mostró el telegrama. No me lo esperaba para nada; era una alegría muy grande. Lo primero que hice fue llegar a mi casa y avisarles a mis padres que iba a jugar en la Selección. Ellos se quedaron con la boca abierta y se pusieron muy contentos. Era un principio de lo que íbamos a lograr después.

- ¿Hubo más tucumanos en esa convocatoria?

- Estuvimos un mes concentrados en el predio de José C. Paz. Compartía habitación con Jacinto (Roldán) porque éramos tucumanos; era un crack. Me acuerdo que ninguno de los dos podía creer que estuviéramos ahí. También hablábamos con “Cabezón” Meza y “Bambino” Gómez. Nos quedamos viendo las camisetas de la selección por todos lados y no caíamos de que habíamos llegado a ese lugar. Era una alegría muy grande y una responsabilidad enorme. Pero nosotros no tomábamos dimensión de eso. Salimos campeones de ese preolímpico, pero no pudimos ir a los Juegos Olímpicos de Moscú por los problemas que hubo. Después me llevaron a un torneo que se jugó en Malasia con el que equipo que dirigía (Carlos Manuel) ‘Chamaco’ Rodríguez.

- ¿Qué te faltó para llegar más lejos con tu carrera?

Disciplina. Me colgaba mucho con los horarios de los entrenamientos. No tenía nadie que me orientara. Una vez me pasó que tenía que presentarme a los entrenamientos de la Selección en la cancha de Huracán y fui a visitar a Houseman. Éramos muy amigos al punto de que él me hospedaba cada vez que tenía que viajar a Buenos Aires. Nos quedábamos hablando en su casa o nos íbamos a jugar al golf. Entonces no iba a la práctica. Me acuerdo que él me dijo que iba a hablar con “Flaco” y le explicó que se había retrasado mi vuelo y que estaba en su casa. Él quería justificarme por qué no había llegado a tiempo. ‘Decile a Tártalo que se quede tranquilo, que lo voy a convocar en el próximo llamado y esté atento. Sobre todo que no deje de ir en horario’. Pasaron dos o tres convocatorias y nada.

- ¿Eso modificó tu admiración por Menotti?

- No. Siempre fui menottista. Me gusta el buen fútbol porque era el modo en el que lo practicaba él. No se trataba de ganar a cualquier cosa ni pegando patadas. Había que ganar jugando al fútbol. La pelota contra el piso, un solo toque y jugadores de buen pie. Esa era la única forma de llegar a más.

- ¿Por qué decidiste retirarte?

- Las lesiones hicieron que no pueda seguir jugando más. Así que decidí retirarme a los 32 años. Me vine a jugar a los “cuervos” para finalizar mi carrera porque era un deseo que quería cumplir…

- ¿Pudiste hacer una diferencia económica?

No. Los sueldos de antes eran bastante justos. Te permitía vivir bien, te comprabas el auto, la casa y ayudabas a tu viejo. Pero no eran como los montos de hoy. No eran ni parecidos los contratos. Por eso me dediqué a trabajar. Hasta el día de hoy soy chofer en Tribunales de Concepción; me quedan tres años para jubilarme.

Así, Tártalo fue uno de los grandes talentos futbolísticos que nació en el sur de la provincia. A varios años de estar lejos del fútbol, el delantero todavía guarda cierta nostalgia por su enorme pasado.

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