El insólito caso de los policías lectores

El insólito caso de los policías lectores
Hace 4 Hs

Por Juan Ángel Cabaleiro

Para LA GACETA - TUCUMÁN

El municipio de Neza (Nezahualcóyotl), al este de Ciudad de México, uno de los más violentos y descontrolados del país y con la policía más corrupta, pasó a ser, en pocos años, su opuesto: el Estado con los índices de delincuencia más bajos y una policía integrada y reconocida por la comunidad. Parece una exageración, pero no lo es, como indican unánimemente autoridades y estadísticas. El mérito le corresponde a Jorge Amador, el jefe de Policía que asumió sin ninguna experiencia en el área y se mantuvo en el puesto durante cinco administraciones diferentes, unos 18 años, entre 2003 y 2021, fenómeno desconocido hasta entonces. Amador no es policía, sino abogado, sociólogo y filósofo, y se incorporó al cargo para implementar una serie de medidas tan descabelladas como exitosas, que incluyen un ambicioso plan de lectura y su impredecible saga de consecuencias.

Literatura siempre alerta

Así se llama el programa implementado en 2005 por Jorge Amador desde la Dirección de Seguridad Ciudadana, en Neza. Involucra a todo el personal policial, que asiste quincenalmente a talleres de lectura, escritura y análisis de textos literarios. Parece broma, pero no lo es. La lista de obras que el municipio edita y regala a estos funcionarios incluye títulos como El Quijote, Cien años de soledad o Pedro Páramo, y autores como Raymond Carver, Philip K. Dick o Carlos Fuentes. Además, estas actividades se complementan con certámenes literarios, publicaciones de antologías de textos de los propios policías, visitas y charlas con escritores, un «librobus», que recorre los barrios como biblioteca ambulante, y hasta torneos de fútbol en los que cada equipo lleva el nombre de un libro famoso y cada futbolista el de un escritor en su camiseta. Se trata de actividades de inmersión en la cultura lectora, de reflexión y debate sobre situaciones afines a la actuación policial que se reflejan en obras literarias, y una profundización de los valores éticos y culturales de ese colectivo. La literatura, dicen, ayuda a comprender al hombre y a transformarlo.

Promotores de lectura

Más sorprendente todavía es que el plan de fomento de la lectura y la escritura se haya extendido, del ámbito policial, a todos los habitantes del municipio, y que los policías se hayan convertido en agentes promotores de la lectura en la comunidad; y que esto, lejos de ser una experiencia anecdótica, se haya prolongado y consolidado en el tiempo como una política de Estado. Así, el programa «Letras en guardia», implementado en 2007, es la extensión al ámbito del DF de esta iniciativa, en el que se formó a 669 policías como promotores de lectura para acercar las obras a los 80.000 agentes de la capital mexicana.

Hay más. De enorme impacto resultó luego el programa «21 para el 21» (por el año 2021), que repartió gratuitamente en todo el país 2,1 millones de ejemplares de 21 autores mexicanos de renombre, gracias al compromiso de la editorial Fondo de Cultura Económica y de su director, el escritor Paco Ignacio Taibo II.

En todos estos proyectos y actividades, el denominador común es el papel protagónico de los policías como promotores de la lectura entre sus pares y en la comunidad, la edición y el reparto gratuito o a bajo costo de ejemplares, y el fuerte impacto transformador de la lectura, que se refleja de forma muy concreta en la baja de los índices de criminalidad y violencia. Nadie creía al principio y nadie pudo explicarse muy bien después cómo un programa de este tipo llegó a funcionar y a dar tan buenos resultados, pero el hecho es que ha sucedido, que despierta un interés creciente en todo México, y que incluso otros países, como Chile y EE.UU., mostraron interés en adoptarlo.

Tucumán, años luz

De modo que la realidad es así, compleja, y tiene sus dobleces, sus oportunidades inesperadas y sorprendentes. Indago en esto y pienso, cada vez más, en nuestra pobre realidad tucumana, en el eterno estancamiento que padecemos, en el intenso pero restringido alcance de nuestra vida cultural, en la arcaica mentalidad de políticos y dirigentes, reflejo de nuestra  impotencia. Y la conclusión evidente es que Tucumán se encuentra lejos, a años luz de este tipo de iniciativas y de programas. Una distancia idéntica o muy parecida a la de Neza antes de que alguien se decidiera a impulsarlos. Parece imposible, pero no lo es.

© LA GACETA

Juan Ángel Cabaleiro - Escritor.

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