Los policías lectores

Fue el 20 de octubre cuando se publicó en LA GACETA Literaria el artículo titulado “El insólito caso de los policías lectores“, del escritor Juan Ángel Cabaleiro, que me emocionó y deslumbró. Tuvimos como familia el privilegio de nacer y crecer con libros. Por supuesto, todos nos enamoramos de las palabras y el placer de leer. En lo personal, fui también una escucha muy interesada en cuentos e historias de lo que la vida me iba brindando. Y hoy disfruto de haber elegido la narración oral como una de las actividades más importantes y placenteras de mi existencia. A veces sola o acompañada, llevaba las palabras transformadas en cuentos a diferentes lugares. En el año 2019 llevé una nota a la directora de la penitenciaría de mujeres de la Banda del Río Salí, ofreciéndole un espectáculo de narración oral, y además una donación de libros y revistas. Ella me atendió muy bien, con una disposición e interés que evidenciaba su formación. Gracias a mis amigos llevé una donación de tres cajas de libros, cada uno de ellos con el nombre de su donante. Fue un hermoso momento todo, con una escucha impecable, sólo el ruido de la vecina cocina. Llegó la pandemia, que puso un prolongado paréntesis en mis actividades de narración oral. Regreso a la penitenciaria en el año 2022 con otra propuesta de un taller que se llamaría “¿Nos juntamos a leer?”. Todo esto con la esperanza de que se forme una biblioteca en esta penitenciaría de mujeres. Justo en ese momento un familiar me hace llegar un aporte muy valioso: la experiencia de Chile y Brasil de políticas carcelarias basadas en las bibliotecas, que les dio resultados positivos. Pasó un tiempo y desde la cárcel me contactaron con otra policía que se encargaría de mi propuesta. Le compartí los detalles del taller y además de las experiencias de las bibliotecas carcelarias. Quedó en llamarme para comenzar, pero eso nunca sucedió; por más que insistí, solo hubo silencio. Retomando el inicio de esta carta, pienso que no es nada descabellado que alguien idee un espacio exclusivamente de libros para esta penitenciaría. Ellas cuando salgan deberán buscar un camino; para ello deben recuperar apropiadamente la palabra. Aludiendo y agradeciendo a la carta del escritor Cabaleiro, termino con su frase: “parece imposible, pero no lo es”.

María Alicia Sierra

Rondeau 646 – S. M. de Tucumán

La pasión “santa”

Al leer la historia de aquel fanático de San Martín que pasó por tantas peripecias hasta llegar a Rosario para ver al club de sus amores se me fueron algunas lágrimas de pena de saber que tanto esfuerzo no valió de nada… irse con tanta ilusión para volver sin nada y con una nueva frustración inconmensurable… Sí, tendría que haber ganado San Martín por esa hinchada que tienen, por ese amor y ese fanatismo lindante con la locura por su equipo, por el que son capaces de darlo todo. Y bueno, habrá que seguir el repechaje. Y a la comisión directiva del club le toca esta vez organizar un festival musical o artístico para esa maravillosa hinchada o bien brindarle una buena rebaja en boletería para el próximo encuentro de local. Yo soy hincha de otro equipo, pero sí quisiera que San Martín ascienda para felicidad de su hinchada, ya que tengo un hijo fanático del mismo.

Estela Barba

Balcarce 891 S. M. de Tucumán

Cajeros sin dinero

A los cajeros del banco oficial no se los carga con celeridad y se espera más de 24 horas para conseguir dinero que el banco dispone como si fuera de su propiedad, cuando en realidad es de los clientes, que tienen que perder demasiado tiempo buscando algo que es suyo, gastando dinero en trasladarse de un cajero a otro con la incertidumbre de tener o no éxito en la búsqueda. ¿Quién reconoce estos gastos? Tendrían que tener todos los cajeros automáticos conectados en una central que informe cuando algún cajero tiene inconvenientes o se quedó sin dinero, para restituir el servicio. Esto le posibilitaría al cliente conseguir en forma rápida lo que es suyo. El nombre de automático sería una realidad; hasta ahora solamente se lo tendría que mencionar como cajero a secas. Duelen muchísimo las colas en medio del sol o la lluvia de los clientes. Sería bueno que haya una inversión importante de cientos de cajeros en zonas donde no hay sucursales, en los barrios de la periferia. Los organismos de control deben actuar inmediatamente y obligar a los bancos a invertir en beneficio de los verdaderos dueños del dinero.

Luis Alberto Marcaida

Pelea política en Yerba Buena

Que la verdad sea dicha en honor a la Constitución y la Democracia es mi mayor anhelo como ciudadano y vecino de la hermosa y querida Yerba Buena. Esto lo digo porque de nuevo comienza la pelea por los cargos o investiduras, como quiera llamársela; esta pelea, para mí, no es otra que la irresponsabilidad y el poco respeto que tienen con los vecinos que los eligieron como sus representantes. En mi opinión, la milanesa no les importa en lo absoluto; lo que más quieren es la torta, o sea la máxima investidura que se obtenga en el Concejo Deliberante. De esta manera se origina no la disputa sino una verdadera pelea ante los vecinos que quedan atónitos ante el comportamiento de sus representantes. Al menos yo no los veo como defensores de los derechos del pueblo sino como gladiadores peleando por sus intereses personales.

Rubén Albornoz Diego de Villalba 903 – Yerba Buena

sueldos oficiales

Leyendo LA GACETA del 22/10 nos enteramos de que la titular de la AFIP gana $32 millones y los directores $17 millones por mes. Qué triste la decadencia argentina, donde el 53% de los habitantes son pobres, y los jubilados no llegan a fin de mes. ¿Donde están los tribunales del Estado que deberían controlar estos sueldos? A nuestro país le faltan hombres virtuosos, con transparencia en los organismos del Estado-idoneidad. Más trabajo, más escuelas, escuelas, escuelas. Que Dios nos ayude.

Eduardo Martínez

Santa Fe 167 – S. M. de Tucumán

SAT

En respuesta a las quejas de lectores referidas al brutal incremento en la facturación de la SAT, y también a quien le interese, informo: de octubre 23 a octubre 24 el aumento fue del 968%. Sí, leyó bien, se multiplicó por 10,68. Para más claridad, si el año pasado se pagó $ 1.000, ese importe se fue a $ 10.680. En el mismo período, la inflación fue del orden del 205%. Multiplicar por 3,05. En cuanto a las jubilaciones –mi caso– aumentaron 176%, siempre en el mismo lapso de tiempo. Se debe multiplicar por 2,76. Considero esto un robo por parte del Estado a nosotros, la población, que estamos indefensos ante semejantes atropellos. Párrafo aparte para la pésima calidad del servicio que presta esta empresa: la ciudad es una cloaca a cielo abierto, en numerosos sectores escasea el agua potable, hay pérdidas por doquier, jamás responden a los pedidos de reparaciones y un largo etcétera. La otra pregunta sería: ¿dónde está la Defensoría del Pueblo? Parece ser otro organismo tan útil como timbre en mausoleo.

Enrique José Buscetto Giobellina

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