Con apenas 18 años, Alex Woiski se prepara para representar a la Selección Argentina en el Sudamericano Sub-20 de Venezuela. El joven nacido en Palma de Mallorca, hijo de madre marplatense y padre español, es una de las grandes promesas del equipo dirigido por Diego Placente. Su historia refleja talento en la cancha y un fuerte vínculo emocional con sus raíces argentinas.
Woiski creció en España, pero siempre tuvo claro cuál era su objetivo: jugar para la celeste y blanca. En más de una oportunidad, rechazó ofertas de selecciones como Italia y Estados Unidos, priorizando el sueño que le confesó a Lionel Scaloni cuando tenía apenas 16 años: “Algún día me verás con la Albiceleste”.
Esa promesa comienza a materializarse. Tras su destacada participación en el Torneo de L'Alcúdia y varios amistosos con la Sub-20 y la Sub-23, ahora será parte de un torneo que ofrecerá cuatro boletos al Mundial de Chile y que sirve de vitrina para futuros cracks de la Mayor.
Una máquina de goles
Alex comenzó a jugar al fútbol a los 7 años, cuando fue descubierto por los cazatalentos del Mallorca. Desde entonces, no dejó de sumar récords: más de 500 goles en las inferiores del club lo convirtieron en una joya para los grandes equipos europeos. Aunque su contrato con el Mallorca finaliza en julio de 2025, la institución ya recibió propuestas de clubes como Juventus, Flamengo y Mónaco, que buscan quedarse con su talento.
En el Mallorca, Woiski alterna entre el Sub-19 y el equipo B, donde en 2024 fue clave para la obtención de la Copa del Rey Juvenil, marcando goles decisivos en semifinales y la final. Además, llegó a entrenarse con la Primera bajo las órdenes de Javier Aguirre.
Con un físico de 1,70 metros, Alex no se destaca por su altura, pero sí por su inteligencia en el área, su velocidad y su capacidad para asociarse en el juego colectivo. Aunque comenzó jugando como extremo, en las últimas temporadas se consolidó como centrodelantero, una posición donde explota su olfato goleador.
Sus referentes son Lionel Messi, con quien llegó a sacarse una foto durante su infancia, y Julián Álvarez, a quien admira por su sacrificio y polifuncionalidad. Incluso, las comparaciones con Álvarez no tardaron en llegar: ambos pueden moverse por todo el frente de ataque y son efectivos tanto en la presión como en la definición.
El camino de Alex en el Sudamericano Sub-20 comienza el 23 de enero frente a Brasil, un debut que promete ser el escenario perfecto para que el delantero demuestre su talento. Aunque de momento corre desde atrás en la pelea por un lugar entre los titulares, su sacrificio y determinación lo convierten en una opción confiable para Placente.
Su historia, como la de tantos otros "europibes" con raíces albicelestes, es prueba del éxito del trabajo de scouting de AFA, que sigue conectando talentos dispersos por el mundo con la camiseta que tanto aman.
En Venezuela, Alex tendrá una nueva oportunidad de brillar. Y quién sabe, quizá sea el inicio de una carrera que algún día lo lleve a cumplir aquella promesa que le hizo a Scaloni.