La serie "Drive to survive" hizo más grandes los negocios de la Fórmula 1

Carlos Pinello, operador turístico, asiste frecuentemente a las carreras y considera que “Drive to survive” hizo ampliar el público.

La serie Drive to survive hizo más grandes los negocios de la Fórmula 1

“Yo veo que la serie ‘Drive to Survive’ captó un público que hasta hace algunos años no existía en la Fórmula 1. Lo renovó. A los espectadores les gusta lo que ven: las intimidades que se cuentan, el guión que se arma, los dramas que se relatan, las polémicas. Yo la veo siempre, y me parece que reúne todo el espíritu que tiene hoy la categoría, en esencia, un show tremendo”.

Carlos “Peke” Pinello es hoy el tucumano que más carreras de la “Máxima” vio en años recientes. Por su trabajo de operador de viajes para presenciar distintas carreras de una temporada, bebe de las fuentes del gran espectáculo mundial del automovilismo. Su conocimiento de causa es preciso. Y el fenómeno que está viendo a partir de la serie lo entusiasma.

“Cada capítulo representa el espíritu de la F-1. Y todo es consecuencia del cambio de mando que tuvo desde que la empresa Liberty Media le compró los derechos a Bernie Ecclestone en 2016. Los estadounidenses le pusieron su impronta al negocio, lo hicieron renacer después de que pasó por años de pérdida y desinterés”, analizó.

Hay datos que resumen qué pasó desde que Liberty Media se hizo cargo de la F-1: la adquirió en 3.500 millones de dólares, y hace poco tiempo recibió una oferta de compra de 20.000 millones de parte del fondo PIF de Arabia Saudita. La rechazaron. Dijeron que vale mucho más. Eso sí, la empresa está vendiendo acciones para financiar la compra de MotoGP, pero mantiene el control casi total del gran circo.

Más datos antes de volver al fenómeno de la serie y de cuánto incidió en el negocio actual. Desde los más de nueve años de operaciones de Liberty, encaró una innumerable cantidad de acciones, en las carreras propiamente dichas, en los eventos extra, en la promoción de la marca. La coronación de este proceso virtuoso podría darse en 2026, cuando el espectáculo será mayor, con autos nuevos que ofrecerán una pelea entre equipos mucho más pareja, lo que deleita al público.

Todo esto fue como poner todos los ingredientes para elaborar un plato delicioso. Y la serie en cuestión forma parte del menú principal, por el cual el público quiere su porción. Y la está teniendo, capítulo a capítulo. El interés llega al punto que, personas que no sabían nada de la F-1, ni les interesaba, hoy la viven intensamente.

“Un detalle que yo veo hoy, a partir de la serie, es que funcionó el esquema comercial: a mejor propuesta, mayor demanda y precios más altos. Por ejemplo, las entradas cuestan fortunas, el triple en cualquier circuito. Con lo que se ve en Netflix todo se proyectó a cifras astronómicas. Para ver el Gran Premio de Brasil de 2024 la entrada más barata, la popular, costaba 300 dólares meses antes de la carrera. Con la llegada de Franco Colapinto el precio se fue arriba, y hoy no se consigue nada por menos de 800. Yo vendí viajes a 2.200 dólares, después busqué nuevos lugares, y la suma había subido a 2.800. Mónaco es otro caso: para ver la competencia desde una tribuna común hay que pagar $1.500 dólares”, contó Pinello.

El operador turístico dijo que en este fenómeno de la F-1, traccionado por la serie, las mujeres cumplen un rol fundamental. “Hasta hace algunos años eran muy pocas las que viajaban a ver carreras. Hoy ya representan un 25%, y ese porcentaje está creciendo. Ellas se prenden en todo, saben mucho, comentan cosas, discuten temas de la categoría, y eso está buenísimo. Muchas de las que van en mis viajes se ‘prendieron’ por ver las serie”, aseguró.

La cuestión es que, “Drive to survive” puso al interés en un punto altísimo. Y por ello, cuando el público que la sigue va a los autódromos, quieren hacer cosas que han visto en los capítulos: participar de firmas de autógrafos, visitar lugares clave como talleres de grandes marcas y ver autos en  exposición. “Eso sí, con la era digital muy metida en cada uno de nosotros, ya no se permite inventar nada, porque todo se sabe con un solo clic. Entonces, hay que organizar salidas muy precisas, no digo a imagen y semejanza de lo que se ve en la serie, pero sí con cosas que sorprendan a todos”, afirmó “Peke”.

Con la temporada 7 en curso, el público argentino en particular esperaba que Colapinto asumiera protagonismo, pero eso no sucedió. Apenas hay alguna referencias y por ello hubo decepción. Pinello no encuentra una explicación para esto, siendo que el bonaerense demostró ser marketinero, algo que la empresa Liberty podría explotar al máximo.

“Yo veo gente en los autódromo que está enloquecida por Colapinto. Flamean banderas, le gritan, le piden cosas. Los latinos sobre todo, que también seguían mucho a Sergio ‘Checo’ Pérez. Hasta los brasileños alentaban a Franco el año pasado. Por ahí sin dudas hay algo para explotar, porque se trata de un piloto carismático, con quien todos esperan interactuar. El público quiere eso, más allá de ver también la carrera. Eso es algo que también la serie acentuó, porque él hace cosas anormales, y eso gusta mucho. Ante lo hacía Daniel Ricciardo, hoy Lando Norris hace algo de eso. No puedo olvidarme que hasta hace algunos años los pilotos eran intocables, pero eso fue cambiando. En ese sentido, Colapinto es ideal para el circo tal cual está planteado. Sólo habría que ver cómo se podría comportar en caso de pasar a algún equipo grande. De momento, veo que personas como Flavio Briatore, que maneja al equipo Alpine, no deja de lado nada de lo que está pasando. ¡Y cómo hacerlo si cada vez que sube algo a sus redes sociales de Franco pasa de 20.000 a 300.000 likes en sus posteos!”, concluye Pinello.

Como cierre a tanta efervescencia por la serie, por Colapinto y por la F-1 en general, vale un dato: hoy, ir a ver el Gran Premio de Miami cuesta unos 3.600 dólares. Si llega a debutar Franco en Alpine en esa carrera, el precio podría subir 1.000 dólares más. Miren sino lo que se está ofreciendo es una delicatessen. Y para plato de entrada, qué mejor que prenderse a la pantalla y ver la serie.

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