Cinco mujeres se encuentran en el humor ante lo más difícil

Ana María Picchio habló con LA GACETA acerca de “PerdidaMente (Tirate de cabeza)”, la obra dirigida por José María Muscari que coprotagoniza junto a un destacado elenco.

TEATRO. Perdidamente, una comedia para reír, reflexionar y utilizar la inteligencia. TEATRO. "Perdidamente", una comedia para reír, reflexionar y utilizar la inteligencia.

Una garantía: el elenco reúne a Leonor Benedetto, Ana María Picchio, Iliana Calabró, Emilia Mazer y Mirta Wos.

Otra garantía: la dramaturgia y la dirección son de Mariela Asensio y José María Muscari. La producción, de Tomás Rottemberg.

La obra se llama “PerdidaMente (Tirate de cabeza)” y sube a escena hoy a las 20 en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479).

La avalan exitosas temporadas en la calle Corrientes y en Mar del Plata, donde cosechó el Premio Estrella de Mar como mejor comedia dramática, así como Benedetto y Picchio recibieron el de mejor actriz, además de las nominaciones a dirección, escenografía, y al elenco.

Desde Jujuy, Picchio habló con LA GACETA. La charla empieza por el final de la obra, que emociona al público.

“Ahora aparece la reconciliación, algo que no aparecía en la versión anterior, donde la situación quedaba como detenida o con final abierto. En cambio ahora se resuelve como ‘qué bueno que nos dimos cuenta, porque uno siempre se da cuenta de las cosas cuando ya no hay nada más que hacer’. Eso es muy bueno, por eso el público sale muy conmovido”, comenta.

Hecho real

“Es un hecho real: ¿quién no tiene alguien conocido o un pariente con Alzheimer o alguien con problemas cognitivos, que se olvida de las cosas o que ya no entiende nada, que te llama y te dice ‘no sé quién sos’. Ya estamos acostumbrados. Entonces cuando uno lo ve ahí, en el escenario, se conmueve”, dice.

La actriz reflexiona en profundidad: “esto es lo que hace el teatro; construye la vida, la termina de armar, de cerrar, de explicar, de comprender. Es el ámbito donde la gente dice: ‘a mí me pasó lo mismo. Me daba una rabia que mi mamá no me reconociera; ahora las veo a ustedes y me da risa’”.

Sin rebuscamientos

“Es una muy buena obra, sencilla, no tiene rebuscamientos técnicos o científicos, no pasa por ahí. De vez en cuando se dicen conceptos, pero no trata de bajar línea”, define.

Del estreno, hace tres años, en plena pandemia, dice que no fue nada fácil: “yo ensayaba con barbijo porque tenía mucho miedo de contagiarme. Cuando me llamaron para la obra en realidad no quería ni salir de mi casa, pero me convencieron. Debutamos con aforo reducido, con muy poco público, y fue mejorando la situación, pero no fue de un día para el otro”.

La palabra

“Nosotras no queríamos decir que la obra se trata sobre el Alzheimer porque estimábamos que no iba a venir nadie. Pero alguien en una crítica dijo la palabra, con lo cual la dijeron todos. Y la empezó a decir el público, que no le tuvo miedo, y vino a las funciones. Un poco fue como pasaba con el sida. Con Ricardo Darín hicimos una obra sobre el sida, y la gente venía especialmente a ver cómo tratábamos el tema”, recuerda.

Sobre su personaje, la mucama de la casa de toda la vida, revela: “ella se gana la confianza en su totalidad porque tiene las llaves de su caja fuerte, y hasta sus cosas privadas, maneja todo. Cuando la familia se da cuenta de lo que pasa, ella sale a defender a la señora”.

Picchio afirma que se lleva bien con el elenco, pero desliza que no comparte todas las actividades del grupo. “Un poco por fiaca -confiesa-. Ahora se van a pasear, y yo no tengo muchas ganas; quiero leer, hacer otras cosas, no vengo en plan turístico. En Tucumán es distinto; me acuerdo de los lugares, conozco gente, hago llamaditos y me gusta salir a caminar”.

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