El duro contraste que aqueja y preocupa a San Martín de Tucumán para la vuelta contra Gimnasia de Mendoza

El "Santo" afronta un desequilibrio de rendimiento en los últimos partidos.

PIDIENDO LA HORA. El Santo no hizo pie en el Víctor Legrotaglie, pero rescató un empate fundamental para el partido de vuelta. PIDIENDO LA HORA. El "Santo" no hizo pie en el "Víctor Legrotaglie", pero rescató un empate fundamental para el partido de vuelta. FOTO DE MARCELO RUIZ/ESPECIAL PARA LA GACETA.

¡La maldición de Jano, el dios de las dos caras, invadió La Ciudadela! Fuera de los chistes mitológicos, San Martín atraviesa una dualidad peligrosa: navega entre picos y caídas estrepitosas de rendimiento. En menos de una semana, el equipo de Diego Flores pasó de sólida actuación frente a San Telmo a no generar nada, absolutamente nada, frente a Gimnasia de Mendoza.

La producción ofensiva frente al “Lobo” se limitó a un “mano a mano” de Gonzalo Rodríguez. ¿Por qué las comillas? El “Turbo” controló largo y Nicolás Tagliamonte no tuvo problemas para capturar la pelota. Pero, más allá del partido en el “Víctor Legrotaglie”, la situación se volvió una constante y el desequilibrio de rendimiento es el mayor enemigo en La Ciudadela.

La enfermedad se manifestó por primera vez en Paraná, cuando selló su boleto para la final, y desde allí se extendió hasta la actualidad. Los empates frente a Racing de Córdoba y Güemes habían sido una advertencia que terminó de explotar en Rosario. El “Santo” no jugó la final. Y ese golpe lo despertó a medias.

En la Isla Maciel, el “Santo” fue superado desde lo futbolístico, pero no en el resultado. En el fútbol no siempre hay que ser el mejor para ganar y ese duelo fue el claro ejemplo.

La vuelta, sin embargo, pareció revivir el ímpetu competitivo del plantel. San Martín jugó un partido brillante. Las conexiones de Cuevas-Arias-García reflorecieron, la zaga central neutralizó a la delantera “candombera” y los dirigidos por Alfredo Grelak se sintieron impotentes. Parecía que la victoria iba a reencausar el buen nivel.

Pero en Mendoza hubo pasos hacia atrás. Casi no jugó el duelo. Se retrasó, aguantó como pudo y sufrió más de la cuenta. El único aspecto positivo fue la grandísima actuación de Darío Sand y los despejes de la defensa. Agustín Dattola luchó frente a Luis Silba, mientras que Juan Orellana fue el encargado de salvar la valla en más de una ocasión.

A esto podría sumarse la labor de Axel Bordón que, a base de esfuerzo, supo frenar varios avances de Fermín Antonini. Aunque, en definitiva, el “Santo” fue superado en todas las líneas, estuvo fastidioso y nunca terminó de sentirse cómodo.

El “Lobo” lo acechó de tal manera que lo obligó defender con los 10 jugadores de campo. En consecuencia, San Martín se quedó sin referencias ofensivas. No hubo gambetas del “Caco” ni pases filtrados de Cuevas y la solitaria presión de Arias fue ineficaz. Incluso Lautaro Fedele se convirtió en un defensor extra por el sector derecho, y en el afán de frenar las embestidas, Nicolás Moreno recibió dos amarillas que terminaron en una expulsión.

El “Santo” no encontró los caminos y, lo más preocupante, no supo cómo reponerse en ningún momento. “Era obvio que nosotros queríamos mantener el arco en cero. La idea era que el partido se hiciera un poco más largo para tratar de aprovechar alguna jugada”, justificó Sand.

Dattola compartió esa mirada. Calificó de inteligente al planteo y la idea era aprovecharse de la necesidad de Gimnasia. “Ellos tenían que salir a buscarlo. Hicieron un buen trabajo y nos sometieron, pero nosotros no perdimos el orden y la calma. Eso fue fundamental para sacar el empate”, indicó.

No todo es negativo. El resultado (lo más importante) es más que positivo y revitalizador. A fin de cuentas, el “Santo” debería mantener el empate para acceder a una nueva final, y contará con el factor emocional a su favor.

La otra buena noticia fue la recuperación de Gonzalo Bettini de cara a los últimos duelos del campeonato. El defensor contó que fue difícil el proceso de recuperación, pero que está convencido de que lograrán el objetivo. “Estamos en camino para que suceda lo que todos queremos. Sabíamos que ellos se hacían complicados en esta cancha y que nos iban a complicar desde la pelota parada, pero nos mantuvimos sólidos en defensa”, señaló.

La semifinal de vuelta tendrá demasiados condimentos para San Martín. ¿Podrá cambiar la cara en La Ciudadela? ¿Cederá la iniciativa y jugará al contragolpe? ¿Luchará por la posesión? Los protagonistas auguran que la historia será distinta, pero para que eso se materialice deberán considerar todos los fallos para superar la última barrera que los deje, otra vez, en las puertas del ansiado objetivo.

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