Por Gonzalo Cabrera Terrazas y Benjamín Papaterra 14 Marzo 2025

El paddock del MotoGP en Termas de Río Hondo era un hervidero de emociones. Los fanáticos se amontonaban detrás de las vallas, con la ilusión de conseguir un autógrafo, una foto o simplemente ver de cerca a sus ídolos. Entre camisetas, gorras y banderas que se agitaban en el aire, se encontraban dos chilenos sosteniendo dos cascos firmados y con una sonrisa que delataba el éxito de su misión. Constanza Gallardo y Mauricio Siri lo habían logrado: Brad Binder, el piloto sudafricano de KTM, había dejado su firma en sus cascos, convirtiéndolos en un tesoro irremplazable.
“El momento fue maravilloso. Venimos también de la firma del casco de Fabio Quartararo. Esto lo esperamos hace meses”, contó Mauricio, todavía sin poder creerlo. No era la primera vez que conseguían un autógrafo, pero cada firma, cada encuentro con los pilotos, tenía un sabor especial.
Su travesía hasta Argentina había sido una aventura planificada con paciencia y precisión. Desde Santiago de Chile, recorrieron más de 1.500 kilómetros para llegar a la cita con el MotoGP.
“Tuvimos que planificar bien los tramos. Hicimos Santiago de Chile, Mendoza, La Rioja y Santiago del Estero. Nos estamos hospedando allá y venimos para acá todos los días”, explicó Constanza.
Aunque su amor por las motos es inmenso, sabían que el viaje en dos ruedas sería un desafío demasiado exigente. “Nos vinimos en camioneta con la moto arriba. La moto tenía que venir, pero la verdad, un viaje de 18 horas en moto es mucho”, admitió Mauricio entre risas. La moto en cuestión es una CBR 1000, una bestia de la velocidad que los acompaña en cada aventura y que forma parte esencial de su pasión.
La pasión que se inició por un amigo
El amor por el motociclismo no surgió de la nada. Para Mauricio, todo comenzó de manera inesperada. “Un colega del trabajo me pidió que lo acompañara a ver su primera moto… y caí. Después tuve que comprarme la mía, y bueno, el resto es historia”, recordó.
Lo que empezó como una simple compañía se convirtió en una pasión que lo llevó a vivir experiencias inolvidables.
Constanza, por su parte, compartió el entusiasmo con la misma intensidad. Para ella, el MotoGP no es solo una competencia; es un espectáculo que combina velocidad, adrenalina y destreza.
“El sonido de las motos es impresionante, la velocidad, la manera en que toman las curvas, todo. La verdad es que es una experiencia inigualable”, dijo emocionada.
Desde hace años, ambos siguen de cerca la trayectoria de Binder, el piloto que ahora les había dejado un recuerdo imborrable. Su estilo agresivo en pista y su capacidad para exprimir al máximo la KTM lo convirtieron en su referente. “Siempre admiramos la forma en que maneja. Tener su firma en nuestros cascos es un sueño cumplido”, afirmó Mauricio. Pero más allá de la emoción, hay algo que tienen claro: “Este casco no se va a usar. Se va a ir en un estante”, aseguraron, conscientes de que habían conseguido un recuerdo invaluable.