Cartas de lectores: Jorge Bulacia Soler (I)

21 Febrero 2025

Todo el conflicto del año pasado alrededor de la revulsiva expulsión (no fue salida, fue expulsión) de Jorge Bulacia Soler como director de la Orquesta Estable se actualizó dramáticamente en los últimos días. No solo no dejaron que dirigiese en el concierto del 8 de febrero pasado cuando lo había hecho el día anterior en Santiago del Estero con el mismo programa y la misma agrupación, sino que para peor manifiestamente lo excluyeron de la terna de directores que el Coro Estable había elevado como candidatos para el cargo, consecuencia de una convocatoria abierta. Sí, ya veo cuán abierta. Eso es proscripción y ensañamiento por donde se lo mire. Cuando ocurrió la revulsiva cancelación del contrato de Bulacia a fines de setiembre de 2024, el actual presidente del Ente Cultural en su patética justificación me menciona respecto de mi dirección de la ópera Don Giovanni para la apertura del Septiembre Musical como “herencia” de la gestión de Martín Ruiz Torres: yo no solo ya la había dirigido en Rumania, donde ya llevo dirigidas cinco óperas y no precisamente por inútil, sino que además me vi afectado por un conflicto que ni siquiera me competía. Y sin embargo Jorge de Lassaleta y yo la llevamos adelante a pesar de todo. Eso fue un burdo uso de mi persona y mis capacidades profesionales de las cuales ya he dado harta prueba en Tucumán por un montón de años (de hecho ya soy el director con más años a cargo de la Orquesta Sinfónica de la UNT mal que le pese a quien le pese) para justificar su accionar. Yo no necesitaba dirigir esa ópera, que tal cosa quede bien en claro. Mea culpa de haber dirigido el concierto del 8 de noviembre del año pasado con la Orquesta Estable: no debí haberlo hecho y la única motivación fue la solidaridad para con la brillante violinista Cecilia Isas. Y encima el concierto no resultó como originalmente planeado. Y ni qué decir que nunca más supe nada de parte del Ente Cultural. ¿Coordinar programaciones?: ni ahí.  No aclare que oscurece, dice el dicho: la proscripción manifiesta de Bulacia respecto de la dirección del Coro Estable sigue sin justificación válida, simplemente porque no la hay: es sólo ensañamiento. Los buenos oficios de parte de Ruiz Torres de integración de las fuerzas culturales de Tucumán han caído en saco roto: hoy solo hay oscurantismo y mala intención. En lo personal no sólo no tengo más qué decir que la presente carta, sino que además no vuelvo a poner los pies en el Teatro San Martín (ya estuve proscripto en el San Martín por varios años, pero ésa es otra historia) y mi actitud de aquí en más será de manifiesta animosidad. Que queden bien separadas las aguas entre la Sinfónica y la Estable al menos en lo que a mí respecta. Y le aseguro a la opinión pública que soy sinceramente respetuoso de la calidad y la salud institucionales, pero todo esto ya superó cualquier límite de tolerancia. Buena voluntad, mucho menos. Aquí la conclusión última es que dejaron sin trabajo y proscripto a un tucumano capacitado. Por cierto que el Río Salí no es lo único que huele a podrido en Tucumán.

Roberto Buffo  

rabuffo@hotmail.com

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