Le diagnosticaron cáncer a los 24 años: este fue el primer síntoma que tuvo

Como muchas jóvenes, la salud no era una preocupación predominante en la vida de Jenn Kelly hasta que llegó el diagnóstico.

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Hace 3 Hs

Jenn Kelly, una enfermera de 24 años, nunca pensó que el cáncer entraría en su vida tan pronto. Sin antecedentes familiares ni factores de riesgo genético, y siendo tan joven, la idea de tener cáncer de mama parecía lejana. Sin embargo, durante una ducha rutinaria, notó algo extraño: un bulto en su pecho. Aquella pequeña alarma silenciosa marcaría el inicio de un camino desafiante que cambiaría para siempre su vida.

El descubrimiento del bulto: un primer síntoma inesperado

El cáncer de mama es una enfermedad que, si bien suele asociarse a personas mayores, puede aparecer a cualquier edad. Cada mujer tiene una probabilidad de 1 entre 8 de desarrollar este tipo de cáncer a lo largo de su vida, y aproximadamente la mitad de los casos se presentan en mujeres sin factores de riesgo específicos. Jenn es un claro ejemplo de ello. Al descubrir el bulto, su reacción inicial fue pensar que se trataba de algo benigno, como un quiste o un fibroadenoma, condiciones comunes y no graves en mujeres jóvenes.

“No sentía dolor ni tenía otros síntomas. No me sentía enferma, así que supuse que no había motivo de preocupación,” explicó Jenn. Pero este bulto, aunque no dolía ni causaba molestias, resultó ser la primera señal de una enfermedad silenciosa que estaba avanzando sin que ella lo supiera.

Le diagnosticaron cáncer a los 24 años: este fue el primer síntoma que tuvo

La espera y el diagnóstico

Aunque no sentía urgencia, Jenn decidió programar una cita con su médico de cabecera. Debido a la espera habitual para consultas, pasó varias semanas observando su cuerpo, notando algunos cambios sutiles en su pecho. Sin embargo, seguía convencida de que se trataba de algo temporal o pasajero.

Finalmente, al llegar a su cita, fue sometida a una mamografía y a una ecografía que, en un inicio, no mostraron nada preocupante. Pero su ginecólogo decidió realizar un examen manual y derivarla a un especialista en mama, lo cual fue decisivo. Tras más estudios, la realidad salió a la luz: no solo tenía cáncer, sino que este había avanzado a un estadio metastásico, afectando también sus ganglios linfáticos, hígado y huesos.

Un diagnóstico devastador

"El diagnóstico fue un shock total", cuenta Jenn. "Pasaron aproximadamente cuatro meses desde que noté el bulto hasta que me diagnosticaron cáncer de mama metastásico en estadio 4". La noticia era desconsoladora; su primer oncólogo le explicó que su pronóstico era reservado y que tendría que someterse a quimioterapia por tiempo indefinido.

Este diagnóstico implicaba un cambio radical en su vida. Con solo 24 años, Jenn pasó de planear su futuro a enfrentar tratamientos complejos y someterse a una serie de procedimientos médicos. El impacto emocional fue tan fuerte como el físico, y la joven experimentó un aislamiento difícil de describir. Al ser la persona más joven en la sala de oncología, se enfrentaba a un diagnóstico terminal que pocos podían comprender.

La lucha constante y la esperanza

Jenn ha pasado por ocho tratamientos diferentes, desde quimioterapia hasta terapias hormonales y ensayos clínicos que, aunque han ayudado a reducir el tamaño de los tumores, no han logrado erradicar la enfermedad. La falta de avances definitivos ha sido dura, pero se aferra a la esperanza de que algún día pueda escuchar las palabras “no hay evidencia de enfermedad”.

Su experiencia la ha impulsado a abogar por una mayor concienciación y financiamiento para el cáncer de mama metastásico. Jenn se ha convertido en una embajadora de esta causa, buscando generar apoyo para la investigación de esta enfermedad que, a menudo, recibe menos atención. En octubre, durante el Mes de Concientización del Cáncer de Mama, Jenn ha compartido su historia para destacar la importancia de los chequeos regulares y de escuchar los signos que el cuerpo pueda mostrar, por mínimos que parezcan.

Reflexión y mensaje

Jenn espera que su experiencia sirva de recordatorio para que mujeres de todas las edades presten atención a sus cuerpos y no ignoren cualquier cambio inusual. La lucha contra el cáncer de mama continúa para ella, pero cada día se enfoca en vivir con gratitud y esperanza, manteniendo la fe en los avances médicos y en el apoyo de la comunidad que ha encontrado a lo largo de su camino.


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