Premian un óleo que indaga en la soledad de San Martín

“Sin título”, de Alfredo Frías, se inspiró en los últimos tiempos del prócer argentino en Francia. Una instalación de Javier Soria Vázquez y un video de Rocío Rivadeneyra completan el podio.

PRIMER PREMIO. El Salón Nacional de Tucumán fue ganado por Alfredo Frías, inspirado en José de San Martín. PRIMER PREMIO. El Salón Nacional de Tucumán fue ganado por Alfredo Frías, inspirado en José de San Martín.

Dos ventanas abiertas que miran a la calle y dejan entrar la luz, y enfrente la planta alta de una casa con un gato sobre la baranda tratando de atrapar a una paloma. En penumbras, el living de una vieja habitación, sin lujo ni objeto alguno, con una mesa redonda y cuatro sillas alrededor.

“Sin título” es el óleo sobre lienzo de Alfredo Frías que obtuvo el primer premio adquisición del Salón Nacional de Tucumán (dotado de $2 millones), habilitado anoche en la sala Lola Mora del Ente Cultural de Tucumán (San Martín 251) con la ceremonia en que se anunciaron los ganadores. La inauguración forma parte de la Semana de las Artes Visuales que organiza ese Departamento del Ente, y es una de sus principales actividades.

En la presentación de su obra ante el jurado integrado por Marisa Rossini, Jorge Gutiérrez y Luis María Rojas, el autor señaló que “forma parte de una investigación que se apoyó en la Beca Activar Patrimonio, la cual ofrecía la posibilidad de indagar y reflexionar sobre los acervos de los institutos y museos nacionales dependientes del Ministerio de Cultura de la Nación”.

“Mi trabajo terminó atravesado por uno de los tesoros del Museo Histórico Nacional: el dormitorio del general José de San Martín (figura que venía revisando tímidamente). Con ayuda del Instituto Nacional Sanmartiniano indagué sobre la figura del prócer y el devenir de su representación iconográfica, que me llevaron a hacer pinturas de gran tamaño que desarrollan los interiores de la casa de Boulogne-sur-mer donde fallece, en un intento de hacer un eco del ostracismo que lo llevó a vivir una vida solitaria y de encierro; evité usar su figura, presentándolo más bien como una presencia que va recorriendo sus recovecos. Una humanidad que podría ser compartida con cualquier persona que sufra el destierro, la soledad, la vejez, la ceguera proveniente de la misma y diferentes realidades que parecieran distar de una figura heroica”, agregó.

Frías estudió en la Escuela de Bellas Artes y en la Facultad de Artes de la UNT; formó parte de los grupos La Punta y COO -cooperativa de jóvenes artistas tucumanos-, participó de numerosas exposiciones colectivas y residencias y recibió varias becas.

El segundo premio adquisición fue para “Obra en construcción”, una instalación de Javier Soria Vázquez (recibirá $1,5 millón) en ladrillos, bastidores de lienzo y puntal de madera grabado. Su objetivo fue “pensar lo que somos en relación a lo que habitamos, (lo que) nos ubica sobre un plano inestable que gira y se inclina con la vehemencia de un samba”. “Sobre esta superficie, son entonces las vicisitudes y lo inconveniente de lo que el arte se alimenta, las preguntas constantes y la necesidad de respuestas siempre urgentes pero negadas lo que borra la última línea de horizonte para dibujar otra más lejana y más curva. Propongo tomar solo un pequeño segmento de aquella línea-cadena de incógnitas para volver a pensarnos en nuestra historia circular. ¿Qué y quiénes sostienen al arte? ¿Cómo se sostienen las instituciones y los espacios de arte? ¿Quiénes y/o qué sostiene nuestra obstinación por producir y habitar estos espacios? ¿Cómo se construye nuestra historia? ¿Qué lugar ocupan o habitan nuestras obras? ¿Bajo qué condiciones?”, se pregunta el nacido en Cafayate, radicado hace décadas en Tucumán.

Un video sobre un fondo en negro que luego presenta una filmación de obras del Museo Nacional de Bellas Artes con sonido ambiente y fichas técnicas, conforma “ASMR” de la artista visual, gestora y curadora tucumana Rocío Rivadeneyra, que se hizo merecedora del tercer premio del Salón ($1 millón), también adquisición para el patrimonio estatal (como las otras obras, formará parte de la colección del Museo Timoteo Navarro).

Su creación apunta a “la diferencia entre la imagen y el sonido para producir relato; como los sentidos operan, la visión como predilecto que se posiciona jerárquicamente sobre el resto de los sentidos”. “El oído propone una construcción de realidad que puede relacionarse, por su naturaleza, con una idea más fiel del entorno, como un artificio está organizado de tal manera que no busca documentar concretamente lo que la cámara observa y registra (como carga documental), sino más bien enrarecer. Pienso la ironía y cómo opera el sentido del humor como un artefacto”, plantea la realizadora.

Mariano Martínez ganó el premio adquisición a joven artista tucumano ($800.000) con su instalación “Paisaje vagabundo”, realizada en cartón, diarios, goma espuma, cola vinílica, bolsas de consorcio, esmalte sintético, enduido, anilina, hilo, rama, píldoras, muelas y vidrio.

“Experimento con diversos materiales hasta generar una narrativa que no termina de enunciarse, en la que se desdibuja el límite entre la vigilia y lo onírico. La ciencia ficción, lo queer, la fantasía, son algunos de los campos de interés que atraviesa mi trabajo. La obra propone imaginar un mundo en el que la humanidad ha desaparecido y surgen nuevas formas de vida”, señala.

Por su parte, la Caja Popular de Ahorros de la Provincia otorgó un premio a la santafesina Inés Beninca ($1,8 millón) por su óleo sobre tela “Pan y vino” (“¿Es una pintura una reserva de tiempo y espacio? ¿O será sólo gesto y materia? ¿Una buena idea, tal vez?”, inquiere); y la Legislatura de la Provincia hizo lo propio con el fotógrafo tucumano Pablo Masino ($1 millón) por “Sergios”, una imagen en la que “conviven, casi con intención didáctica, dos cuadros ampliados, extraídos de material fotográfico analógico que se usó para desarrollar parte de la investigación visual previa de la película ‘Los dueños’; apelan a su particularidad cromática, a la textura de su profundidad”, explica.

El jurado entregó menciones honoríficas a la salteña Manuela de la Cruz (“Hacer sangrar a dios con un cuchillito”), el porteño Diego Aprigliano (“Unos, otros”, del proyecto “Reinterpretaciones erróneas”) y María de los Milagros Montejo Echeverría (la linografía “Madre de Provincia”) a quienes además se entregaron premios Fomento, que recibieron también Adrián Sosa, Ana Casanova, Anabel Guiscafré, Antonio Morales, Diego Gelatti, Elena Blasco, Florencia Breccia, Gaspar Núñez, Guadalupe Rearte, Javier Díaz y Alina Bardavid (trabajan en dúo), Javier Juárez, Javier Rodríguez, Luciana Martínez, Mané Guantay, Mariana Ponce, Rodrigo Illescas y Sandro Pereira ($80.000 para cada uno). De esta manera, los 26 trabajos elegidos para ser expuestos hasta marzo de 2025 recibieron un reconocimiento oficial.

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