

El discurso es duro, pero tratan de edulcorarlo para que aquello que se dice no sea tan amargo para los oídos de la política. El mensaje de esta semana ha sido claro: “no quiero problemas; sólo escucharé soluciones”. Esa frase de Osvaldo Jaldo retumbó en varias dependencias públicas. No es para menos; el gobernador se ha embarcado en una aventura en la que nadie sabe en qué puede terminar. Ya no es más dialoguista; ahora es ultradialoguista. Eso es lo que le transmitió a varios ministros. “No dejen de escuchar a nadie”, fue la consigna. El mensaje tiene sus motivos; hay colaboradores que le señalan que los heridos no se curan y que las ambulancias pululan por el interior. Los sondeos de opinión posicionan al tranqueño en la cúspide de los gobernadores que tienen mejor imagen. Pero eso solo no alcanza. Jaldo sabe que las obras son como los goles, amores del otro lado de la tribuna. Si las inaugura, la imagen se sostendrá. Por el contrario, si se siguen demorando, harán mella en la consideración pública de un gobernador que llegó al poder anticipándose a una Argentina en ajuste permanente. De todas maneras, la consideración social y el olvido se mueve por una delgada línea que, más temprano que tarde, termina cediendo. El tranqueño, en ese sentido, quiere terminar con el mote de “pagador regular de sueldos” e inaugurar obras. Sabe que, si no corta cintas, su administración pasará sin pena ni gloria, como tantas otras. De allí aquel axioma que reza que cuatro años es poco, pero ocho demasiado para mostrar acción de Gobierno. La reelección es otra zanahoria con la que se mueve la política. Jaldo dice que hoy no existe tal posibilidad; el problema es la conjugación verbal; sólo habla en tiempo presente. En los comicios de medio turno, él también juega gran parte de su futuro. El resultado puede llegar a consolidarlo como líder absoluto o, por el contrario, tendrá que seguir remando para contener a la tropa.
La sombra del gobernador ha dejado de ser su antecesor, Juan Manzur, que está pensando más cómo posicionarse en el mundo de los negocios privados en el continente hasta tanto se aclare el panorama político nacional. Cristina Fernández de Kirchner ocupa ahora el centro del ring peronista. Sin embargo, la actual presidenta del Partido Justicialista Nacional ya no tiene el poder de fuego de otros tiempos. Los gobernadores le han perdido el miedo, no el respeto, y hasta el salteño Gustavo Sáenz se encargó de reflotar aquella frase manzurista de que ella “ya cumplió su ciclo; ya tuvo su oportunidad”. Un claro mensaje hacia el corazón de una liga de mandatarios que no se rompió, pero sí permanece agazapada ante cualquier embestida de la Casa Rosada o del propio PJ. Ni siquiera el santiagueño Gerardo Zamora cumple, a rajatabla, las órdenes que supo recibir de la ex mandataria. Eso sí, el mandatario de la vecina provincia puso en aprietos (otra vez) a sus pares del resto del país al subir un 100% el sueldo básico, un 90% a los trabajadores con contratos de locación de servicios y descontar un 40% la tarifa del servicio eléctrico durante dos meses a través del Fondo Estival Provincial Extraordinario. Zamora anunció esta batería de acciones justo antes de que arranquen las paritarias estatales en las provincias y en medio de apagones, interrupciones de servicio, bajas de potencia de la electricidad y escasez del servicio de agua potable.
Mientras tanto, la política va y viene, con argumentos similares a una telenovela. “Hay que dejarlo gobernar a Osvaldito”, suele decir Manzur cuando le consultan sobre su sucesor. De esa manera, también desecha cualquier intento de intervención al distrito local del peronismo. Sería como pegarse un tiro en el pie. No es un escenario, por ejemplo, como el que le toca al formoseño Gildo Insfrán, que todos los días debe lidiar con los embates del diputado cristinista José Mayans. Peleas de comarca, definirían algunos.
Posible interna
Sin embargo, Jaldo aún no puede digerir la foto que Cristina se sacó con el diputado Pablo Yedlin y con el legislador Javier Noguera. Esa postal no hizo más que alentar la posibilidad de que el peronismo provincial vaya a una interna, si es que el ex intendente de Tafí Viejo decide avanzar con su proyecto electoral. Aún más, en el posteo en la red “X”, el propio Noguera anticipa una visita de la ex jefa de Estado a la “Ciudad del Limón” que, curiosamente, está fuera del Acuerdo Fiscal Municipal, ese con el que la Provincia le ayuda a las intendencias a pagar salarios y a encarar obras públicas. Lo más llamativo del caso es que el viaje de Cristina está programado para abril, el mes del cumpleaños del gobernador.
Más allá de su cercanía con la gestión del presidente Javier Milei, el gobernador entiende que ha venido respetando la postura de la líder partidaria en un tema que a ella le inquieta: Ficha Limpia. Los diputados del bloque Independencia han mirado hacia otro lado el proyecto una vez. Y también otra. Pero difícilmente haya una tercera oportunidad. ¿La tercera será la vencida? Jaldo calla. No quiere emitir opinión al respecto. Sólo se refirió a la suspensión de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Nada más. Y cabe otra pregunta: ¿el gobernador le devolverá la “gentileza” a la ex presidente de la Nación, procesada y multidenunciada en su paso por la administración pública?
Lo único que se sabe, a ciencia cierta, es que antes de las votaciones el teléfono de Agustín “Tin” Fernández no ha parado de sonar. Al presidente del bloque jaldista Independencia le llueven las llamadas de los operadores kirchneristas para establecer qué hará esa bancada de cara a la sesión extraordinaria. Las comunicaciones fueron lideradas por el propio presidente del bloque Unión por la Patria en la Cámara Baja, Germán Martínez. Cuentan también que hasta Cecilia Moreau, ex titular del cuerpo, también testeó a los tucumanos. Jaldo tiene tres votos que los libertarios quieren que acompañen, con su voto afirmativo, al proyecto de Ficha Limpia: Elia Fernández de Mansilla, Gladys Medina y “Tin” Fernández. Cada sufragio es clave. Una cláusula “antiproscripción” sería la llave para habilitar la sanción de la iniciativa. Por las dudas, las huestes de la líder del PJ salieron a empapelar el centro porteño con la consigna “Cristina es presente”.
Para enfrentar cualquier embestida kirchnerista, Jaldo viene cimentando el diálogo con las principales figuras del oficialismo. Desde este mes, el titular del Poder Ejecutivo viene compartiendo actos, en Capital y en el interior, con el vicegobernador Miguel Acevedo, con la intendenta capitalina, Rossana Chahla, con diputados y con legisladores provinciales, entre otros. En otras palabras, el “comisario” (tal es la denominación que el mandatario ha recibido en el oficialismo por el estilo que le imprime a la gestión) necesita de todos y cada uno de ellos para pasar la prueba de 2025. Por eso, puso todas las fichas en la creación de la brigada ultradialoguista. Esa es hoy la manera más directa para conservar la calma política en medio de una tormenta electoral. También es la estrategia que el Gobierno local potenciará ante el Gobierno nacional porque recién está transitando el segundo de los cuatro años de mandato. En estas circunstancias, la hoja de ruta de Jaldo y de Milei es prácticamente la misma. La convivencia es una necesidad. Habrá que observar qué pasará hasta las elecciones para proyectar una relación institucional que se extienda en el tiempo.