
Un ídolo de San Martín de Tucumán bancó la designación de Ariel Martos: "Hay que tener paciencia con los chicos"

Roque Martínez es uno de los ídolos de San Martín de la década de 1980. El volante fue parte de una época dorada del “Santo”, en la que se mostraba imbatible en la Liga Tucumana y era un habitual competidor de los viejos torneos Nacionales. Hoy, asegura que la clave de aquellos años gloriosos fue el sentido de pertenencia que mostraba el equipo.
“Eso marcaba la diferencia en cualquier contexto. Nosotros dabamos todo por amor a San Martín”, dice el entrenador de la categoría 2013 del “Santo”. También el mediocampista celebró la designación de Ariel Martos y la promoción de varios chicos de la Liga Tucumana al plantel de Primera para afrontar la Primera Nacional 2025. “Va a costar. Tenemos que tener paciencia, pero veremos frutos”, anticipa. Así contó cómo se vive el día a día dentro del complejo Natalio Mirkin y opinó sobre los desafío que tendrá San Martín para esta temporada.
- ¿Cómo estás viviendo el presente de San Martín después de perder el ascenso?
- Estoy muy dolido por todo lo que pasó. No tuvimos suerte y no se nos dio, pero también me alegra la posibilidad que se le está dando a los muchachos tucumanos. Tanto a los jugadores como al cuerpo técnico. Tener un DT tucumano y de la casa es algo que no pasa hace mucho tiempo. Tengo toda la fe puesta en ellos porque los conozco y sé que quieren a San Martín. Ellos van a sacar adelante a la institución.
- ¿Qué le faltó a San Martín para golpear en los momentos claves?
- Creo que hizo la campaña que hizo porque tenía un buen equipo. Estuvo muchos partidos invicto y llegó a la final varias fechas antes…Creo que lo le faltó es un poco de suerte. Muchas veces no se logra nada sin ese factor.
- ¿Cómo crees que puede ser este nuevo proceso de Martos?
- Esta es la única manera de revalorizar el club. Siempre tomo como ejemplo el caso de Vélez. Arrancó la temporada a los tumbos con resultados muy malos porque puso a muchos chicos y después salió campeón. Lo que tenemos que entender es que es un proceso que no va a pasar de la noche a la mañana. Un chico que viene de la Liga no va a ser figura en el primer partido, ni tendrá la misma personalidad que una persona que ya tiene experiencia. Hay que entender que será un proceso de adaptación largo. No creo que ningún chico tenga que cargarse con la responsabilidad de ser un salvador.
El cuerpo técnico también tendrá su primera experiencia. Ellos estudiaron y saben todo lo que hay en el club. Creo que lo mejor es que ellos ya saben cómo es el talento del fútbol tucumano y tuvieron de ver varios chicos de inferiores. Además conocen a los chicos. Es una situación parecida a cuando estaba (Juan) Carol que decía: ‘Hay que prestarle atención a este chiquito de Quinta’. Eso hacía que sea más fácil subirte de categoría y, sobre todo, adaptarte a Primera.

Hoy eso era imposible: si teníamos 30 jugadores, y 25 son de afuera. Traían técnicos sin experiencia que no conocían a nadie club como fue el caso de (Ricardo) Gareca, (Sebastián) Pena o (Diego) Flores. ¿Cómo van a hacer los chicos para pelear por un lugar? Creo que este cambio será fundamental para poder formar talento. Siento que es un acierto de la dirigencia fijarse en lo que hacemos los tucumanos. Nos va a costar, pero tenemos que tener confianza. De una vez por todas, tenemos que entender que en la provincia hay material. (Joaquín) Correa, (Roberto) Pereyra, (José Luis) Palomino… Son todos jugadores de Selección que salieron de Tucumán, pero no los tuvimos nosotros. Tenemos que saber captarlos.
- ¿Por qué a San Martín se le escapan esos talentos?
- El error es que están trabajando con la gente equivocada. La mayoría son representantes que traen jugadores, pero no le damos lugar a la gente de Tucumán. Hay que dar la posibilidad y que demuestren. Generalmente los técnicos de afuera no se preocupan lo los jugadores del club. Yo entiendo la parte de que necesitamos jugadores de experiencia para que guíe a los más chicos y que les inculque que tienen que ser profesionales, pero siempre fui de la idea de que necesitábamos un tucumano a la cabeza para remontar la situación.
Este año, en Infantiles y Cebollitas, salimos campeón del 80 por ciento de los torneos y se está trabajando muy bien. ¿No tendremos un jugador que pueda rendir? También tenemos muy (Ricardo) Troitiño, Jacinto (Eusebio Roldán)… Mucha gente con una gran trayectoria. No hace falta traer tanta gente de afuera para logra ascender.
- ¿Hay mucha diferencia entre el fútbol actual y el de tu época?
- La diferencia es el manejo de los jugadores. (Juan) Maguna, Troitiño, Jacinto y todos los jugadores de aquella época éramos de Tucumán. Casi todos vivíamos cerca del club, y los refuerzos eran de localidades cercanas como fue el caso de (Juan Carlos) Daza o Pedro Arturo Monteros. Todos ellos fueran glorias de San Martín. Entonces, la gran pregunta es: ¿qué nos olvidamos de jugar al fútbol? Creo que es momento de ver hacia adentro y demostrar todo nuestro potencial.
- ¿Qué significaba ganar la Liga Tucumana en la década de 1980?
- Todos los partidos eran muy apasionante. Los partidos contra Central Norte o Sportivo Guzmán se vivían como clásicos, y además todos sabíamos que teníamos la posibilidad de jugar el Nacional, que era la A de ese entonces. Nosotros queríamos medirnos contra Boca, River, Independiente y los demás. Nos permitía mostrar que nosotros como provincia teníamos un muy buen nivel de fútbol. Pero lo que más rescato es que el campeonato local tenía mucha trascendencia y todos los equipos se preparaban muy bien. Incluso hubo varios tucumanos que llegaron a la Selección jugando en la provincia.
- ¿Qué te acordás de la final del torneo Anual de 1985 contra Concepción? ¿Esos partidos los jugaste lesionado?
- Ese día, los hinchas me demostraron una pasión tremenda. Nosotros habíamos perdido 2-0 la ida. En ese momento, había sufrido una lesión que me había parado tres meses y medio por lo que jugar no estaba en mis planes. (Guillermo César) Reynoso me llamó para que juegue. Me dijo que quería ponerme de “9” y que iba a retrasar un poquito a (Humberto Daniel) “Coya” Gutiérrez. Me decía que le servía en media pierna y que esté parado entre los dos centrales. Jugué así todo ese partido y le di un pase gol a (Juan Carlos) Torales. Después jugamos el tercer partido en Monteros, que ganamos 7-6 por penales
Ese partido demostré mi amor por San Martín. Estaba muy adolorido, me había aguantado todo el partido y me dijo que no me iba a sacar. A veces, me acuerdo de la ovación de ese día y me dan ganas de llorar por la alegría de la gente. Era un campeonato que ya se nos había ido de las manos porque Concepción tenía un equipazo y nos habían ganado en la ida.
- ¿Qué significa San Martín en tu vida?
- Es todo. Tengo tantos campeonatos, tantos partidos, soy el máximo goleador de los clásicos que se jugaron en La Ciudadela… Me emocionaba cada vez que entraba a la cancha y veía a toda esa gente en las tribunas. Ese es el impulso que necesitas para tirarte al piso de cabeza y genera ese sentido de pertenencia.
- ¿Cómo fue la experiencia de jugar en Colombia en una época marcada por la guerrilla y el narcotráfico?
- Antes de irme en 1983, había tenido una oferta para sumarme a Boca. El ingeniero (Natalio) Mirkin me dijo que no porque había varios clubes del exterior que me querían. Entonces llegó la oferta del Tolima y me fui con mi compadre Jacinto. Era la época del Pablo Escobar y todo era súper complicado. No podías salir después de las siete de la tarde. Era como una guerra. Lo bueno es que nunca nos pasó nada y pudimos jugar Copa Libertadores. También había varios clubes que se habían armado muy bien como era el caso del América de Cali, que era el equipo sensación. Después decidí volverme porque extrañaba mucho a mi familia. Encima no es como ahora que te contactas por el celular, sino que de vez en cuando llegaba una carta. Me acuerdo que cuando vine en verano, me enteré que mi papá estaba internado hacia tres meses y cuando vi eso decidí quedarme.
- Jugaste de central, de volante central, de delantero… ¿Cómo hiciste para adaptarte a distintas posiciones?
- Creo que los jugadores tienen que saber estar en cualquier posición en la cancha. Es una filosofía que adopte y la replico con los más chicos. Es más, a ellos no le doy camisetas con números para que no se acostumbre a jugar de una sola cosa. Ellos tienen que saber hacer todo porque esa es la única manera de rendir más.
- ¿Cuándo se formó esa gran amistad con Jacinto?
- Surgió por las vivencias de ambos. Tanto dentro como afuera de la cancha. Ambos siempre nos buscábamos para jugar y formamos una gran sociedad que aprovechó Reynoso. Después nos fuimos a Colombia y la vida nos hizo compadres porque yo soy padrino de uno de sus hijos. Somos hermanos de la vida.
- ¿Qué le faltó a tu carrera?
- Me hubiese gustado jugar en la Selección. Estuve muy cerca cuando se hizo ese seleccionado que fue al preolímpico de 1981, pero no se dio. Fuera de eso, creo que hice de todo y eso fue súper positivo. Así que estoy agradecido por todo lo que vivi y, sobre todo, con San Martín.