Día de la Ciudad: un concierto de campanas para musicalizar el cumpleaños

Federico Orio tañerá los bronces de las iglesias Catedral, San Francisco y La Merced, para celebrar el aniversario 339 de la capital tucumana. Será el domingo, desde las 21.15.

INSTRUMENTO ESPECIAL Federico Orio tañe campanas. INSTRUMENTO ESPECIAL Federico Orio tañe campanas.

El domingo, San Miguel de Tucumán cumple 339 años, que se comienzan a contar desde el traslado desde Ibatín hasta el actual emplazamiento de la capital. Ese día concluirá la semana de festejos con distintas actividades y propuestas, entre las que se distingue el “Concierto de Campanas para la Ciudad”, que tendrá lugar a las 21.15.

Desde esa hora sonarán por unos 20 o 30 minutos los bronces de los campanarios de las iglesias Catedral, San Francisco y La Merced, que serán tocados por un equipo de músicos coordinados por Federico Orio: participarán Sergio Daniel Álvarez, Maximiliano Romero Almenar, César Barrionuevo, Nicolás Peralta, Aimé Martínez, Camila Pláate, Pablo Salas, Camila Penques, Rocío Herrera, Federico López, José Luis Arcuri, Valerio Carrillo Badino y Pablo Vidal.

Orio compuso una obra en homenaje a la ciudad y a su patrono, el Arcángel San Miguel. “Este concierto no solo busca conmemorar su legado, sino también fortalecer los lazos que nos unen como comunidad”, se adelanta.

“Como cada composición, todo depende del artista que la hace y la orquesta que la interprete. Directamente fui infuenciado por Llorenç Barber, quien es el único otro creador que conozco que trabaja como yo. Lo conocí personalmente en diciembre de 2022 y me di cuenta de que hacíamos cosas distintas. Mi idea es de ensamble de percusión, con figuras geométricas en un triángulo poderisísimo que se forma entre las tres iglesias cuyo campañarios aprovecharé el domingo”, le adelanta el director a LA GACETA, recién llegado de regreso a su provincia desde la Capital Federal donde reside, luego de haber estudiado campanología y carillón en la escuela Beiaard Centrum Nederland, de los Países Bajos.

- ¿Cómo se hace la partitura?

- Se escribe de forma convencional, aunque la campana tenga múltiples notas. Suenan armónicos que componen su sonido; queda una sensación de Fa pero porta otras notas también. El oído de cada uno arma su propio concierto de alguna manera. Por eso, lo ideal será que el público busque en el espacio los ecos, las reverberaciones, caminando por la plaza Independencia y en la 24 de Septiembre, el movimiento será muy interesante, dar vuelta un poco por el lugar. Salir y entrar, acercarse a cada iglesia, estar a los pies de la Estatua de la Libertad o de la fuente, permitirá apreciarlo.

- ¿Qué te da la campana como instrumento?

- Lo mismo que al resto, porque no puede tocarse en privado. Tengo la responsabilidad del sonido: cada vez que toco una campana envío un mensaje. Pero soy un músico sin instrumento, sólo lo tengo cuando subo a una torre. Son objetos enormes, pesadísimos, que tienen historia, guardan una sonoridad muy particular según el lugar montado. Lo que se siente en la tríada del centro tucumano, sólo se percibe acá, forman parte de la ciudad. Nunca es para mí solo. Es algo súper agradable, precioso cuando se lo toca desde lo musical, con su función estética. La experiencia que busca es de apreciar la belleza.

- ¿Por qué te dedicaste a esto?

- Soy una persona que siempre mira para arriba, me gusta ver la arquitectura y admiro mucho lo que me rodea. Es un sonido con el que tengo una relación visual. Las iglesias son muy preponderantes en la vista, y se ven la campanas, grandes y calladas. Ahí aparece la posibilidad del sonido, dentro del mundo de la percusión. Cuando se me ocurrió entrar en ese universo, fue por Barber. Luego, me puse a imaginar cómo sería un concierto con los tres campanarios del centro; me fui acercando y logrando ingresar, lo que me llevó muchos años, investigación y estudios de campanalogía, que vienen desde el iluminismo en adelante, en una tradición que viene desde mediados del 1200. Cuando gané una beca en 2016, se me abrieron puertas y desde entonces no paré en ningún lado.

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