Cómo lidiar con los estudios y el celular según cuatro mejores alumnos de Tucumán

Algunos de los estudiantes universitarios más destacados de la provincia revelaron a LA GACETA sus técnicas para concentrarse y controlar el tiempo que pasan con el teléfono.

USO DEL CELULAR. Los jóvenes Tobías Paz Posse, Ezequiel Amín, Santiago Ferraro y Alan Mariano Guzmán Lazarte (de izq. a der.) saben desconectarse cuando es necesario. / LA GACETA. USO DEL CELULAR. Los jóvenes Tobías Paz Posse, Ezequiel Amín, Santiago Ferraro y Alan Mariano Guzmán Lazarte (de izq. a der.) saben desconectarse cuando es necesario. / LA GACETA.
17 Septiembre 2024

La concentración, la disciplina y la aplicación al estudio son virtudes difíciles de alcanzar y practicar en un entorno saturado de estímulos digitales. La tentación de pasar cada vez más tiempo con el teléfono en la mano, en actividades recreativas o de entretenimiento, desafía a todas las edades, pero representa un problema de difícil resolución para niños, adolescentes y jóvenes, que están desarrollando sus hábitos de vida. No es, sin embargo, imposible establecer un vínculo sano con el celular, según los testimonios de cuatro chicos universitarios de Tucumán con desempeño académico sobresaliente. Todos ellos respondieron las consultas de LA GACETA en producciones motivadas por el interés de celebrar el Día del Estudiante.

Los alumnos entrevistados durante la semana pasada asisten a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), la Universidad Tecnológica Nacional-Facultad Regional de Tucumán (UTN), la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNT) y la Universidad San Pablo-T (UPS-T). Se trata de Santiago Ferraro, Tobías Paz Posse, Ezequiel Amín y Alan Mariano Guzmán Lazarte. En diálogos separados, todos ellos respondieron la pregunta "¿cómo lidiás con el teléfono?". Sus contestaciones revelan que cada uno aplica una receta distinta. Mientras algunos adoptaron prácticas como el detox digital, otros implementaron el Método Pomodoro. A continuación, cada quien revela sus trucos con sus propias palabras.

La clave es saber desconectar

"En mi carrera, la computadora y yo somos uno, y ahí hay distracciones al por mayor. Entonces, aplico el Método Pomodoro: 25 minutos de trabajo por cinco de descanso y los respeto a rajatabla. Así puedo mantener mi enfoque y no caer en la trampa de las redes sociales o de las notificaciones”, contó Ezequiel Amín estudiante de 22 años de Ingeniería Informática y abanderado de la Unsta. Algo que Ezequiel también hace es aprovechar al máximo las explicaciones que escucha en clases. Es decir, concentrarse en el aula para que el acto de comprender suceda en ese ámbito.

"Para estudiar uso técnicas como el active recall y las flashcards digitales. En cuanto al celular, soy muy consciente de su impacto. Trato de limitar mi tiempo de pantalla a una o dos horas diarias. No tengo Instagram, TikTok ni YouTube porque me distraía mucho con los videos cortos”, refirió Tobías Paz Posse que también tiene 22 años y es el abanderado de la UTN-FRT.

Paz Posse admitió que, al estar a punto de recibirse de ingeniero en Sistemas, sabe cómo están diseñados los dispositivos para captar la atención. Por eso, implementó medidas como desactivar el Wi-Fi a las nueve de la noche, usar la pantalla en blanco y negro, y habilitar un segundo teléfono con menos distracciones. “Todo esto me ayuda a ser más eficiente", relató. Y anticipó que su propósito era convertir el teléfono dos en el único.

"Sé que es difícil concentrarse hoy en día con tantas distracciones, pero es posible. Antes de estudiar, suelo jugar videojuegos o ver algún partido de fútbol para despejarme. Durante el estudio, mantengo siempre el teléfono en modo 'no molestar'”, describió Alan Mariano Guzmán Lazarte, de 21 años y el mejor promedio de la Universidad San Pablo-T. El alumno de Relaciones Internacionales contó, además, que normalmente estudia directamente de los libros y de los aportes de los profesores en clase.

Aunque estén entre los mejores estudiantes de la provincia, los chicos entrevistados no son inmunes a la atracción que producen los celulares. Es el caso de Santiago Ferraro, alumno de Ingeniería Química de 25 años y abanderado de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNT, quien dijo que aplicaba la fuerza de la voluntad y que separaba los tantos. “Vivo con el celular en la mano ya sea para jugar, para las redes sociales o para ver videos: lo uso constantemente. Sin embargo, a la hora de estudiar, no me distrae. No lo apago, pero lo dejo ahí y soy consciente de que está presente, aunque también soy consciente de que tengo que estudiar”, detalló. 

Lo que queda claro es que, para estos jóvenes con promedios excepcionales, la desintoxicación digital es una herramienta clave para potenciar el rendimiento. Al implementar límites en el uso del celular y otras tecnologías, los cuatro lograron mantener el foco en sus estudios y alcanzar sus metas académicas. En un mundo cada vez más conectado, la desconexión consciente parece ser el secreto detrás del éxito estudiantil de estos tucumanos.

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