Cómo detectar las señales tempranas del Alzheimer

Este complejo trastorno suele manifestarse de manera sutil y gradual, a menudo mucho antes de que los cambios sean evidentes.

DETERIORO COGNITIVO. Reconocer las señales tempranas ayuda a mejorar la calidad de vida del paciente. DETERIORO COGNITIVO. Reconocer las señales tempranas ayuda a mejorar la calidad de vida del paciente.

En los últimos 10 años se han multiplicado las campañas de información sobre el mal del Alzheimer, lo que ha provocado que las consultas para ser detectado a tiempo se multipliquen. Se trata de una de las enfermedades neurodegenerativa más comunes que no solo afecta la memoria y las funciones cognitivas, sino que también transforma la vida de pacientes y familiares.

Este complejo trastorno suele manifestarse de manera sutil y gradual, a menudo mucho antes de que los cambios sean evidentes. Así, reconocer las señales tempranas de esta patología puede ser un desafío, pero es crucial para una intervención temprana que pueda mejorar la calidad de vida del paciente y proporcionar un apoyo adecuado.

“Uno de las primeras señales que nos alarmó sobre la salud de mi abuelo, fue la falta de orientación”, cuenta Facundo Barrionuevo sobre su abuelo Rolando, quien fue diagnosticado con la enfermedad en 2010.

“Salía a hacer trámites y no recordaba como volver a su casa. Si tenía que hacer compras, una vez que llegaba al almacén no sabía qué era lo que necesitaba”, rememoró el joven sobre el momento en que su familia decidió consultar rápidamente a un médico.

“Los pacientes suelen llegar a consulta solos o acompañados, y en este último caso, fueron sus familiares quienes notaron algún cambio en el comportamiento y el desenvolvimiento diario del sujeto afectado”, comentó el neurólogo Federico Nahas.

El médico luego detalló que entre los pacientes que deciden ir a consulta por decisión propia hay dos grupos. “Por un lado aquellos que tienen la sensación subjetiva del olvido, (algo que puede ocurrir por problemas no neurodegenerativos), y por otro, aquellos que buscan estar atentos ante la posible aparición del Alzheimer.

Según explica el neurólogo, los estudios para diagnosticar la enfermedad ponen el foco en factores de riesgo adquiridos durante la mediana edad. “En esta etapa de la vida ya es conveniente hacer una primera consulta para evaluar cómo está la salud neurológica y hacia dónde se dirige”, remarca.

Llegado a los 65 años, en tanto, el Alzehimer comienza a hacerse muy frecuente y es allí donde una de cada ocho personas puede tenerlo. En ese momento la consulta se vuelve clave para la detección temprano.

¿Cuáles son las primeras señales? Son aquellos casos con un deterioro cognitivo sin compromiso funcional. “Se relaciona a los pacientes en estadios de deterioro cognitivo leve. Hay que tratar de que el paciente tenga dónde recurrir a recuperar la información que pierde”, explica.

Para ayudar a estos pacientes se pueden dejar anotadores en lugares clave donde el paciente sepa que si algo no se recuerda, tiene dónde registrarlo. O dejar una pizarra en aquellos lugares donde más se mueve en la casa, con las tareas que tiene que hacer en el día.

“De esta manera, una vez que las hace, las marca y ya se acuerda si las hizo o no”, comenta.

¿Se puede prevenir?

El Alzheimer no es un resultado inevitable del envejecimiento, sino una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. “Lo que hacemos a lo largo de la vida impacta directamente en la salud de nuestro cerebro”, señala el neurógo.

Hay una combinación de hábitos claves para un cerebro saludable que toda la población puede adoptar

1. Alimentación equilibrada: Una dieta rica en frutas, verduras, legumbres, pescado y frutos secos, como la dieta mediterránea, se asocia con un menor riesgo de deterioro cognitivo.

2. Actividad física regular: “El ejercicio mejora el flujo sanguíneo al cerebro y promueve la conexión entre neuronas”, explica Nahas. Se recomienda al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana.

3. Entrenamiento cognitivo: Leer, aprender un nuevo idioma o resolver acertijos mantiene activo el cerebro y puede retrasar el deterioro cognitivo.

4. Socialización: Mantener interacciones sociales frecuentes ayuda a fortalecer las conexiones neuronales y reduce el riesgo de aislamiento, un factor vinculado con el Alzheimer.

5. Sueño reparador: Dormir entre 7 y 8 horas diarias permite la eliminación de toxinas en el cerebro y favorece la memoria.

6. Control de enfermedades crónicas: La hipertensión, la diabetes y la obesidad aumentan el riesgo de demencia, por lo que es fundamental llevar un control adecuado.

7. Reducción del estrés: “El estrés crónico puede afectar negativamente la estructura cerebral”, advierte Nahas. Prácticas como la meditación o el yoga pueden ser beneficiosas.

En el sigo de la información, otro dato importante a tener en cuenta es la necesidad de educar a la población sobre el impacto del Alzheimer y la importancia de prevenirlo o detectarlo de forma temprana.

Incorporar estas estrategias en la vida cotidiana no solo reduce el riesgo de Alzheimer, sino que también mejora la calidad de vida en general, y así la clave está en la constancia y el compromiso con la propia salud cerebral.

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