Quienes sobrepasamos la barrera de los 60 ya hemos adquirido ciertas costumbres o mañas que a veces se van convirtiendo en obsesión: el pañuelo en el bolsillo del pantalón, trasero izquierdo; y en el derecho la billetera (con poca plata ); los documentos, el carnet de la obra social y el número de teléfono de la casa; aparte, el infaltable “peinecito” y el capuchón de la birome . Tenemos nuestro cajón de la mesa de luz repleto de chucherías, al que sólo los nietos tienen acceso y permiso para hurgar. El cofre sagrado e intocable es esa caja de zapatos, ubicada en un lugar fijo y visible, que contiene algún papel importante y sobre todo los remedios, bien ordenados y separados por enfermedad y horarios. Si metiste la mano o la cambiaste de lugar se arma la podrida; en la volteada caen todos, hasta las mascotas, aunque después pidamos disculpas al recordar que fuimos nosotros mismos quienes la cambiamos de lugar. Pero bueno, así es la vida, repleta de costumbres y situaciones que con el tiempo nos van cambiando; sólo es cuestión de comprender y respetar algo tan simple como es no tocar esa caja de zapatos.
Francisco Amable Díaz
Pedro G Sal 1180 -B° 20 de Junio
San Miguel de Tucumán



















