Carlos Scolari: “Nuestra vida mediática se ha expandido como nunca, hoy nos aburrimos pronto"
Es uno de los académicos que más ha investigado la intersección de tecnología y medios. Aquí habla sobre la forma en que consumimos contenidos, lo novedoso -y lo que no lo es tanto- en las nuevas plataformas y los temas de Sobre la evolución de los Medios, su último libro.

Por Sergio Silva Velázquez para LA GACETA
“Hay lecturas deterministas: no podemos explicar a Milei como una derivación pura de las redes sociales pero tampoco se puede excluirlas a la hora de analizarlo. Es parte de una fórmula o de un proceso complejo. Sacamos conclusiones del tipo: porque existen las redes la gente vota a Trump o candidatos de ultraderecha o movimientos conservadores. No es por culpa de Tik Tok o X: hay crisis económicas, malestar profundo, falta de expectativas de nuevas generaciones. Esto tiene que ver con los nuevos medios, nos aburrimos rápido, antes las guerras duraban 100 años, ahora queremos algo nuevo” dice Carlos Scolari, y sabe de qué habla. Doctor en Lingüística Aplicada y Lenguajes de la Comunicación, referente académico ineludible en su materia, hace años investiga, escribe y debate sobre medios: es conocido por haber formulado el concepto “hipermediaciones”, tal el nombre de su blog, súper recomendable. Hace 16 años Scolari se reincorporaba al mundo universitario en España luego de trabajar en una empresa de comunicación digital en Italia.
-¿En qué etapa estamos en este proceso de digitalización interactiva? ¿Hay muchos creadores de contenido y suficientes consumidores?
-Todos nos hemos convertido, en mayor o menor medida, en productores de contenido; se incrementó con los móviles y articular eso con las redes sociales produjo esta explosión de contenido. Nunca en la historia de la humanidad se sacaron tantas fotos, se escribió tanto, ni circuló tanta información.
-Sacar una foto de un cuadro en un museo o filmar un paisaje en el mundo en directo es una cuestión incorporada…
-Eso se ha integrado en la cultura, pensemos en las selfies, todos nos hemos sacado este tipo de fotos con fondo o con algún famoso; es una práctica consolidada, no sabemos si dejará de ser tendencia en el futuro. Estamos lejos del sistema donde mirábamos una pantalla sin hacer nada. Desde hace 20 años se hace difícil pensar en un ecosistema de medios sin que la gente participe. Prefiero este caos, incluso con las fake news y los algoritmos que segmentan. Yo crecí en la dictadura: había menos textualidad y era todo controlado.
-¿Consume contenidos de streamers o influencers?
-Una de las características del ecosistema es que hay muchas voces y que cualquiera puede enunciar. Las pocas incursiones que he hecho en ese mundo me han defraudado bastante porque me parece que tienen mucho éxito pero pocas veces han aportado algo nuevo. Me parece un broadcasting muy tradicional todavía, ¿no? Ibai Llanos hizo lo de Messi hace ya tres años y me pareció una transmisión de muy baja calidad, la puesta en escena, todo. En Argentina hay un boom pero habría que indagar más si representan una verdadera innovación. Lo que sí está claro es que ahora pueden hacer lo que antes era carísimo.
-Su nuevo libro habla de una emergencia, adaptación y supervivencia, ¿son conceptos afines o hay que tomarlos como cuestiones separadas?
-Es interesante la pregunta porque el libro salió en inglés como Sobre la evolución de los medios y el subtítulo “comprender el cambio mediático”, una referencia a (Marshall) Mc Luhan. La editorial sugirió cambiar el subtítulo y elegimos estos tres conceptos. Lo que explico de la adaptación y la supervivencia es cuando se quiere robar audiencia: el concepto te permite entender por qué los diarios y la tv han cambiado, adaptándose al nuevo ecosistema. Las nuevas narrativas televisivas hablan de una actual complejidad. Mis abuelos no habrían entendido Juego de Tronos, los flashbacks y flashforwards, hay 27 actores y diez locaciones y eso implica un esfuerzo cognitivo. Hay que entender esta televisión. Compará Juego de Tronos con La Isla de Guilligan, por ejemplo.
-Parece que el tiempo del contenido de las plataformas tiende a ser más breve…
-Sí, en las redes proliferan esos contenidos y los medios masivos han incorporado formatos breves pero los streamers hablan durante horas y los gameplayers se pasan 11 horas recorriendo el videojuego. Nuestra vida mediática y textual se ha expandido. Los maratones de series que se consumen durante 12 o 15 horas en un fin de semana.
-Se ha ocupado de las narrativas de calidad al abordar una serie como Breaking Bad en su blog y en X , o sea también trasvasa su campo investigativo
-Tengo muchos colegas de diferentes edades. Lluis Codina, por ejemplo, es un experto en seo, búsqueda bibliográfica sistemática y posicionamiento en redes; tiene una actividad fuerte en redes y un blog (https://www.lluiscodina.com) muy potente sobre cómo hacer investigación académica. Mi sintonía es esa: libros en el blog, contenidos más light o breves en X. Comencé cuando en Twitter había un clima más democrático, menos agresivo que el de hoy con la algoritmización. Tampoco eso es algo nuevo: en el mundo académico hace 15 años que discutimos eso, de hasta donde esto te aísla, y generan problemas por la monetización salvaje de tus datos y gustos. Pero claro, esa segmentación puede decantar en un algoritmo que retroalimente una tendencia, enviándote más contenido vinculado con una adicción, pornografía o delito, o discursos de odio. Las grandes corporaciones se han manejado con muy poco criterio ético. Los estados deberían intervenir en esto pero no lo hacen.
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