Feliz, ilusionado, alegre y expectante. La sensaciones de Agustín Dattola sobre el presente de San Martín son varias, aunque prefiere mantener cautela y tener los pies sobre la tierra.
Claro; el “Santo” es único puntero, cinco unidades por encima de San Martín de San Juan, con estadísticas que superan ampliamente las performance de los últimos años. Aunque todavía restan siete fechas para el final y el central no quiere bajar la guardia. “Es un momento muy especial y lindo. Tenemos muy merecido todo lo que conseguimos por la forma en la que trabajamos y los esfuerzos que hicimos en todo el año. Pero no tenemos que perder el enfoque en esta etapa”, indica.
Más allá de cómo finalicé el torneo, el equipo de Diego Flores superó la cantidad de victorias de los últimos años y rompió varias rachas (como el triunfo frente a Chacarita en La Ciudadela, equipo al que el “Santo” no le ganaba hace 26 años como local, o la primera victoria en el estadio Raúl Conti frente a Guillermo Brown).
Sin embargo, Dattola considera que los números no son una meta a conquistar por el “Santo”. “No le damos mucha importancia a las estadísticas. Es lindo cuando termina el partido que te reconozcan, y siempre estamos al tanto porque dos de los ‘profes’ son muy fanáticos y nos hacen saber esos datos. Creo que la clave de nosotros fue que logramos un gran regularidad y perdimos muy pocos partidos. Además nunca perdimos el rumbo y sostuvimos nuestros principios como grupo. También adoptamos un perfil bajo y es lo que nos llevó a lo más alto”, expresa.
Por medio de la pelota parada, Dattola consiguió dos goles en la segunda rueda: uno frente a Maipú y otro contra Quilmes. Lo curioso es que ambos tuvieron dedicatorias muy especiales. “En el partido contra Maipú mi papá estaba en la cancha y justo lo había visto en la platea durante el precalentamiento del partido. Cuando hice el gol, en el afán de salir a festejar se me vino él a la cabeza y le dediqué el tanto. Me acuerdo que hubo un debate sobre si le dediqué a un plateísta o algo así, pero era para mi papá”, cuenta.
“El segundo gol, que fue contra Quilmes, se lo dediqué a mi primito que se llama Vito. Incluso, hice la ‘V’ por su nombre. Es una persona muy especial para mí. Es muy chico, va a cumplir 12 años a fin de año y me sigue muchísimo. Por la distancia no pudo conocer La Ciudadela, pero siempre que jugamos en Buenos Aires viene a verme. Él juega en un club de barrio en Lomas del Mirador, que está cerca de su casa. Ahí hace fútbol 5 y después también hace fútbol 11 en una escuelita de Banfield. Así que él quiere seguir un poco mis pasos”, agrega.
Dattola, por otro lado, comentó que los resultados logrados se debieron a la química que lograron como equipo. “Hay una competencia muy sana, porque todos queremos jugar. Eso queda demostrado cada vez que Diego cambió el equipo, sea por suspensión, lesión o cambio táctico. No se sintió la ausencia de ninguno en las distintas líneas. Incluso, el día que Franco (Herrera) reemplazó a Darío (Sand) lo hizo muy bien y eso que era su primer partido en el club”, comenta.
“A las pelotas paradas, siempre las marcamos con una que otra seña. Es algo que Diego hace mucho hincapié porque es un arma que nos sirvió un montón para abrir partidos que estaban cerrados. Después intentamos hablar mucho dentro de la cancha, pero a veces es imposible por el marco de la gente. Lo que sí, intentamos ordenarnos de manera continua”, añade.
Para relatar el buen ambiente en el día a día, Dattola contó una anécdota que vivió la semana pasada. “Desde hace dos meses, los miércoles siempre hacemos un asado en el club para compartir entre todos. Pero, en el último tiempo, pasó algo fuera de lo común. Primero fue un chico, que es muy amigo de Lucas Diarte, y tocó varias canciones en 30 minutos. Después preguntó si alguno se animaba y todos nos quedamos callados. En eso apareció ‘Gonza’ Bettini y agarró el micrófono. Él se puso la ‘10´’ y cantó un par de temas para todos. Muchos aplaudíamos, gritábamos y la gente del club pasaba y no entendía nada. Los chicos de mantenimiento se morían de la risa. Fue un momento muy lindo porque en esos pequeños actos te das cuenta del gran grupo que armamos”, relata. “’Gonza’ le pone mucha más voluntad que talento. Pero le pone muchas ganas. Él es un chico muy culto. Toca la guitarra y el piano”, completa.
Más allá de eso, Dattola asegura que el reto del equipo es controlar la ansiedad en las últimas fechas. “Faltan siete y logramos un poco de ventaja sobre nuestro perseguidor. Nos costó mucho lograrlo, le ganamos un partido muy importante acá y revalidamos eso en Puerto Madryn. Siento que venimos haciendo todo muy bien, pero no tenemos que pensar más allá del próximo partido. Ahora es Agropecuario, después All Boys y así sucesivamente”, cierra con la ilusión de que el “Santo”, esta vez, pueda conseguir el objetivo.