Osvaldo Jaldo trata de cosechar los resultados del apoyo brindado a Javier Milei

“Está muy claro que nuestra apuesta es a la institucionalidad. Si a la Argentina le va bien, a Tucumán le irá bien”, asegura el gobernador tucumano.

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La Asamblea Extraordinaria del Consejo Federal de Inversiones (CFI), realizada el martes pasado en Buenos Aires, fue reveladora en muchos sentidos. Institucionalmente, los gobernadores no están alineados por ideología, sino por necesidades financieras y de territorio. Políticamente, cada cual atiende su juego y, de ser posible, obtiene financiamiento en la Casa Rosada para que no se interrumpa la obra pública. Precisamente, los más opositores al presidente Javier Milei, el bonaerense Axel Kicillof y el riojano Ricardo Quintela, difundieron un duro documento en el que reclaman al Gobierno nacional un trato más equitativo para con las provincias, además de la ejecución de un plan de trabajos públicos que permita, a su vez, la reactivación del mercado laboral.

Osvaldo Jaldo no firmó ese crítico documento, como tampoco lo hicieron varios de sus pares de otros distritos de la Argentina. Nadie quiere quedar pegado a un enfrentamiento que, en el futuro, puede ser aún mayor, tomando en cuenta que se avecina un año electoral. Kicillof volvió a marcarle la cancha al economista libertario y llevó a gran parte de su gabinete al Congreso para rechazar el veto presidencial a la Ley de Movilidad Jubilatoria. 

Quintela, en tanto, sigue lidiando con las deudas de su provincia. Un Tribunal de Nueva York ordenó al distrito que gobierna que pague unos U$S 40 millones a bonistas por el default de los títulos emitidos por La Rioja. De hecho, el “Chacho”, la cuasimoneda, asomó en esa jurisdicción como instrumento alternativo de pago del Estado ante los sofocones financieros.

Mientras tanto, el tucumano permaneció el miércoles en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con el fin de acompañar a su bloque Independencia, integrado por los diputados Agustín Fernández, Elia Fernández de Mansilla y Gladys Medina, que, en definitiva, avaló la postura de la Casa Rosada de no permitir la insistencia de la norma previsional. 

Una vez conocida la votación Jaldo recibió varios llamados de agradecimiento por el acompañamiento a la postura del Gobierno nacional. Uno de ellos fue del jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el otro del vicejefe de Gabinete a cargo de Interior, Lisandro Catalán, factor clave también en la negociación para que el radical Mariano Campero se uniera a “las fuerzas del cielo” y revirtiera su voto en el recinto.

“Está muy claro que nuestra apuesta es a la institucionalidad. Si a la Argentina le va bien, a Tucumán le irá bien”, señala el gobernador tucumano cuando se le consulta las razones de su postura dialoguista frente a la Rosada. Los 87 votos en favor del Gobierno nacional en la Cámara Baja se convirtieron en un número mágico para el devenir de la gestión de Milei. 

Si otro hubiese sido el resultado, las tensiones políticas hubieran sido mayores, además de las necesidades financieras. Pero a esos 87 apoyos, el propio Presidente debe cuidar porque no son de extracción netamente libertaria. De allí la necesidad de construir canales más firmes en el diálogo con las provincias y con el Congreso mismo.

Jaldo regresó a esta ciudad con la firme convicción de que la gestión Milei debe saldar las deudas prometidas con Tucumán. Todo pasa por la activación de obras públicas, como la remodelación del aeropuerto internacional Benjamín Matienzo y la continuidad de las obras en la cárcel de Benjamín Paz, en donde el tranqueño quiere habilitar parcialmente varios pabellones antes de la finalización de este 2024. 

Un poco más complicada es la situación de la doble terna energética El Bracho-Villa Quinteros. La semana que viene viajarán varios funcionarios provinciales, con el fin de analizar alternativas para poner en marcha ese emprendimiento que garantizará la interconexión eléctrica en territorio tucumano, particularmente en un período de alto consumo, como el verano.

Ahora es el tiempo el que juega. Jaldo esperará el mensaje que el presidente de la Nación pronunciará el domingo, al elevar a la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto Nacional 2025. La “planilla de la felicidad” (tal es el nombre que los técnicos de finanzas públicas le asignan a la proyección de fondos coparticipables) permitirá sentar las bases de lo que será el armado del Proyecto de Cálculos de Gastos y de Ingresos para el año electoral que se viene en Tucumán y que debe ser elevado a la Legislatura antes del cierre de octubre. 

Asimismo, en el desagregado, Jaldo podrá corroborar si habrá contención financiera para las obras prometidas.  Todo esto requerirá de nuevas instancias de negociaciones antes de que cierre diciembre. Desde el primer día de enero de 2025 la historia podría cambiar por diferencias de intereses electorales.

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