18 Febrero 2025

En absoluto desacuerdo con la posible suspensión de las PASO, pues deberían ser eliminadas definitivamente, queremos expresar nuestra opinión al respecto. En primer término, no se justifica de ninguna manera el millonario gasto en realizarlas, considerando la desastrosa situación económica presente. Y más aún cuando se retacean fondos imprescindibles para jubilaciones, salud, universidades, seguridad, etc. No olvidemos que nacieron de la necesidad de solucionar las cuestiones meramente personales del matrimonio Kirchner, razón más que suficiente para justificar su inmediata eliminación. En cuanto a los que argumentan que son una herramienta necesaria para democratizar los partidos políticos, les debemos recordar que actualmente esta dirigencia está en el tope de la desconsideración social. Aun más, a la inmensa mayoría de los argentinos no les interesa en lo más mínimo todo lo referido a la realidad política de cualquier nivel, ni la suerte de nuestros “beneméritos dirigentes”, ni menos que menos afiliarse a ningún partido. Todo esto producto del inmenso desencanto que provocaron más de 40 años de sucesivos fracasos en nuestra vida democrática, y que nos dejaron en este trágico presente. Y los que lo hacen están movilizados solamente por conseguir algún beneficio económico o laboral personal. La militancia genuina y noble, en pos del beneficio colectivo, desapareció hace rato del horizonte nacional. Es más, a tono con los vientos libertarios que soplan, debería eliminarse también la obligatoriedad de ir a votar. Los   desastrosos candidatos que nos “mal representaron” todos estos años nos eximen de mayores comentarios. Millones de argentinos ya se convencieron definitivamente que votar no va a cambiar absolutamente nada. No es una opinión, es un dato contundente de la realidad. Obligarnos a sufragar a sabiendas de esta situación es casi un suplicio y, de hecho, muchísimos ya no lo hacen. Los partidos políticos, hoy en día, son sólo cáscaras vacías sin ninguna plataforma ni contenido y solamente un campo de batalla para dirimir apetencias personales y un trampolín para la llegada de cuanto aventurero y paracaidista existe en la jungla de la política. Como nunca en la historia de nuestro vapuleado país, estuvimos tan mal representados, tanto desde el oficialismo como de la oposición. Por eso, considerando todo lo antedicho, el presidente Milei nunca debe olvidar que los argentinos colocaron en el sillón de Rivadavia a un ignoto panelista de televisión que, hablando de economía, llegó en solamente ¡dos años! de la Cámara de Diputados a la más alta investidura nacional… O sea, ¡voto castigo a rabiar!

Ricardo Rearte                                 

ricardorearte333@gmail.com

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