El olvido ha sido relacionado con pronósticos negativos respecto a la salud de nuestra memoria. Este puede ser indicativo de alteraciones y patologías cerebrales, como es el caso del Alzheimer, la demencia y otros trastornos neurológicos y psiquiátricos. Pero, al mismo tiempo, la acción de olvidar ha sido un mecanismo evolutivo, suponiendo una serie de ventajas que han ayudado a nuestros cerebros a funcionar de manera eficiente.
El olvido no significa únicamente una anomalía de la memoria ya que este incluso puede ser beneficioso para nuestro cerebro. Una de las razones de esta afirmación es que la falta de recuerdo nos permite hacer espacio en nuestra mente para crear nuevas memorias. Así nuestro cerebro activa este mecanismo en el que olvida los detalles poco relevantes con el propósito de enfrentarse a nuevas informaciones durante el día.
Razones evolutivas del olvido: perdemos la memoria para incorporar nueva información
Existen diversas razones por las que nuestro cerebro decide olvidar. Una de ellas sirve a la necesidad de operar con nueva información. Cuando un evento inesperado se nos presenta, por ejemplo, una calle cortada que nos obliga a elegir un camino poco usual por un tiempo, nuestra mente debe ser lo suficientemente flexible para incorporar esos nuevos datos. Una manera de adaptarse es debilitando algunas de las conexiones de la memoria, mientras que refuerza las nuevas conexiones adicionales para recordar la nueva ruta.
Desde un punto de vista evolutivo, olvidar viejos recuerdos en respuesta a nueva información es indudablemente beneficioso. Nuestros antepasados cazadores-recolectores podrían haber visitado repetidamente un pozo de agua seguro, solo para descubrir un día un asentamiento rival, o una osa con cachorros recién nacidos allí. Sus cerebros tenían que ser capaces de actualizar la memoria para etiquetar ese lugar como un destino inseguro. De no hacerlo, habría sido una amenaza para su supervivencia.
El olvido puede ser más bien una inaccesibilidad temporal a un recuerdo
El olvido muchas veces no se debe a una pérdida de memoria, si no más bien a una falta de acceso temporal al recuerdo. Esto puede explicar la razón por la que vemos una persona en la calle y nos ocurre la vergonzosa secuencia de no recordar su nombre completo, pero sí la letra inicial, el popular fenómeno de “tenerlo en la punta de la lengua”. Una posibilidad es que este suceso sirva como señal para el individuo de que la información no está olvidada, sino que sólo es inaccesible en ese momento.
Esto podría explicar por qué ocurre con mayor frecuencia a medida que las personas envejecen y adquieren más conocimientos, lo que significa que sus cerebros tienen que procesar más información para recordar algo. El fenómeno de “la punta de la lengua” podría ser la forma en que su cerebro les hace saber que la información deseada no se ha olvidado y que la perseverancia puede llevar a recordar con éxito.
Así es que el olvido no es solo un indicador de una anomalía en el funcionamiento de nuestro cerebro, ni un motivo de preocupación. La pérdida de memoria ha sido un mecanismo que incluso nos ha ayudado a evolucionar.