Es italiana, hija de rosarinos, se graduó en administración de empresas y está entre las 400 mejores tenistas del mundo

Nicole Fossa Huergo está disputando el W50 de Tucumán y aprovecha para compartir con sus familiares que viven en la provincia.

Es italiana, hija de rosarinos, se graduó en administración de empresas y está entre las 400 mejores tenistas del mundo LA GACETA / Foto de Inés Quinteros Orio

En el W50 de Tucumán que se está disputando en Lawn Tennis hay una gran variedad de nacionalidades. La que más presencia tiene en el certamen, además de Argentina, es Italia (nueve tenistas). Entre ellas aparece una que tiene mucha relación con nuestro país y también con nuestra provincia: Nicole Fossa Huergo.

De 29 años, y actual 355° del ranking WTA, Fossa Huergo nació en Italia, pero toda su familia es argentina. “Mis dos padres son rosarinos. Mi mamá, Andrea Longo, jugaba al vóley y a los 18 estaba en su mejor momento, y se fue a Italia a jugar de manera profesional. Al año siguiente la siguió mi padre, Wolfgang Fossa Huergo, que ya la conocía. Fue a visitarla y se anotó para hacer el curso de tenis. Le dieron trabajo y se quedó allí”, relata Nicole.

Queda claro, el deporte es una herencia familiar para Fossa Huergo. Y no sólo por sus padres. “Mis abuelos eran nadadores de muy buen nivel. Rompieron récords y todo acá en Argentina. Eran Edmundo Fossa Huergo y Liliana Hasenbein”, cuenta. Edmundo llegó, incluso, a ser presidente de la Confederación Argentina de Deportes Acuáticos y hasta estuvo como jefe de equipo en Juegos Olímpicos.

Pese a que tenía varias opciones, Nicole se inclinó por el tenis. “Es el deporte que más me costó de todos por mi carácter. Pero era también el que más me gustaba. Intenté en el vóley, hice varias amigas pero me aburría. La natación también me aburría. Me gustaban el tenis y el básquet y siempre tuve una relación de amor-odio con este deporte. Sin embargo, pasaba tiempo con mi padre y siempre pensaba que podía más. Así, nunca pude dejarlo”, explica.

En medio del camino en el mundo de la pelotita amarilla, apareció la universidad. “Tenía poco ranking y cabeza loca”, recuerda. Por eso decidió asistir a la Universidad de Arizona City, en Phoenix, donde estuvo cinco años y se graduó en administración de empresas. “La pasé genial; prolongué un año e hice una pasantía. No me quería ir. Jugué al tenis, podía competir, mejorar y disfrutar la vida. A los 18 años no tenía la cabeza para competir y quería disfrutar la edad”, reconoce.

Es italiana, hija de rosarinos, se graduó en administración de empresas y está entre las 400 mejores tenistas del mundo LA GACETA / Foto de Inés Quinteros Orio

Pero una vez finalizados sus estudios, decidió volver a probar suerte en el tenis. En el medio, debió superar una lesión en el hombro. Pero Fossa Huergo nunca se dio por vencida y hoy atraviesa el mejor momento en términos de ranking. Eso sí; asegura que prefiere no darle demasiada importancia a los números.

“Trato de no pensarlo mucho. Me pasó de hacerlo y perdí un partido ganado que era imposible perder. Estaba con mi padre y le dije 'más quiero ganar, menos me salen las cosas'. De ahí dejé de presionarme tanto. Si sale, sale; y si no, lo estoy dando todo. Lo importante en el tenis es luchar y encontrar la forma. Si te presionás es todo más difícil; todas las semanas o vas adelante o vas atrás. No te quedás en el mismo lugar”, reflexiona.

Y mientras busca un nuevo buen resultado en Tucumán, disfruta de sus familiares que viven en la provincia y que la alojan. “Son tíos de mis padres. Me encanta venir a Argentina y a veces vengo sólo para disfrutar; entonces no es tanta presión. Me gusta encontrarme con mi familia, con mis amigos, comer un rico asado y tomar mate. Me gusta volver y ser bien recibida como si nunca me hubiese ido. En este lugar me siento siempre en casa”, cierra Fossa Huergo, que aprovecha al máximo su estadía en el país mientras intenta seguir progresando en su carrera tenística.

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