Punto de vista II: alertas sobre las adicciones y las pantallas en adolescentes y en adultos, ¿qué se puede hacer?

Por Alejandro Matesich - Psicólogo.

Hace 23 Hs

La ley que sancionó la Legislatura está pensada para prevenir la ludopatía infantil; se centra en la primera infancia y la adolescencia, teniendo en cuenta el acceso de los chicos al mundo de la virtualidad. Por otro lado, podríamos pensar en la ludopatía en los adultos. Con esto, podemos dividir el tema en dos partes.

Con la ludopatía centrada en el sujeto adulto, sucede como en toda situación de adicción que trabajamos, en la que el paciente puede ser la última persona en enterarse, mientras su familia y entorno ya se han dado cuenta de que algo anda mal.

¿Cuáles son las alertas? En la ludopatía entre adultos, fundamentalmente, el tema de los gastos. Se comienza a hacer evidente que la persona no tiene dinero para el pago del alquiler de su hogar, o empieza a refinanciar la tarjeta de crédito. A la vez, recurre al pedido de préstamos a conocidos o entidades financieras, y los familiares reciben mensajes donde les dicen que se adeuda tantas cuotas. Esto es desde lo económico, pero también hay signos que se manifiestan en lo físico y psíquico. La persona está toda la noche despierta, encerrada, jugando 10 o 12 horas. Hay una desconexión con el tiempo, al punto de que no se levanta para comer o ir al baño. La familia advierte esa conducta, porque hay un aislamiento, además de un estado de ánimo irritable.

¿Qué se puede hacer? Principalmente, consultar. La familia muchas veces sufre antes que el paciente en cuestión, que -como dijimos- puede ser el último en darse cuenta del problema, ya sea por haberlo negado o minimizado. Su pareja, en cambio, es quien siente que ya no está presente en ningún aspecto.

Es clave consultar con profesionales. Hay servicios públicos gratuitos en los que se puede buscar una primera respuesta, como el Hospital Avellaneda y los Cepla (Centro de Prevención Local de las Adicciones). Lo ideal es realizar un tratamiento psicoterapéutico, en el momento en que la persona asuma su problema y quiera hacer algo al respecto. Siempre decimos que la ludopatía, como cualquier adicción, es un síntoma, es decir, un efecto de múltiples causas. ¿Cuáles son esas causas? Bueno: hay que conocer la historia de esa persona.

En cuanto a los niños y adolescentes, es innegable que mucho de su vida pasa por la virtualidad. Durante la pandemia, con las clases virtuales, se los obligaba a estar cinco horas frente a una PC. Nosotros mismos lo inculcamos; no podemos ahora prohibirlo sin más. No es malo que un chico esté conectado; por supuesto, limitando la cantidad de horas frente a un celular o una pantalla. Y siempre debe estar supervisado por los padres.

Hay algo a tener en cuenta respecto a la virtualidad: en un niño o adolescente, no sólo podemos pensar este problema con relación a las apuestas, sino también en los juegos (de peleas, de estrategias, etcétera). El problema es el mismo. Igual si un adolescente está 10 horas del día sin hacer más que scroll en Tiktok. Lo que hay que prevenir y estar alertas es al uso de las pantallas por parte de los jóvenes. Claro, es más problemático si hay apuestas a través de las pantallas. Pero tendemos a minimizar que se esté ocho horas diarias en Instagram u otra red social, creyendo que eso no es nocivo. Y sí lo es.

Está bueno que los chicos sepan usar la herramienta de la virtualidad; han nacido con ella. Pero siempre limitando los tiempos e incentivando otras actividades, equilibrando con otros intereses, como el deporte.

En chicos, el abordaje no es igual que en adultos. Primero, habría que ver si en un adolescente podríamos hablar de adicción, ya sea al juego o a las pantallas. No digo que no. Pero es algo a evaluar o determinar. Quizás ese adolescente se está remitiendo a la pantalla porque no sabe qué más hacer, nadie le enseñó o tiene dificultades para la integración social. Lo problemático es el aislamiento. Y la virtualidad da la posibilidad de contactarse con otra gente. No está mal. Pero quizás el problema no sea la pantalla, sino la dificultad del paciente ante el mundo real.

La adolescencia es una etapa crítica, de rebeldía, de construcción de la identidad y de asunción de rasgos personales (en gran parte, también de la identidad sexual). Es una etapa que requiere de modelos identificatorios, y siempre es importante si esos modelos estén: en la casa, en la sociedad, en las escuelas. Si no están, pensemos el lugar que ocupan internet y las pantallas, donde los adolescentes pueden encontrar todo aquello. Por supuesto, son falsos modelos: no conocemos a esas personas, sino los rasgos particulares que muestran (belleza, habilidades, etcétera). Esto nos lleva a pensar la virtualidad en los adolescentes. El problema requiere un trabajo distinto al de un adulto que presenta una ludopatía. Por eso, me limitaría a hablar de ludopatía en un adolescente; señalar eso a un chico puede operar como un rasgo identificatorio, desde donde luego se posicionan y responden, siendo muy difícil moverlos de allí.

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