VIDEO. Cómo son los cuentos basados en femicidios sucedidos en Tucumán

El libro de Fabián Soberón, “Todo es ahora”, se presenta hoy por la noche en la librería “Libro de Oro”, en Barrio Norte.

AUTOR TUCUMANO. Fabián Soberón presentará su libro esta noche en la librería “Libro de Oro”. AUTOR TUCUMANO. Fabián Soberón presentará su libro esta noche en la librería “Libro de Oro”.

Cuentos basados en femicidios que sucedieron en Tucumán. De eso se trata el nuevo libro de Fabián Soberón, “Todo es ahora”, que se presentará hoy desde las 21 en la librería Libro de Oro, en Corrientes 532. El autor, charló con LG Play y contó justamente sobre la crudeza del tópico de su libro.

- ¿De qué se trata el libro?

- Una parte importante de los cuentos gira a partir de casos de femicidios en Tucumán. Todos los cuentos están atravesados por un crimen. Están basados en el caso de Paola Tacacho, el de Marita Verón, el de Paulina Lebbos, el de Betty Argañaraz... Son ficciones que parten de ese núcleo de ese hueso duro de lo real. Son ficciones a partir de distintas versiones que yo tomé, es decir, no son crónicas.

- ¿Dónde está el límite entre lo real y la ficción en tus cuentos? ¿Cómo manejás esas fronteras?

- A mí lo que me ha interesado es tomar estas estos casos para pensar en el punto de vista. La pregunta que yo me hice en todos los casos fue ¿quién narra? ¿Desde qué punto de vista se narra un crimen, un femicidio? Hay un cuento, por ejemplo, el que está basado en el en el caso de Betty Argañaraz en el que se alternan los puntos de vista, por ejemplo. O qué perspectiva tiene sobre su propio el caso de, por ejemplo, Paola Tacacho Ese cuento está narrado directamente en primera persona y y he trabajado con una matriz vinculada con el tiempo ya que se alternan los distintos tiempos en el cuento y eso también es algo que nos permite hacer la ficción y no desde otro lugar digamos porque claramente es un ensayo, un experimento literario ensayar la primera persona o sea proponer una primera persona de alguien que ya ha fallecido.

- Es bastante disruptivo meter ficción en algo tan concreto. ¿Sos consciente de lo que pueden decir sus familias por ejemplos?

- Ya han surgido opiniones a propósito del libro y me han dicho varias cuestiones. Por un lado esto que vos decís el trabajar en el cruce o trabajar con el cruce entre el punto de partida que nosotros llamamos rápidamente realidad. Pero es muy complejo hablar de la realidad, ya sabemos que es compleja la realidad en sí misma. También está el trabajo con el lenguaje que es algo propio de la literatura: el lenguaje cobra cuerpo en los cuentos y expresa cuestiones que en la vida cotidiana no lo hacemos de esa manera. Por otra parte está la cuestión de reunir los cuentos como si se tratara de un conjunto de textos que dicen algo sobre el estado de la violencia en una provincia o en un conjunto de ciudades ya que los otros cuentos no están ambientados en Tucumán, sino en otras ciudades en Estados Unidos.

- En la época de esos femicidios resonantes había grafitis que solían decir: ‘Tucumán devora mujeres”. Te escucho hablar a vos y de algún modo siento que esa idea puede estar expresada en el libro...

- Así es. Hay que agregar a lo que vos acabas de comentar, para mí de manera acertada, que en ninguno de los cuentos aparece un detective o un investigador y a mí me parece esto -lo pensé después de escribir los cuentos- que esto sucede porque hay un cuestionamiento implícito a la figura o al lugar de la ley. Qué rol tiene la ley en relación con los actos que están fuera de la ley. No sólo Tucumán, incluso uno podría pensar en el país, donde la ley no está presente o no tiene el rol que debería tener hay un borde que se cruza donde nos hace sentir o pensar que vivimos sin ley. Y eso implica por supuesto un gran peligro, la puerta abierta al delito y los cuentos trabajan con esa materia cruda de la violencia, de la crueldad del horror.

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