UNA OPCIÓN. El tango saca del sedentarismo al paciente.
Con la noticia del padecimiento de Parkinson que sufre el director de orquesta argentino-israelí Daniel Barenboim, resurgió la inquietud sobre esta enfermedad y su tratamiento.
El Parkinson es muy complejo, cuyos síntomas varían con cada persona, los más comunes son el temblor y la pérdida del equilibrio. “Pero a eso se agregan muchas otras cosas; son personas que no pueden escribir o la letra es inteligible, empiezan a hablar como tartamudas, a veces no se les entiende y tienen, además, algunas otras alteraciones que son progresivas y difíciles de tratar”, explica el doctor Germán Torrens. Es una enfermedad que, además de afectar la motricidad, puede llegar a afectar el estado anímico de la persona y desarrollar trastornos como la depresión y el aislamiento.
Es progresiva y por el momento no tiene cura. Se trata de acumulaciones anormales de proteínas alfa-sinucleína. Estas acumulaciones son llamadas “cuerpos de Lewy” y se encuentran en el cerebro de las personas afectadas. Se cree que estas proteínas son tóxicas para ciertas neuronas del cerebro, especialmente las que producen dopamina y cuando estas neuronas mueren se produce la enfermedad.
Suele afectar a personas que superan los 60 años de edad y son muchos los casos que presentan antecedentes de ancestros que hayan padecido esta enfermedad. “No quiero decir que todos lo van a tener, pero sí todos tienen un antecedente”, dice Torrens.
Combinación de factores
Según el neurólogo Martín Paíz, aunque aún se desconoce la causa exacta del Parkinson, su aparición también se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales, como la exposición prolongada a pesticidas o metales pesados.
No es posible prevenirla y sus síntomas se manifiestan cuando el 40% o más de las neuronas de esa zona del cerebro han muerto. Lo que sí es posible es evitar que progrese rápidamente con distintas actividades físicas o conductas. Los movimientos involuntarios del Parkinson se deben disminuir con movimientos voluntarios. Torrens lo relaciona con lo que llama “El paso de la marcha”, refiriéndose a una marcha militar, donde cada paso y movimiento es voluntario y permite que el temblor desaparezca.
El tratamiento va a variar según cada persona y manifestación. Es fundamental que durante la aparición de los primeros síntomas se consulte tanto a un neurólogo como a un fonoaudiólogo y a un psicólogo, quienes van a acompañar a la persona en su proceso. “Todo eso necesita el Parkinson; el paciente debe tener todo un equipo a su alrededor y ese es uno de los grandes problemas que tiene esta enfermedad. Por eso la familia lo oculta y trata de que no se note, porque el tratamiento es difícil”, expresa Torrens.
Mantenerse activo
En cuanto a qué actividades físicas hacer, recomienda siempre consultarlo con un deportólogo, para que explique cuáles son los ejercicios exactos que debe realizar de acuerdo con su manifestación. Es recomendable hacer actividades físicas y mantenerse activo, de esta forma pueden disminuir los temblores. “Los músculos que se resienten por la enfermedad, si vos los estás ejercitando, favorecen que no se manifiesten tanto. Una persona activa va a tener menos manifestaciones que una persona sedentaria”, señala.
Marisa Maragliano, directora de la Academia Argentina de Tangoterapia, considera que el tango es una excelente opción para disminuir los síntomas del Parkinson, sobre todo a nivel emocional y psicológico. “Las personas con Parkinson salen de ser protagonistas de una enfermedad e inician un camino a ser protagonistas de una actividad. Una actividad que es placentera, que los saca del sedentarismo, del aislamiento, de la depresión que sufren y los incluye en un espacio de pertenencia”.
Afirma que la enfermedad se hace menos notoria al bailar y hacer actividad física. “No están enfocados en la soledad, no están enfocados en que no pueden moverse, al contrario. Vemos que tienen muchísima más movilidad, porque se hacen muchos ejercicios para aumentar la movilidad y para salir del sedentarismo”.
De acuerdo a un estudio científico realizado en Estados Unidos, el tango se puede considerar como una danza terapéutica que ayuda a estabilizar el equilibrio de las personas con esta enfermedad. “Si bien cada parkinsoniano tiene síntomas diferentes, porque es una patología que no está realmente bien definida, nosotros notamos que a nivel general todas las personas con Parkinson mejoran muchísimo su calidad de vida a partir del momento que se integran a un taller de tango”, señala Maragliano. (Producción periodística: Celeste Toledo)





















