Hernán Lacunza, exministro de Economía y actual director de la consultora Empiria, advirtió que la situación económica de las familias argentinas sigue siendo crítica, incluso con la desaceleración de la inflación. Según sus declaraciones, los costos fijos, como alquileres y servicios públicos, han aumentado más rápido que los ingresos, reduciendo el poder adquisitivo. Lacunza estimó que recién a fines de 2025 se alcanzarán los niveles de consumo registrados a fines de 2023, evidenciando un panorama de lenta recuperación económica.
El economista explicó que, aunque la actividad económica mostró cierta recuperación en el tercer trimestre, los ingresos disponibles de las familias disminuyeron significativamente. Comparó la situación actual con la de un año atrás, afirmando que, si antes sobraban 100 pesos tras cubrir los gastos fijos, ahora solo quedan 86. Además, subrayó que el consumo masivo tendrá este año una caída récord de hasta 13 puntos, un fenómeno sin precedentes incluso en las peores crisis económicas del pasado.
Lacunza señaló que la recuperación de los ingresos está estancada, especialmente para los trabajadores informales y empleados públicos. Aunque los empleados formales han mostrado cierta recuperación, el mercado laboral ajusta principalmente mediante salarios más bajos, lo que limita el consumo. A pesar de que los hogares han experimentado un leve repunte en el gasto desde el segundo trimestre, la recuperación es lenta y desigual, descartando una recuperación rápida como en otras crisis más abruptas.
En cuanto a la política económica, Lacunza criticó la estrategia del gobierno para reducir la inflación mediante el anclaje del tipo de cambio, advirtiendo que podría perjudicar la competitividad de las exportaciones y fomentar un modelo insostenible basado en deuda externa. Aunque mencionó que la reactivación económica podría depender de un aumento en inversiones y producción, no detalló cómo esto impactará directamente en los ingresos de las familias. Según el economista, este enfoque podría ser insuficiente para revertir el deterioro del poder adquisitivo y el consumo a corto plazo.