Sociedad inaudita

Las discusiones por la vestimenta y las decisiones de un colegio se llevaron la atención de ciudadanos que eligen buscar culpables y agredir en las redes sociales antes de construir. La cosa pública es un fiel reflejo de esas actitudes; por eso las denuncias o investigaciones judiciales pueden terminar siendo un meme antes que un hecho central.

Sociedad inaudita

Cuando la semana empezaba a despedirse se armó un alboroto por la vestimenta con que una madre asistió al colegio de su prole. Desde la institución educativa pidieron evitar este tipo de actitudes. Desde el otro lado hubo pulgares hacia arriba y también otros hacia abajo por la advertencia. A medida que se empezó a difundir el hecho hubo críticas severas por la difusión de lo sucedido. Hubo víctimas y victimarios. Aparecieron los bienaventurados y los réprobos. Apareció la malicia para agredir sin importar hijos ni entenados. El debate trascendió su marco. Las redes sociales hicieron de las suyas. No faltó la agresiva y violenta condena en los grupos de madres en los que se comparten necesidades y deberes de los chicos para compartir memes irónicos, divertidos pero también ofrensivos y descalificantes. Impiadosos. Lo más claro es que hubo quienes señalaron con el dedo al prójimo. Se trataba de los mismos actores que ponen el grito en el cielo cuando sienten que sus pequeños son ofendidos por un compañero. Apareció la sociedad inaudita, dispuesta a linchar al otro. La discusión de si la libertad de andar por el mundo como se quiera o de cuidar cierto decoro en una institución fueran estupideces. Lo importante terminó siendo que los actores de este siglo XXI volvieran a la edad de piedra.

Es esta sociedad la que se expresa a diario sin preguntarse mucho las razones ni los porqués. Tal vez sea el resultado de ese mundo líquido del que se explayaba y profundizaba un sabio de nuestra era como Zygmunt Bauman. Él solía describir cómo nos desenvolvíamos en estructuras que se iban derritiendo y perdiendo solidez y por lo tanto las relaciones humanas, los valores y, nada menos, las instituciones se volvían transitorias, volátiles. Todo es indiferente y frágil. Bauman, quien se despidió de este mundo en 2017 señala que el individualismo de la sociedad debilita los lazos sociales y la solidaridad, por lo tanto el ciudadano o el vecino se vuelven indiferentes hacia el problema de los demás y se deteriora el compromiso con el bien común.

Sin prójimos

Es esta misma sociedad la que eligió como eligió. Es la que toma decisiones y delega su poder. Es la que descerrajó su hartazgo con la corrupción kirchnerista y les dijo a todos los demás políticos que quería alguien diferente que los representase. Y parece que hasta en los excesos se están reflejando. La violencia y el destrato estuvieron en las calles y dentro de un lugar sagrado como debería ser el Congreso de la Nación donde terminaron agarrándose a las piñas. Nadie se sorprende porque el respeto institucional se diluyó por las alcantarillas. Es que cuando un hombre de poder se enoja, sea presidente, gobernador, diputado o senador, pierde su liderazgo y abandona el rol que la sociedad le ha delegado.

Bauman se preocupa por analizar cómo todo este proceso deviene en miedo en la sociedad contemporánea. Ello genera una demanda de seguridad que termina justificando la vigilancia y el control. Pero también desarrolla la desconfianza hacia los demás y la indiferencia. Todo se identifica en una sociedad en soledad, vaya paradoja. Sin prójimos. Tal vez por eso ayer al mediodía en una estación de servicio las mesas no debatían temas candentes de la vida pública se enredaban lo que había ocurrido en aquella institución educativa o en el estamento de los padres. Unos se divertían viendo memes y otros despotricando contra el colegio o contra la mamá y su des-vestimenta. Hacían leña del árbol caído. No construían una idea.

Algo así también pasa con el debate público.

Bauman, en tucumano básico

El gobernador de la provincia es el hombre más poderoso de estos 22.000 kilómetros cuadrados subtropicales y nada con gran destreza en estas procelosas aguas comarcanas. Intuitivo como buen político de experiencia, profundiza sus acciones en el área de seguridad y hasta se mete en los temas que hay en el hogar, como fueron las amenazas de bomba en los colegios; o, hace pocas jornadas, aquellos de pedir a los padres responsabilidad en el ya famoso Último Primer Día (UPD). También es un pez en el agua del Congreso donde se hace necesario ante el poder nacional mileísta e invisible al peronismo crítico de las afinidades con la Nación. Mientras a Tucumán le vaya bien todo retorcimiento dialéctico se puede justificar y aceptar.

Pero en el medio están las instituciones. Inevitablemente surge la pregunta: ¿Una investigación para saber qué pasó con fondos públicos le hace bien o mal a Tucumán?

Como si fueran las mesas del bar de la estación de servicio para responderla se empezarán a desgranar las acusaciones. Y detrás de ellas las operaciones. Porque como ya nos dijo Bauman, todo es transitorio y volátil. Entonces, para los hombres públicos y poderosos la denuncia de la Procelac sobre el uso de fondos públicos es una simple operación de la oposición en tiempos electorales y por lo tanto no tiene importancia. Es un aprovechamiento o complicidad de la prensa por lo tanto también ya pasará o la misma corrupción llamará al olvido.

Es comprensible porque así como el ciudadano común siente la ansiedad por centrarse en el presente inmediato y evitar los compromisos a largo plazo, lo mismo ocurre con las figuras públicas que se sumergen en la indiferencia hacia determinadas cuestiones como una forma de protección.

Distraídos

En este presente despiadado e indiferente, la Nación prefiere mirar al costado en estas cuestiones que tienen que ver con la provincia. En esa debilidad brutal que tiene en el Congreso, los votos peronistas y tucumanos son fundamentales para caminar. Por lo tanto cualquier cuestión que afecte la tranquilidad de la gestión del gobierno comarcano se diluye. No tiene importancia. Es curioso como las críticas a la casta son como mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Como si hubiera dos tipos de castas. Las debilidades políticas de la Nación hicieron que cuando alguien golpeó puertas para saber qué pasaba en la Nación con esta investigación sobre el manejo de 36.000 millones de pesos, nadie respondió. Se vienen votaciones fuertes en el Congreso y eso afecta los oídos aparentemente.

Las estructuras de las intendencias mencionadas por la Procelac (Monteros, Famaillá, Banda del Río Salí y Lules) no pierden tiempo y revisan papel por papel. Seguramente, para distraerse porque sería innecesario si sólo se tratara de operaciones como se consignó en ámbitos oficialistas.

Mientras el poder político mira para otro lado, es la Justicia Federal la que tiene en sus escritorios el expediente de la Unidad de Investigación Financiera (UIF) y la denuncia del titular de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac). La Justicia hace mucho tiempo que no encuentra su independencia y baila la música que el poder político le pone. No obstante, en algunos despachos el expediente firmado por el fiscal general Diego Velasco se mueve.

“Fue llamativa la cantidad de operaciones concertadas en un mismo día. A modo meramente enunciativo se indicó que el 10 de mayo de 2023 se efectuaron 11 operaciones por 30 millones de pesos cada una y una operación por 10 millones de pesos, por lo tanto en esa fecha se produjo una salida total de 340 millones de pesos”, afirma Velasco cuando denuncia la situación de Banda del Río Salí. “También se aludió -agrega el fiscal general- que el análisis realizado sobre los movimientos de la cuenta permitió identificar dos períodos concretos, dentro de los cuales se extrajo en efectivo el mayor flujo de fondos. El primer período comenzó los meses de abril a junio de 2023, mientras que el segundo se observó entre los meses de agosto y octubre del mismo año. A partir del estudio practicado sobre las tendencias, las curvas crecientes al comienzo de ambos períodos, sus puntos de inflexión y la posterior baja de los volúmenes operados se mencionó que dicho patrón guardaría relación con las fechas en se efectuaron las elecciones provincial, Paso y presidenciales”, insiste el fiscal. En el mismo escrito a fojas dos indica que el intendente de esa municipalidad en ese entonces, Jorge Darío Monteros explicó que las extracciones en efectivo estaban vinculadas al “pago de haberes del personal no bancarizado” y “a fin de evitar posibles situaciones conflictivas”. Según el fiscal tales argumentos carecían de justificación teniendo en consideración que como consecuencia de dicha informalidad y la falta de documentación que justifique las referidas operaciones no era posible determinar qué tipo de servicios brindaría el personal”.

El fiscal general derivó a la Justicia Federal de Tucumán y quedó a cargo del fiscal Rafael Vehils Ruiz (subrogante por las vacantes). Los planteos de Velasco guían la investigación para que se siga la ruta del dinero. En esos intríngulís andan en la Justicia para determinar de dónde salieron esos fondos que se recibieron en cheques por ventanilla. Si fueron por cuestiones salariales como declaró oportunamente el intendente de entonces deberían ingresar a la cuenta municipal a través del Pacto Fiscal que supo inventar alguna vez José Alperovich y que perfeccionaron sus sucesores. Pero si fuera por este medio surge la pregunta ¿se aumentaron los salarios en Banda del Río Salí y después de los comicios bajaron?. Otras pregunta es ¿se adelantaron fondos desde el Poder Ejecutivo? Eso es curioso porque los pagos por el pacto fiscal son a mes vencido. La Justicia aún no ha desenredado la madeja así que son todas suposiciones.

Hay una voz de la sociedad que se repite diciendo que “el hábito no hace al monje”. En este siglo XXI volátil no hace al monje, pero sí al culpable. Se lo puede ver en la entrada de un colegio o en el Salón Oval de la Casa Blanca. Aquella frase seguramente repetida por alguna abuela sugería que muchas veces es necesario ser más que parecer.

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