La producción de caña de azúcar es una de las que mayor absorción de carbono realiza en la atmósfera. Produce biomasa y ese carbono puede ser medido, verificado y comercializado por los productores que, a su vez ofrecen a otros actores que necesitan ese carbono para mejorar su plan de gestión ambiental o compensar su huella de carbono. De esta manera, Adolfo Bercheñi, Director General de Biotoken, presentó en Tucumán una herramienta digital que le permitirá a los productores aprovechar económicamente sus cultivos. En una charla con los actores de la actividad, realizada en el Campus de la Universidad San Pablo T, el experto indicó que el productor puede generar dos commodities: por un lado, comercializar la caña de azúcar y el alcohol y, por el otro, generar carbono para la producción de biomasa.
Biotoken es una plataforma Blockchain que promueve la compensación de “equivalente de dióxido de carbono” CO2e de la atmósfera. En otras palabras, convierte la absorción, reducción y/o evitación de CO2e en un activo digital y democratiza el mercado global de carbono a través de una plataforma digital. Bercheñi indicó que todo esto se puede realizar a través de un Marketplace de la plataforma (la app está disponible en Play Store). “Todos aquellos actores que producen carbono pueden conectarse con otros que necesitan eso para disminuir su huella o mejorar la gestión ambiental. El productor baja la aplicación, se da de alta al usuario y le genera una billetera. Selecciona su actividad sostenible de agricultura y se despliega lo que se refiere a caña de azúcar y se le solicita un conjunto de datos”, explica el especialista. Entre otros datos, debe geoposicionar su cultivo, marcarlo en un polígono y enviar una foto de la zona. Luego se le envía un verificador que, a través de imágenes satelitales y datos de campo certifica la emisión de una cantidad determinada de carbono. Bercheñi puntualiza que el productor puede fondearse, ahorrar en carbono y especulando con el precio. También puede emitir una orden de venta en el Marketplace y, finalmente, usarlo para compensar dentro de su política ambiental.
Instrumento internacional
Los créditos de carbono, que se han posicionado como un instrumento internacional, representan una tonelada de dióxido de carbono (CO2) que ha sido evitada o eliminada de la atmósfera. De esta manera, tanto países, empresas y organizaciones no solo compensan las emisiones de este gas, sino que también se incentivan proyectos ambientales que contribuyen a la lucha contra el cambio climático. “Un productor, aparte de vender su caña al ingenio, puede hacer un servicio de limpieza de la atmósfera que alguien puede comprarle. La plataforma Biotoken le da esa posibilidad de conectarse e ir acumulando tanto carbono como superficie de cultivo tenga”, describe, por su parte, Federico Pérez Zamora, director del Instituto de Competitividad de la Universidad San Pablo T. “Los fondos se acreditan en una billetera virtual con la cantidad de dióxido de carbono tokenizado que va subiendo de precio”, indica. La tokenización es un proceso que consiste en convertir un activo o dato en una unidad digital llamada token, que se puede almacenar, transferir y gestionar de forma segura. “En la actualidad se puede comprar desde fertilizantes hasta gasoil con ese activo digital que se genera”, acota.