VIDEO. Cáncer de mama: “‘Má’, ¿qué tenés ahí?”: gracias a su hija, se descubrió un bulto

Dos historias detrás del diagnóstico de cáncer de mama que invitan a pensar y reflexionar

CHAU QUIMIO. El día que Ximena terminó el tratamiento de quimioterapia, su familia, los médicos y enfermeros lo festejaron con alegría. CHAU QUIMIO. El día que Ximena terminó el tratamiento de quimioterapia, su familia, los médicos y enfermeros lo festejaron con alegría.

No hay que tener miedo. Ni preguntarse por qué a mí. Es bueno hacer planes a futuro. Y nunca dejar de soñar. Ni de celebrar la vida. No hay que abandonar lo que uno ama. La contención de la familia y los amigos es fundamental. Los controles son esenciales. Porque muchas veces no hay síntomas. Y cuanto antes lleguemos a un diagnóstico y a un tratamiento, más altas serán las posibilidades de cura.

Podrían ser las indicaciones de un médico. Pero en realidad son algunas de las reflexiones que nos dejaron ellas, Ximena Magnano y Cecilia Castro. Tuvieron cáncer de mama y en el día mundial contra la enfermedad, que se celebra hoy, charlaron con LA GACETA para concientizar a otras mujeres sobre la importancia de detectar a tiempo esta patología.

A todas puede pasarnos. Se calcula que una de cada ocho argentinas habrá desarrollado la enfermedad en algún momento de su vida. En nuestro país, se detectan has 22.000 nuevos casos por año, según la Sociedad Argentina de Mastología en base a los datos del Instituto Nacional del Cáncer. Estos números reflejan la incidencia de la afección y la posiciona como el tipo de cáncer más común entre la población femenina.

En primera persona

Ximena tenía 36 años cuando le diagnosticaron cáncer de mama. “Fue gracias a mi hija; era chiquita y siempre me tocaba para dormirse. Una noche me dijo: ‘ma, ¿qué tenés aquí?’. Así me descubrí un bultito. Me llamó la atención porque me había hecho controles unos cuatro o cinco meses antes y todo estaba bien. De todas maneras, fui al médico, me hice de nuevo los estudios y ahí salió, en la ecografía mamaria”, recuerda Magnano, que es psicóloga y mamá de una nena que ahora tiene 10 años.

Lo que siguió fue una punción y un análisis que mostró lo más impensado: se trataba de algo maligno. “Fue un shock. No lo esperaba; estaba convencida de que no era nada grave. Yo era muy joven y en mi familia no había antecedentes”, cuenta Magnano.

Era diciembre y en esos días ella estaba programando sus vacaciones. Su vida quedó en una especie de stand by. Empezó a visitar oncólogos, a buscar distintas opiniones. Algunos le dijeron que lo mejor era operarse y luego hacer quimioterapia y rayos; otros no le aconsejaban la cirugía. “Lo bueno era que, como yo me hacía siempre los controles, fue un diagnóstico precoz, con muchas posibilidades de cura”, remarcó.

“Yo quería sacarlo de mi cuerpo, así que opté por la operación. Después vinieron tres meses de quimioterapia. Por suerte, no la pasé tan mal como creía que iba a ser. Sí me sentía cansada. No se me cayó el pelo gracias a la técnica de cascos fríos”, relató la joven profesional, que en ese momento vivía en Termas de Río Hondo, pero se mudó a Tucumán (a la casa de su hermana) para cumplir con toda la terapia.

Cuestión de actitud

¿Qué cosas sentís que fueron muy importantes en tu tratamiento?, le consultamos. “Creo que, además de la parte médica, la actitud es fundamental. Desde el primer momento dije que me iba a curar. Pensé: ‘esto no me va a limitar, yo voy a pelearla’. La contención familiar también fue muy importante. Además, trataba de no quedarme quieta, de salir a caminar y hacer cosas”, especificó.

Confiesa que sí tuvo miedo, pero que solo fue al principio. Y también cuando se hizo un estudio genético para saber si la enfermedad, en su caso, tenía esa explicación. “Por suerte, no era hereditario. Lo que sí, por ser tan joven, creo que la edad es una desventaja y me tendré que cuidar, hacer controles de por vida y tomar medicación para que no vuelva el cáncer”, resalta Ximena, que ahora está analizando sacarse los ovarios, porque es la forma de dejar de tomar medicación.

Cuando le preguntamos qué consejos nos podría dar, es muy clara: “controlarse siempre es fundamental, no dejarse estar. Si no fuera por los controles tal vez otra hubiera sido mi historia. Y hacerse autoexámenes; tocarse, una se conoce bien el cuerpo y es la primera en darse cuenta cuando algo no está bien”.

Y otra recomendación esencial que nos da: “si tenés cáncer, es bueno pensar que será una cosa más que tenés que pasar en tu vida, que sí se puede curar Y nunca dejar de proyectar, de programar algo lindo. Fijate que vas a hacer después, por ejemplo armá unas vacaciones o diseñá un proyecto: eso te ayuda a pasarla mejor”.

“Me toqué algo raro”

“Hace dos años, estando en la cama me toqué algo raro. Descubrí un bulto en la mama izquierda”, recuerda Cecilia Castro, que es odontóloga y actualmente tiene 61 años. La profesional asume se dejó estar un poco. En 2019 se había hecho la última mamografía, al año siguiente vino la pandemia y entonces no se hizo ningún control. “Yo sabía que tenía unos quistes y que me tenía que controlar. Además, en mi familia había antecedentes de cáncer de mama”, admite.

CONTENCIÓN. Magnano, rodeada de familiares y de profesionales. CONTENCIÓN. Magnano, rodeada de familiares y de profesionales.

Si bien reconoce que al principio le causó mucha preocupación, Cecilia optó por tomarlo con tranquilidad. Fue al médico, se hizo los estudios y la biopsia. “Soy una persona positiva. Me sentía optimista; había que ir para adelante así que no me permití deprimirme. Me operaron y después hice quimioterapia y rayos”, detalla.

Una de las cosas que más le preocupaba a Cecilia era la posibilidad de perder el pelo y lo que eso podía provocar en sus hijos. “Pensaba más que nada en ellos. Averigüé y me puse cascos fríos, así que no quedé pelada. La quimio apenas me causó una leve descompostura”, relata la profesional.

“A pesar de que me sentía cansada, fui al gimnasio y me inscribí en una clase de zumba. ¡Lo que me divertía; era una hora en que me olvidaba de todo”, cuenta, resaltando la importancia de la actividad física incluso estando en medio de un tratamiento para el cáncer.

Después de la quimioterapia y de una serie de estudios que mostraron que todo estaba bien, Cecilia empezó a recibir inyecciones y ahora toma una pastilla por día. Castro está convencida de que, para sanarse, es importante el tratamiento médico y también una actitud positiva. “En vez de preguntarme por qué a mí, me decía por qué no a mi”, apunta.

También es fundamental la contención, de la familia y los amigos. “Hay que hablar de lo que uno siente, poner en palabras lo que le pasa. No hay que dejarse vencer por el miedo. En vez de preocuparse, hay que ocuparse”, aconseja. E insiste: el autocontrol es fundamental para detectar un bultito o dureza. Si una mujer descubre alguno de estos signos, debe ir urgente al especialista. Porque el cáncer de mama tiene que combatirse a tiempo.

Caminata Rosa: actividades en el Campus de la Unsta

Hoy a las 9 se realizará una “Caminata Rosa”, que partirá desde el Campus de la Unsta en la avenida Perón hasta la rotonda de Horco Molle. El objetivo es apoyar la lucha contra el cáncer de mama y promover la conciencia sobre la importancia de la detección temprana. Tiene un costo de $3.000 e incluye un kit de bienvenida. Habrá sorteos, bandas en vivo y muchas más actividades. Estará presente el móvil de atención para la mujer, del Ministerio de Salud. Asimismo, habrá otras caminatas hoy en Famaillá y el próximo sábado en Monteros. El viernes 25 se hará la Expo Salud Mujer en la Plaza Independencia.

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