Feliz, pero no satisfecho. Bruno Medina es el “hombre-gol” de Tucumán Central: en nueve partidos disputados, marcó ocho goles, lo que lo posiciona como el delantero más efectivo del torneo Anual de la Liga Tucumana. Sin embargo, el atacante tiene claro que el objetivo aún no está cumplido. En lo grupal, el “Rojo” de Villa Alem aspira a ser uno de los grandes candidatos en la segunda instancia, y Medina sabe que tienen todo para dar la sorpresa. En lo personal, su meta sigue siendo convertirse en futbolista profesional, un sueño que, a sus 25 años, aún está vivo.
Como en muchos casos, Medina es uno de los tantos talentos que nacieron en Villa 9 de Julio. Fue uno de esos niños que comenzaron a jugar en la vereda de su casa, a los 10 años ya vestía la camiseta de un club tucumano. “Arranqué a los 10 años en Sportivo Guzmán porque era uno de los pocos clubes que entrenaba después de las 18.30. Apenas salía de la escuela, pasaba al club porque quedaba cerca de mi casa”, recordó.
El tiempo en el “Juliano” solo duró un año. Medina tuvo la oportunidad de ponerse la camiseta del club de sus amores y no quiso desaprovecharla. “Cuando entré a la secundaria, que era a la mañana, pasó a Central Norte, el club del que es hincha mi papá”, señaló. “Mi papá se hizo hincha gracias a un tío que lo llevaba a la cancha hace muchísimos años, cuando el club estaba cerca de la plazoleta Dorrego. A pesar de tener a Atlético y San Martín, él eligió Central Norte porque en esa época no había mucha diferencia entre los equipos, ya que todos competían en la vieja Liga Tucumana. Yo, que soy el más chico de mis cuatro hermanos, fui el único de sus hijos que heredó esa pasión. Mis otros hermanos son fanáticos del Atlético”, agregó.
Según Bruno, su padre, Rubén Medina, estuvo relacionado de manera indirecta con el fútbol. “Él no jugó, pero es muy conocido en el ámbito del fútbol tucumano porque es locutor. También fue animador de los grandes bailes de Tucumán, como los de Ranchillos, Lastenia y Central Córdoba, en aquellos carnavales masivos. Ahora, solo mi hermano mayor, Fabián, siguió ese camino de la comunicación. Todos los demás nos dedicamos a otras cosas”, contó Medina.
El debut en la Primera de Central Norte, el “Cuervo”, se dio en 2015 y marcó un punto de inflexión en su vida. “Fue un momento muy especial para mí, porque al ser hincha se juntaron muchísimas emociones, lo que lo convirtió en un momento inolvidable. Sobre todo, porque mi viejo me vio vestir la camiseta de Central Norte. Además, fue una etapa futbolística muy buena , ya que estaba rodeado de grandes jugadores de la Liga Tucumana como Gerardo Porven, (Oscar) ‘Teté’ Quiroz, Emanuel García, (Marcelo) ‘Gata’ Lazarte... Todos ellos fueron referentes en mi adolescencia”, explicó.
Medina, por otro lado, reconoció que probó en otras posiciones fuera del tridente de ataque, aunque nunca terminó de adaptarse. “Hubo una época en la que jugué de volante cuando tuve como DT a Daniel ‘Petete’ Hernández. En ese entonces, era una especie de carrilero, porque él usaba una línea de tres en el fondo. Todo se daba por mis condiciones. Quería sacar provecho de mi velocidad y potencia, y yo tenía el físico para hacerlo. Ricardo Rodríguez también buscaba lo mismo. Después, casi siempre jugué como centrodelantero. A veces como nueve de área, y otras veces más sueltas”, contó.
Durante la pandemia, el delantero sufrió una lesión en los meniscos de la pierna izquierda. “Me operaron y no pude jugar hasta finales de 2021. Apenas me recuperé, decidí irme a Unión del Norte. Sentía que era el momento de cambiar de aires y hacer una nueva apuesta. Después de jugar la fase final de la Liga B para Argentinos del Norte”, indicó el delantero, quien luego pasó por San Antonio, Sportivo Saujil y San Lorenzo de Alem, de Catamarca.
“Salir de la provincia fue una experiencia agridulce. Lo bueno fue que pude jugar mucho tiempo, pero lo malo es que los pueblos del interior son muy chicos y no hay mucho tránsito. No tenés nada para hacer más allá del fútbol. Siempre hay que encontrar algo para distraer la mente, pero en esas circunstancias es difícil. No había nada para combatir el aburrimiento”, recordó.
Para los jugadores del fútbol local, Medina reconoce que es muy difícil encontrar cierta seguridad económica en los clubes tucumanos. “Muchos no ofrecen una gran cantidad de dinero, pero lo que reciben les sirve para vivir. Sin embargo, todos nos arriesgamos, porque no todo es color de rosa. Hay muchas instituciones que no llegan a cubrir lo que prometen. Hay que considerar los objetivos y cómo estos afectan tu vida. Muchos deben trabajar y jugar para poder vivir. Hoy soy un afortunado porque vivo del fútbol, pero también soy profesor de Educación Física. No ejerzo actualmente, pero es una posibilidad que dejo abierta para el futuro”, dijo.
Medina reconoce que todavía no ha cumplido su meta individual. Más bien, está en proceso de construir su camino. “El objetivo que siempre he tenido es hacerme reconocido por mi rendimiento en la cancha. Creo que, poco a poco, lo estoy logrando y los clubes ya me reconocen. Sin embargo, esta no es mi objetivo final, ya que aún tengo la esperanza de convertirme en jugador profesional. Es la meta pendiente en mi vida, pero confío plenamente en que la cumpliré porque trabajo día a día para lograrlo. Sé que sin disciplina ni esfuerzo no se consigue nada”, expresó.
Además, contó que tiene una celebración especial para sus goles. “Hago el festejo del comandante porque me identifica mucho; quiero ser como un comandante. Soy una persona que siempre avanza con trabajo y sacrificio, y que se preocupa por sus compañeros. Quiero que todo esté bien porque eso es fundamental. Deseo que todos estemos de la mejor manera posible para cumplir nuestros objetivos”, sentenció.
Así, Medina tiene en claro cuál es el objetivo final y, por ese motivo, quiere seguir marcando goles para llegar a la próxima meta.