Córdoba: vecinos les tiraron piedras a los bomberos que combaten los incendios

En medio del operativo de lucha contra los incendios que azotan la provincia de Córdoba, los bomberos que trabajan incansablemente para controlar las llamas fueron agredidos por un grupo de personas en la zona norte de Punilla. Los ataques, que incluyeron piedras y patadas, ocurrieron mientras los efectivos combatían los focos de incendio en San Marcos Sierras, uno de los puntos más críticos en la actualidad. Esta agresión ha generado indignación en la comunidad, que reconoce el esfuerzo y sacrificio de los bomberos en esta situación de emergencia.

El vocero de la Secretaría de Gestión de Riesgo Climático, Roberto Schreiner, confirmó que los incendios en la región continúan siendo de difícil acceso y peligrosos, especialmente en zonas como Chancaní y Villa Berna, aunque el foco en esta última ha disminuido en intensidad. Sin embargo, en San Marcos Sierras, el fuego ha recrudecido, lo que ha obligado a duplicar la cantidad de bomberos en el área. A pesar de los esfuerzos, las condiciones climáticas adversas, con riesgo extremo de incendios, complican las labores.

El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, quien visitó las zonas afectadas, expresó su apoyo incondicional a los bomberos y condenó enérgicamente las críticas que cuestionan su labor. "A los bomberos no se les puede poner en duda su profesionalismo", afirmó Llaryora, en referencia a las declaraciones de dirigentes opositores que acusaron de falta de recursos en el manejo de la crisis. El gobernador fue contundente al defender a los efectivos que arriesgan su vida en medio del fuego, señalando que las críticas a su trabajo solo buscan desprestigiar.

Además de los incidentes en Punilla, la fiscal Paula Kelm confirmó la detención de dos personas acusadas de provocar intencionalmente algunos de los incendios. Según la fiscal, la evidencia indica que los fuegos no fueron resultado de imprudencia, sino de actos deliberados. Las penas para los responsables podrían alcanzar hasta 15 años de prisión, dependiendo de las consecuencias que aún se están evaluando. Mientras tanto, los bomberos continúan su ardua labor en condiciones difíciles, ahora agravadas por los incomprensibles ataques recibidos.