Un descubrimiento realizado por un equipo de arqueólogos turcos permitió conectar los tiempos de la entidad política más importante de la antigüedad junto con la contemporaneidad del siglo XXI. En medio de excavaciones en una basílica turca, los especialistas pudieron desenterrar la tumba de un gladiador romano que data del siglo III a.C, en momentos del ocaso de aquel significativo imperio.
Un equipo de arqueólogos en Turquía halló la tumba de un gladiador romano, junto con los restos de 12 individuos en su interior. El cuerpo fue desenterrado durante la excavación del monumento de la Basílica de San Juan, ubicada en Selcuk, en Turquía, antigua ciudad de Éfeso. La excavación fue autorizada por el Ministerio de Cultura y Turismo y dirigida por el profesor asociado Sinan Mimaroglu del Departamento de Historia del Arte de la Universidad Hatay Mustafa Kemal.
Los restos de un gladiador romano arrojaron importantes conocimientos sobre la antigua ciudad de Éfeso
Aunque la tumba resultara proveniente de tiempos tan remotos como el siglo III a.C, las investigaciones en la zona determinaron que el sepulcro fue puesto en funcionamiento tiempo después. Durante el siglo V d.C, este sirvió como panteón para los restos de 12 hombres y mujeres, informó el medio Türkiye Today. Este descubrimiento arroja hallazgos de importancia sobre las prácticas funerarias de la población y mayores conocimientos sobre la vida en la antigua ciudad de Éfeso.
De acuerdo con las fuentes, el gladiador romano recibía el nombre de Éufrates y en aquel poderoso imperio cumplía el rol de entretener al público en un anfiteatro gigante que convocaba a cientos de personas para apreciar un espectáculo característico de aquella época. En la antigua Roma, los gladiadores eran luchadores profesionales que protagonizaban batallas en arenas repletas de gente.
El gladiador del Imperio Romano, una vida en la que valía la pena invertir
El destino de los gladiadores fue cambiando con el tiempo. En un primer momento se trataba de delincuentes que habían sido esclavizados. Sin embargo, pronto con la creciente popularidad de estas batallas, los hombres comenzaron a inscribirse voluntariamente para participar.
Los gladiadores solían participar en combates uno contra uno, bajo la supervisión de un árbitro. Las primeras batallas solían librarse a muerte, pero con el tiempo los gladiadores se volvieron una importante inversión. Los luchadores se sometían a un entrenamiento intenso y costoso, por lo que el lanista, propietario de una escuela de gladiatura, debía destinar mucho dinero en ellos y su vida ya no era desechable.
En el interior de la tumba recientemente desenterrada por los arqueólogos se encontraron cruces talladas en su interior, que datan del siglo V, así como en la tapa, que se cree que fueron añadidas durante los siglos VII y VIII,. No se sabe mucho sobre los 12 que fueron enterrados dentro de la tumba, pero se cree que provenían de una familia de clase alta. "Los entierros dentro de la iglesia probablemente pertenecen a la clase alta o al clero, ya que es poco probable que una persona común sea enterrada de manera tan meticulosa dentro de una iglesia", advirtió Mimaroglu.